La ¡®retirada t¨¢ctica¡¯ de Tsipras
Maniatado por los acreedores, el primer ministro ha aparcado sus propuestas electorales


El primer a?o de Gobierno de Syriza en Grecia ha estado marcado por las limitaciones impuestas por los acreedores y, sobre todo, por la crisis del verano pasado, que coloc¨® al pa¨ªs al borde del Grexit y se cerr¨® con la firma del tercer rescate (86.000 millones, tres a?os) y la ruptura en dos mitades del partido. La metamorfosis de Alexis Tsipras, que en estos 12 meses ha preterido buena parte de sus promesas electorales, parece total, aunque para su c¨ªrculo m¨¢s pr¨®ximo se trata s¨®lo de una retirada t¨¢ctica y no de una dejaci¨®n de principios.En plena batalla por la reforma de la seguridad social ¨Ctraum¨¢tica pero apoyada por el 51,2% de los griegos-, el modelo de transformaci¨®n social y pol¨ªtica que Syriza supuso para otros pa¨ªses del sur de Europa parece haberse difuminado. Pero Tsipras sigue siendo el pol¨ªtico m¨¢s valorado (34,8%, la mitad que hace un a?o), si bien la conservadora Nueva Democracia saca a Syriza una ligera ventaja (20,8% frente a 19,5%) tras la elecci¨®n de su nuevo l¨ªder.
El pasado 24 de enero, en un d¨ªa fr¨ªo como el acero en Atenas, Tsipras se dirig¨ªa a las 4.000 personas congregadas en un pabell¨®n deportivo a las afueras de la ciudad para conmemorar el primer aniversario de su victoria en las urnas. El ambiente era de celebraci¨®n contenida, sin alharacas, y el adem¨¢n del primer ministro, el que viene siendo habitual en ¨¦l en los ¨²ltimos meses: tenso, apagado y sin su amplia sonrisa caracter¨ªstica. Un Tsipras algo ensimismado frente al revolucionario tranquilo que un a?o antes encandil¨® al mundo -y especialmente al sur de Europa- como adalid de la lucha contra la austeridad y los ajustes.
Escudado en sus ministros estrella ¨Clos que gestionan las dos crisis m¨¢s candentes, la de la seguridad social y la de los refugiados-, en segundo plano, Tsipras a¨²n se duele seg¨²n sus ¨ªntimos de la brecha abierta en Syriza por la escisi¨®n de sus miembros m¨¢s radicales y, sobre todo, de la traici¨®n personal de su exministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, y la expresidenta del Parlamento, Zo¨ª Konstandopulu. Con el primero el jefe de Gobierno comparti¨® muchos viajes y jornadas al sol en la isla de ?gina; la segunda era una vieja amiga suya y de su esposa.
La herida abierta en Syriza no se ha cerrado, y todo indica que, si el Gobierno se ve obligado a recortar de nuevo las pensiones, podr¨ªan abrirse m¨¢s v¨ªas de agua tanto en el partido como en su mayor¨ªa parlamentaria; un hecho que en verano provoc¨® la convocatoria de nuevas elecciones, ganadas nuevamente por Syriza. A la defecci¨®n de Varoufakis y Konstandopulu, Tsipras debi¨® a?adir la de otro fiel escudero, Gavriil Sakelaridis, que en oto?o abandon¨® su esca?o por su oposici¨®n a un nuevo paquete de reformas. Ocup¨® su asiento en el Parlamento Christ¨®foros Vernardakis, ministro alterno de Reforma Administrativa. ¡°Si no hubi¨¦ramos dado un paso atr¨¢s [con el rescate], ?qu¨¦ habr¨ªa pasado? Nos habr¨ªan liquidado y esto s¨ª que ser¨ªa un ejemplo negativo para Espa?a y el resto de pa¨ªses; habr¨ªa sido como asumir ¡®sigan con lo mismo, porque nada se puede cambiar¡±, explicaba esta semana Vernardakis.
¡°Nos encontramos solos, sin ning¨²n aliado, dentro del r¨¦gimen neoliberal que es la organizaci¨®n institucional de la UE. Nos sometieron a una presi¨®n y un chantaje totales sin solidaridad alguna: o firm¨¢is [el rescate] u os aplastamos. Entonces elegimos una retirada t¨¢ctica. El conflicto s¨®lo tiene sentido si puede resultar victorioso¡±. Pero ?c¨®mo y cu¨¢nto ha cambiado Tsipras? ¡°Las cosas no son unilaterales. No es que Tsipras se haya vuelto m¨¢s pragm¨¢tico, es que tuvo que elegir algo muy duro para poder seguir luchando y enviar un mensaje a los espa?oles y los dem¨¢s¡±, concluye el ministro, profesor de Ciencias Pol¨ªticas y fundador de una de las principales empresas demosc¨®picas del pa¨ªs.
Acciones de gobierno sin impacto fiscal
Desde que Tsipras lleg¨® al poder, cualquier acci¨®n de gobierno ha sido escrupulosamente supervisada por los acreedores. La pen¨²ltima exigencia fue, en diciembre, la retirada de un denominado ¡°programa paralelo¡±, social, para minimizar las medidas de ajuste del nuevo rescate: cobertura m¨¦dica para los excluidos, c¨¦lulas de apoyo a la poblaci¨®n vulnerable en ayuntamientos; sopas populares sufragadas por el Estado, prorrogadas durante un a?o; una factura social de electricidad. Es decir, una especie de pol¨ªtica del mal menor. La comisi¨®n t¨¦cnica del Eurogrupo logr¨® que el Gobierno retirara esta propuesta s¨®lo tres d¨ªas despu¨¦s de presentarla en el Parlamento.
La exigencia por parte de Bruselas de que las acciones de gobierno no tengan ning¨²n impacto fiscal ha maniatado al Ejecutivo, que en estos 12 meses s¨®lo ha podido sacar adelante leyes sin coste alguno (y que s¨ª conservan el ADN social del programa de Syriza): reforma del sistema penitenciario; cierre de los centros de detenci¨®n de extranjeros; concesi¨®n de la nacionalidad a la segunda generaci¨®n de inmigrantes o la homologaci¨®n de las uniones de hecho homosexuales. El 64,2% de los griegos creen que el Gobierno necesita m¨¢s tiempo, y s¨®lo el 27% defiende la celebraci¨®n de nuevas elecciones ¨Cun runr¨²n bastante audible estos d¨ªas-, seg¨²n un sondeo de la encuestadora Kapa de fines de enero.
El ministro de Trabajo, Yorgos Katrougalos, coincide con su colega del Ejecutivo al explicar los motivos de Tsipras, escudados ambos en un plural solidario, sin personalizar en el jefe. ¡°Podr¨ªamos decir que ahora somos m¨¢s maduros y quiz¨¢s m¨¢s realistas. Fuimos muy optimistas al creer que se respetar¨ªa nuestra voluntad democr¨¢tica de seguir otro camino, y que podr¨ªamos cambiar las cosas en Europa r¨¢pidamente¡±, explica Katrougalos. ¡°Desgraciadamente, no fue as¨ª. Subvaloramos el equilibrio de fuerzas y los prop¨®sitos de algunos sectores de extrema derecha. Pero no renunciamos a luchar. El cambio en Europa se consigue luchando e insistiendo, y Espa?a y Portugal nos muestran que las cosas han empezado a cambiar¡±.
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