Bogot¨¢ se ahoga por la contaminaci¨®n
La capital de Colombia registr¨® en enero los niveles de poluci¨®n m¨¢s altos en tres a?os
El indicador que mide el nivel de contaminaci¨®n en Bogot¨¢ parece moverse al mismo ritmo en que avanzan los carros y los buses en la ciudad. Casi todos los d¨ªas ocurre lo mismo. Muy temprano, en el occidente de la ciudad, el mapa que recoge datos oficiales se pone en color rojo. Mientras avanza la jornada, en el centro, se ilumina con el mismo color que, seg¨²n la medici¨®n, indica que el nivel de part¨ªculas contaminantes es mayor y perjudicial para la salud.
En enero, el rojo en el mapa de la capital de Colombia se ilumin¨® m¨¢s de la cuenta y por eso termin¨® siendo el mes con m¨¢s poluci¨®n en los ¨²ltimos tres a?os, una situaci¨®n que se puede agravar debido a los incendios forestales de los ¨²ltimos d¨ªas. Los bogotanos, que procuran caminar r¨¢pido, parecen resignados a lidiar con la contaminaci¨®n que en ciertas horas se siente en la ciudad. Las paredes negras, manchadas de holl¨ªn, aparecen como tel¨®n de fondo en zonas como la Avenida Caracas, en el centro de Bogot¨¢, donde los buses de TransMilenio disparan m¨¢s de un 50 % de contaminantes.
Los valores promedios de PM10 y PM2.5, como se le conoce a las part¨ªculas generadas entre otros por la combusti¨®n de los autos y buses con motor a di¨¦sel, se situaron en enero, seg¨²n informaci¨®n de la Secretar¨ªa de Ambiente, por encima de los a?os anteriores en un 33 % y 45%. Las m¨¢s peque?as, las PM2.5, son hasta cien veces m¨¢s delgadas que un cabello humano y su efecto en la salud es peor debido a que penetran con mayor facilidad en las v¨ªas respiratorias y en el torrente sangu¨ªneo.
El fen¨®meno se debe a las condiciones meteorol¨®gicas adversas caracterizadas por inversiones t¨¦rmicas m¨¢s fuertes, que se traduce en la afectaci¨®n de la circulaci¨®n y la mezcla del aire en las capas bajas de la atm¨®sfera. ¡°A medida que se fue incrementando el parque automotor y el n¨²mero de viajes, las emisiones son mayores y al no tener una buena diluci¨®n de los contaminantes estos se quedan en la parte baja de la atm¨®sfera bogotana¡±, dice la entidad. Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) el promedio de part¨ªculas por cada metro c¨²bico de aire debe ser de 20 microgramos; la legislaci¨®n colombiana la establece en 50. Muchas capitales del mundo triplican esa cifra. En Bogot¨¢, con nueve millones de habitantes, se ha llegado a alcanzar m¨¢s de 300 microgramos.
¡°El transporte es el mayor contribuyente de part¨ªculas, cada a?o la contaminaci¨®n deja al menos a 10.000 personas enfermas en la ciudad¡±, explica N¨¦stor Rojas, profesor asociado de Qu¨ªmica y Ambiental en la Universidad Nacional. Cada vez es menos raro ver a la gente que camina por las principales v¨ªas de Bogot¨¢ intentando protegerse de las nubes de humo negro que expulsan los buses viejos y los no tan antiguos, conocidos como Sitp, que dejan a su paso una mancha en el aire.
Da?os a la salud
Un estudio de Rojas junto a otros acad¨¦micos se?ala que con la reducci¨®n de la concentraci¨®n de contaminantes hasta alcanzar los 50 microgramos en toda la ciudad de Bogot¨¢, entre 2010 y 2020 podr¨ªan evitarse alrededor de 21.000 muertes por exposici¨®n a largo plazo para la poblaci¨®n mayor de 30 a?os; m¨¢s de 12.000 hospitalizaciones por causas respiratorias y cerca de 3.800 atenciones en salas de urgencias. ¡°Se obtendr¨ªan beneficios econ¨®micos alrededor de 180.000 millones de pesos (cerca de 54 millones de d¨®lares) en los costos de enfermedad¡±, dice el informe.
El m¨¦dico Gonzalo D¨ªaz Murillo, especialista en Telemedicina, ha llevado un registro gr¨¢fico de la contaminaci¨®n en Bogot¨¢ desde hace diez a?os. ¡°Un d¨ªa empec¨¦ a sentirme mal, con tos cada vez m¨¢s frecuente. Me di cuenta de que el humo de los buses, que parece normal en el panorama diario, me hac¨ªa da?o¡±. D¨ªaz Murillo busc¨® filtros purificadores para su casa y oficina y cre¨® una p¨¢gina en la que sube v¨ªdeos y las fotos del tr¨¢fico de la capital. Con im¨¢genes trata de denunciar, por ejemplo, c¨®mo la entrada de 9.000 buses al parque automotor de Bogot¨¢ el a?o pasado empeor¨® el ambiente. Dice que con frecuencia recibe consultas de afectados por la poluci¨®n.
Las personas que trabajan en las arterias principales de la ciudad como la carrera S¨¦ptima cuentan c¨®mo han sentido en el cuerpo el humo que tragan mientras venden jugos o peri¨®dicos. A veces les da conjuntivitis, tos, alergias. Se tapan con un pa?uelo, con la mano, con lo primero que se les ocurra durante el tiempo que transcurre entre bus y bus. "Uno de repente siente que est¨¢ dentro de una nube de humo y ya no puede hacer nada", dice una vendedora de bebidas que pasa seis horas al d¨ªa expuesta a la contaminaci¨®n de los veh¨ªculos en Bogot¨¢.
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