La laicidad divide a la izquierda en Francia

Es uno de los principios fundamentales de la Rep¨²blica Francesa y tambi¨¦n uno de los m¨¢s debatidos. La laicidad vuelve a ser tema de disputa en la izquierda entre partidarios de una concepci¨®n m¨¢s conciliadora con las religiones, y los que defienden su aplicaci¨®n m¨¢s estricta. En el contexto del terrorismo yihadista que ha golpeado duramente Par¨ªs en el ¨²ltimo a?o, la divisi¨®n ha resurgido a tenor de una declaraci¨®n de la fil¨®sofa Elisabeth Badinter, en la que llama a no bajar la guardia.

Invitada por la emisora France Inter con motivo del primer aniversario de la matanza de Charlie Hebdo, Badinter hizo una defensa cerrada de la laicidad: "No debemos tener miedo a que nos tilden de islam¨®fobos". En esta entrevista del pasado 6 de enero, apuntaba a que este temor ha sido utilizado durante a?os como "arma contra la laicidad". Las reacciones de indignaci¨®n fueron inmediatas, incluida la de Nicolas Cad¨¨ne, relator general del Observatorio por la Laicidad, un organismo p¨²blico puesto en marcha en 2013 que depende del primer ministro, Manuel Valls.

La divisi¨®n ha resurgido a tenor de una declaraci¨®n de la fil¨®sofa Elisabeth Badinter, en la que llama a no bajar la guardia

Valls, partidario de una "laicidad intransigente", sali¨® a principios de esta semana en defensa de Badinter y acus¨® al Observatorio de "alterar la realidad de la laicidad". En el punto de mira de Valls est¨¢ el exministro socialista y director del organismo, Jean-Louis Bianco, considerado demasiado conciliador con la religi¨®n. Valls le reprocha haber compartido firma en una tribuna de repulsa al terrorismo publicada tras los atentados de noviembre con personalidades consideradas cercanas a los Hermanos Musulmanes (aunque tambi¨¦n la firmaron el Gran Rabino de Francia y el presidente de la Federaci¨®n Protestante).

Detr¨¢s de la pol¨¦mica se esconden viejas rencillas personales que agitan desde hace tiempo al Observatorio y posiblemente c¨¢lculos pol¨ªticos para frenar el auge de la extrema derecha, que denuncia el retroceso de la Rep¨²blica ante el islam. Pero responde tambi¨¦n a un debate de fondo que desde los ochenta se ha cristalizado en torno a la pr¨¢ctica del culto musulm¨¢n. "Siempre ha habido dos grandes escuelas de la laicidad, la primera m¨¢s pro derechos humanos y antirracista y la segunda m¨¢s republicana, que considera que el derecho a la diferencia no puede justificar la diferencia de derechos", resume as¨ª en el diario Le Monde Jean Galvany, miembro del Observatorio y cr¨ªtico con su director: "Los socialistas deber¨ªan hacer la s¨ªntesis entre los dos, pero Bianco ha tomado partido por la primera escuela".

"La laicidad viene de un doble movimiento, uno m¨¢s cr¨ªtico con la religi¨®n y uno que busca mantener la paz social", recuerda Rita Hermon-Belot, directora del Centro de Estudios Interdisciplinario de los Hechos Religiosos del CNRS/EHESS. La ley garantiza, por una parte, la libertad de culto y, por otra, consagra la separaci¨®n de las Iglesias del Estado. Para la historiadora Valentine Zuber, que ha salido en defensa de Bianco, "la ley consagra la neutralidad religiosa de las instituciones p¨²blicas pero no de la sociedad", algo que buscar¨ªan los partidarios de un laicismo m¨¢s radical.