El plagio del candidato Acu?a
En Per¨², todo vale para alzarse con dinero y poder
Seg¨²n los medios peruanos, existen pruebas contundentes de que C¨¦sar Acu?a, aspirante a la presidencia del Per¨², plagi¨® su tesis doctoral. La Universidad Complutense de Madrid ha prometido una investigaci¨®n y un pronunciamiento sobre el caso, que esperemos no demore mucho tiempo. Si los peruanos lo votan presidente en abril pr¨®ximo, ?acaso un eventual fallo de la Complutense dando testimonio inequ¨ªvoco de que los peruanos han encumbrado a un supuesto farsante no tendr¨ªa un impacto terrible sobre la naci¨®n peruana?
Es por ello que respetables analistas, periodistas e intelectuales reclaman que el Sr. Acu?a renuncie, una salida que el candidato categ¨®ricamente ya ha rechazado. Pero antes de juzgarlo y condenarlo, los que en estos momentos enarbolan la bandera de la decencia debieran recordar que el Sr. Acu?a est¨¢ con magn¨ªfica compa?¨ªa: nadie menos que todo un ¨ªcono universal del liderazgo emblem¨¢tico, el reverendo Martin Luther King, tambi¨¦n plagi¨® su tesis doctoral. Claro, la diferencia es que la estafa sali¨® a la luz muchos a?os despu¨¦s de su asesinato. ?Qu¨¦ habr¨ªa dicho, qu¨¦ actitud habr¨ªa adoptado el incansable luchador por los derechos civiles de haber sido sorprendido cuando en vida? ?Habr¨ªa desmerecido la seriedad del enga?o? ?Se habr¨ªa hecho un ba?o de contrici¨®n?
Nunca lo sabremos. Lo que s¨ª sabemos es que todos somos imperfectos, todos podemos ceder a la tentaci¨®n de hacer lo incorrecto, todos podemos caer en el olvido de que la ¨¦tica es inseparable del comportamiento humano. Y tambi¨¦n sabemos que imperfecciones, tentaciones y olvidos se aten¨²an en unos m¨¢s que en otros, y que todo se hace visible por la trayectoria de nuestras conductas, en la huella que al final dejamos. Martin Luther King, plagiador de su tesis doctoral, ha pasado a la historia por haber cambiado todo un mundo mediante la pr¨¦dica pac¨ªfica de la igualdad entre los hombres.
No sabemos c¨®mo C¨¦sar Acu?a va a pasar a la historia pero s¨ª sabemos que es una persona muy interesante. Sali¨®, como se dice aqu¨ª en el Per¨², ¡°desde abajo¡± y me imagino que a punta de empe?o y esfuerzo, ha hecho fortuna. La iron¨ªa es que la educaci¨®n universitaria es fuente principal de su cuantioso capital. Aprovech¨¢ndose de una ley aprobada por el gobierno de Alberto Fujimori para fomentar la inversi¨®n privada, Acu?a fund¨® una universidad que hoy cuenta con m¨¢s de cien mil estudiantes. Interesante esquema que durante muchos a?os desaloj¨® la educaci¨®n del debate p¨²blico. Y que, en el nombre del libre mercado, potenci¨® las competencias de empresarios privados para ¡°vender educaci¨®n.¡± No importa si el producto es de p¨¦sima calidad. El resultado es un sistema que cuenta con m¨¢s universidades que el Reino Unido, una f¨¢brica de hacer millones para los due?os y cartones a cientos de miles de estudiantes.
Si Martin Luther King ilumin¨® e inspir¨® a millones con su pr¨¦dica, C¨¦sar Acu?a personifica el car¨¢cter distintivo de estos tiempos: la ambici¨®n que antepone la meta individual al bien com¨²n. Su ¡°pecado¡± es operar en un medio donde, desde hace no menos de tres d¨¦cadas prima el ¡°todo vale¡± para alzarse con dinero y poder. Considerando los c¨¢nones que rigen las conductas de muchos peruanos, ¡°lo ha hecho muy bien¡±.
Tan, pero tan bien, que ha podido fichar en su equipo a personalidades de primer nivel. Entre ellas, a intelectuales, pol¨ªticos y t¨¦cnicos que tuvieron una conducta extraordinariamente distinguida durante la lucha para acabar con la dictadura de Alberto Fujimori, tal vez el gobierno m¨¢s corrupto de la historia del Per¨². Hasta la fecha, no s¨¦ de ninguno de ellos que haya presentado su renuncia o suspendido su participaci¨®n en la campa?a. Desolador, por cierto.
No, no es necesario esperar el pronunciamiento de la Complutense sobre el supuesto plagio del candidato Acu?a. Muchos en el Per¨² se encandilan con el exitismo falso y superficial, muchos se han acostumbrado a vivir episodios que deber¨ªan provocar espanto, muchos no reconocen la degradaci¨®n social que vivimos. Ojal¨¢ un d¨ªa despierten.
* Jorge L. Daly ejerce c¨¢tedra en la Universidad Centrum ¨C Cat¨®lica de Lima.
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