Si tu retrato valiera mi hambre...
El desaf¨ªo es saber si el chavismo ha servido a Venezuela para que sea posible una transici¨®n
Hubo un momento en el que Am¨¦rica Latina se parec¨ªa a aquel pueblo imaginario llamado Macondo que Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez describi¨® en Cien a?os de soledad. Un lugar que, entre muertos que vuelven de la muerte, la soledad del pozo y aquella consigna: ¡°?Cabrones! ?Viva el partido liberal!¡±, evoca el arte del canibalismo con el que los latinoamericanos siguen dando el espect¨¢culo de acabar unos con otros.
Confieso que me impresion¨® la voz del nuevo presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Henry Ramos Allup, porque comenz¨® hablando como si fuera un chavista m¨¢s, con gestos teatrales, cumpliendo con el viejo t¨®pico de la Madre Patria que establece que cuando los espa?oles dicen que van a hablar claro, en realidad quiere decir que van a chillar, y cuando anuncian que dir¨¢n la verdad, normalmente quiere decir que te van a insultar.
Por eso, cuando Ramos orden¨® descolgar los retratos de Hugo Ch¨¢vez y de Sim¨®n Bol¨ªvar del Palacio Legislativo y dijo: ¡°Si tienen una devoci¨®n por Ch¨¢vez, que le enciendan velas¡±, mi primera impresi¨®n fue que eso favorec¨ªa m¨¢s al presidente, Nicol¨¢s Maduro, y al anterior presidente del Parlamento, Diosdado Cabello, que a la causa de la libertad. Incluso llegu¨¦ a pensar que el miedo latente al gran fracaso de la transici¨®n venezolana ya estaba en las calles porque hablaban m¨¢s las armas que las voces. Y cre¨ª que ese posible fracaso tambi¨¦n amenazaba al Parlamento porque, una vez m¨¢s, cuenta con un men¨² tan variado y rico que corre el riesgo de que le hagan algo que en pol¨ªtica es muy com¨²n y normal: comprarlo.
Sin embargo, el hecho de que Maduro presentara su informe anual ante una Asamblea de mayor¨ªa opositora, despu¨¦s de que se acusara al chavismo de intentar un golpe de Estado de la mano de Cabello, me pareci¨® el primer s¨ªntoma de que la transici¨®n en el pa¨ªs caribe?o ya ha empezado. Aunque habr¨¢ choques y puede descarrilarse el proceso porque la realidad que tienen que administrar, tanto los chavistas como la oposici¨®n, es despiadada y refleja la insatisfacci¨®n de un pueblo cuyas necesidades b¨¢sicas no se han cubierto. Adem¨¢s, al observar el di¨¢logo entre Ramos y Maduro, hay que entender que el Ej¨¦rcito venezolano ya no est¨¢ dispuesto a te?ir de sangre las calles para defender el ideal chavista. No hay que olvidar que en 14 a?os de mandato de Hugo Ch¨¢vez no hubo tantos muertos como en los casi tres a?os de la presidencia de Maduro.
El Ej¨¦rcito venezolano sabe que los hijos del pueblo tienen que alimentarse. Aunque uno tenga buenas intenciones o una obra como El peque?o libro rojo de Mao, si no hay presupuesto para satisfacer las necesidades del pueblo, ni hay chavismo ni hay oposici¨®n porque simplemente deja de existir. As¨ª que considero que estamos ante un buen inicio, por el debate, por la forma y porque el decreto de medidas excepcionales en materia econ¨®mica ya no puede ser parte de la propaganda para la guerra civil en ese pa¨ªs.
Ahora debemos leer entre l¨ªneas lo que est¨¢ pasando. Mientras se escucha la nueva voz de Ramos, Cabello s¨®lo se dedica a hacer m¨¢s ruido, a pesar de que ya no tiene poder en el Gobierno y su intento de convertirse en ministro de Defensa fue vetado ¡ªaparentemente sin la intervenci¨®n de Maduro¡ª por los militares. En ese contexto, la clave radica en poner en marcha un programa para iniciar la transici¨®n econ¨®mica en Venezuela y as¨ª ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil que una Comisi¨®n de la Verdad abra paso a una Ley de Amnist¨ªa ¡ªimpulsada por la oposici¨®n¡ª que permitir¨¢ liberar a presos pol¨ªticos como Leopoldo L¨®pez. No habr¨ªa que extra?arse si el r¨¦gimen empieza a invocar a Nelson Mandela.
Pero lo que ocurre en Venezuela debe responder a una pregunta: ?Son posibles las transiciones en el siglo XXI? Porque durante el siglo XX, tanto en Espa?a como en el resto del mundo, las transiciones fueron posibles porque hab¨ªa algo que perder. De lo contrario, el ¨²nico camino era la revoluci¨®n. Por tanto, el desaf¨ªo hoy es saber si, adem¨¢s de buenas intenciones y discursos, el chavismo ha servido al pueblo de Venezuela para que, en lugar de una revoluci¨®n, sea posible una transici¨®n. Porque al final el encontronazo no se producir¨ªa s¨®lo por la amnist¨ªa de los presos pol¨ªticos, sino tambi¨¦n por la capacidad para generar confianza en el mercado interno y externo. As¨ª se dar¨ªa fin a esa caricatura en la que Venezuela acabar¨ªa siendo como Corea del Norte.
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