Cuando la reinserci¨®n es una odisea
El 64% de los reclusos en M¨¦xico vuelve a delinquir. Esta es la historia de un hombre que lucha por una segunda oportunidad
A Iven no le gusta contar su historia, por lo que ahorra en detalles. Nervioso, sentado en la cafeter¨ªa del campus, explica a media voz qu¨¦ lo ha llevado a estudiar una carrera a sus 34 a?os. ¡°Cuando era joven comet¨ª un error que se convirti¨® en delito y un delito que me cost¨® 13 a?os de mi vida¡±. De su etapa en prisi¨®n, destaca el hacinamiento y las infecciones. ¡°La gente dorm¨ªa en las letrinas, en los ba?os, en un cubo de agua¡ est¨¢bamos en el espacio de una cancha de baloncesto unas mil personas¡±. Apenas hab¨ªa cumplido los 18 cuando rob¨® un furg¨®n blindado en posesi¨®n de un arma. ¡°Crec¨ª en un hogar desintegrado, con mi mam¨¢ nada m¨¢s. Ella trabajaba ma?ana y tarde, tuve malas amistades y una cosa me llev¨® a la otra¡¡± esgrime para hacer entender su origen, similar al de otros presos. Le dieron 31 a?os de condena y consigui¨® la libertad condicional despu¨¦s de pasar m¨¢s de una d¨¦cada en la c¨¢rcel. Ese tiempo s¨®lo le sirvi¨® para acabar la preparatoria (el bachillerato) y proyectar una vida mejor fuera, sin imaginar, ni de lejos, las dificultades que le esperaban al volver al mundo real. Su experiencia es recogida ahora en un documental para tratar de concienciar a M¨¦xico sobre los problemas que enfrentan los reclusos en su reinserci¨®n.
¡°Cuando se obtiene el beneficio de libertad anticipada, este derecho no es totalmente pleno¡±, explica Roberto Ruiz Cort¨¦s, abogado del ¨¢rea jur¨ªdica de la organizaci¨®n civil Documenta. ¡°La persona debe presentarse a firmar a una instancia de Gobierno cada 8 d¨ªas y en ocasiones no tiene IFE (la identificaci¨®n oficial). Por ello, el reci¨¦n liberado se encuentra con muchas limitaciones cuando busca un empleo¡±.
¡°Trat¨¦ de trabajar como repartidor de pizza, ch¨®fer, haciendo encuestas, en todos me batearon, necesitaban mi IFE. El sistema te obliga a que salgas de lavacoches o de barrendero, empleos irregulares y muy mal pagados¡±, relata Iven. ¡°Pasas 13 a?os de tu vida queriendo hacer algo m¨¢s y cuando sales te encuentras con que tienes derecho a un sueldo de 1.000 u 800 pesos la semana (55 o 44 d¨®lares). Es muy complicado ese proceso. Muchos en M¨¦xico se autoemplean y otros tantos regresan [a prisi¨®n] porque necesitan mantener una familia y no les alcanza, as¨ª que reinciden¡±.
Seg¨²n la organizaci¨®n Documenta, el 64% de los reclusos en M¨¦xico vuelve a delinquir, un indicador clave para medir la efectividad del sistema de reinserci¨®n. La asociaci¨®n ha emprendido una campa?a -Libertad sin trabas- para promover la inclusi¨®n de las personas que salen de la c¨¢rcel en la sociedad, bajo la premisa de que el sistema actual no solo no se enfoca a ello, sino que dificulta la readaptaci¨®n del individuo. ¡°?En qu¨¦ clase de trabajo te dan permiso para faltar una vez por semana?, ?qui¨¦n puede contratarte si no tienes identificaci¨®n oficial?¡±, se pregunta Iven. Desde prisiones, los programas que ofrecen un puesto de trabajo al salir son muy escasos y no abarcan a la mayor parte de la poblaci¨®n reclusa.
Seg¨²n las ¨²ltimas estad¨ªsticas del Sistema Penitenciario, las c¨¢rceles se encuentran al 126% de ocupaci¨®n, aunque los porcentajes var¨ªan por Estado. En la Ciudad de M¨¦xico, donde se encuentra el mayor n¨²mero de presos (18% del total), se llega a una sobrepoblaci¨®n del 172% (38.668 reclusos para una capacidad de 22.411). En total, el sistema penitenciario tiene capacidad para alojar a 203.228 reclusos, 54.063 menos de los que en realidad acoge. Existen en el pa¨ªs 387 centros y m¨¢s de 200 est¨¢n saturados: 285 son estatales, 11 de la capital, 17 del Gobierno Federal y 74 municipales.
¡°La sobrepoblaci¨®n conlleva falta de oportunidades de trabajo, educaci¨®n, servicios de salud obsoletos y mucha corrupci¨®n. Todo eso genera estr¨¦s, lo que deriva en violencia¡±, asegura el abogado Roberto Ruiz Cort¨¦s. El tr¨¢fico de drogas dentro de los penales agrava la situaci¨®n.
¡°La droga corre como moneda de cambio [dentro de la prisi¨®n], se manejan grandes cantidades de dinero y en la mayor¨ªa de los casos s¨ª est¨¢n coludidas las autoridades¡±, relata Iven.
Seg¨²n Documenta, el incremento de la poblaci¨®n penitenciaria en los ¨²ltimos a?os se debe en gran medida a la ampliaci¨®n del cat¨¢logo de delitos graves y a la falta de criterios para imponer medidas cautelares distintas a la prisi¨®n preventiva. ¡°Actualmente M¨¦xico es el tercer pa¨ªs en Latinoam¨¦rica con mayor n¨²mero de ciudadanos privados de su libertad y el 41% de los reclusos se encuentran en espera de una sentencia¡±. El 60% de las sanciones se asocian con delitos menores y s¨®lo el 12% se vincula con delitos graves como homicidio, violaci¨®n y robo con violencia.
Despu¨¦s de varios intentos, Iven consigui¨® una plaza en una Universidad p¨²blica de la capital. Era el ¨²nico centro en el que carecer de IFE no fue un impedimento para hacer la matr¨ªcula. A la vez que estudia, trabaja para costear sus gastos y la manutenci¨®n de su hija. ¡°En este caso un amigo me dio la oportunidad, pero si ¨¦l quiebra, tendr¨ªa que dejar la carrera¡±, sentencia. Las segundas oportunidades se pagan caras en M¨¦xico.
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