El enfado con las ¨¦lites castiga a las dinast¨ªas en la campa?a de EE UU
Jeb Bush y Hillary Clinton afrontan dificultades en un pa¨ªs adicto a los clanes pol¨ªticos
Jeb Bush y Hillary Clinton atraviesan dificultades en una carrera hacia la Casa Blanca que parec¨ªa despejada. El primero, hijo y hermano de presidentes, obtuvo un resultado lamentable en los caucus de Iowa por la candidatura republicana y puede quedar descabalgado el martes en New Hampshire. Ella, ex primera dama, sigue siendo favorita entre los dem¨®cratas, pero tendr¨¢ que pelear m¨¢s de lo previsto contra un socialista en un pa¨ªs en el que estos no gustan. Los todopoderosos clanes sufren que la sociedad est¨¦ de u?as con sus ¨¦lites, con el sistema, ?y qu¨¦ mayor ejemplo de establishment que las dinast¨ªas pol¨ªticas?
Marianne Pernold prefiere las im¨¢genes frente a las palabras para expresar lo que ve, as¨ª que cuando se le pregunta qu¨¦ demonios ocurre con Clinton, por qu¨¦ cree que lo va a tener m¨¢s dif¨ªcil de lo previsto en esta carrera de los dem¨®cratas, pide papel y bol¨ªgrafo para dibujar. La precandidata aparece como S¨ªsifo, tratando de escalar una monta?a con una pesada carga, que en la versi¨®n de Pernold ser¨¢ una mochila, no una roca. En la cima aparece un a?o: 2016, fecha de las elecciones presidenciales. En el lastre varias palabras: finanzas, correo electr¨®nico, Bengasi. Y encima de todas ellas: marido.
Pernold es fot¨®grafa, devoradora de informaci¨®n pol¨ªtica y, entre otras cosas, la mujer que hizo llorar a Hillary Clinton hace ocho a?os en New Hampshire, cuando en las primarias le pregunt¨®, b¨¢sicamente, c¨®mo se lo montaba, c¨®mo hac¨ªa para llegar a todo, hacer lo que hac¨ªa y tratar de tener vida. Aquella congoja, que muchos vieron solo forzada, fue considerada clave para humanizarla y ganar las primarias de ese estado, aunque luego perdiera contra Obama. Hoy, Clinton sigue pareciendo a muchos distante, poco natural. ¡°Es verdad que ella no parece cercana, aunque lo intenta, la veo m¨¢s c¨¢lida ahora¡±, opina Pernold, de 71 a?os, en Caf¨¦ Expresso, el mismo local de Portsmouth, el pueblo costero donde conoci¨® a Clinton. Pero para Pernold, ese no es el problema: ¡°Es la mochila que lleva, la gente rica con la que se ha relacionado, hay quien entiende que sigui¨® con su marido tras la infidelidad con una intenci¨®n pol¨ªtica¡¡±.
"Gane quien gane,? la dinast¨ªa Bush no ha terminado bajo ning¨²n concepto, los hijos de Jeb tambi¨¦n est¨¢n haciendo carrera pol¨ªtica¡±, recalca Hess.
Las donaciones desde Wall Street y las conferencias pagadas de Goldman Sachs a precio de oro son algunos de los problemas que la ex primera dama arrastra frente a Bernie Sanders, el senador de Vermont que brama contra la injusticia social e, indirectamente, la acusa de c¨®mplice. Tambi¨¦n sufre cr¨ªticas por su papel, como secretaria de Estado, en el atentado contra el consulado estadounidense en Bengasi (Libia) en 2012. Y cuando empezaba a preparar su segunda carrera hacia la Casa Blanca, en 2015, estall¨® el caso de los correos electr¨®nicos: se supo que hab¨ªa utilizado su cuenta privada para asuntos de inter¨¦s nacional, y ahora acaba de confirmarse que algunos de los correos electr¨®nicos conten¨ªan informaci¨®n de ¡°alto secreto¡±.
Pero, al margen de estas crisis concretas, un elemento ambiental sobrevuela las candidaturas de Clinton y tambi¨¦n de Jeb Bush. No est¨¢ el ¨¢nimo para dinast¨ªas. ¡°Hay ahora mismo un sentimiento en Estados Unidos muy en contra de lo establecido, de quien tiende a ostentar el poder; y un hijo y hermano de presidente, o una ex primera dama, encarnan justo eso¡±, explica desde Washington Stephen Hess, analista de la Brookings Institution y autor de Las dinast¨ªas pol¨ªticas de Am¨¦rica.
Una historia de rebeli¨®n
Estados Unidos se enorgullece de haberse fundado sobre la rebeli¨®n contra la nobleza y la aristocracia (si bien no contra las ¨¦lites), pero tiene su historia plagada de clanes pol¨ªticos, desde los Adams a los Roosevelt, pasando por los Kennedy y ahora los Bush o los Clinton. Pero EE UU no cree ahora en Camelot, como se conoc¨ªa al mitificado periodo kennediano. ¡°La marca Bush¡±, dice Hess, cuenta con los aspectos positivos del padre de Jeb (George H. W. Bush, presidente entre 1989 y 1993), pero incluye tambi¨¦n los negativos del mandato de su hermano George W. Bush (2001-2009). Por poner un ejemplo, ayer el Pent¨¢gono difundi¨® 198 fotos que prueban la tortura sufrida por prisioneros en Afganist¨¢n e Irak durante su Gobierno.
Estados Unidos se enorgullece de haberse fundado sobre la rebeli¨®n contra la nobleza y la aristocracia (si bien no contra las ¨¦lites), pero tiene su historia plagada de clanes pol¨ªticos. Ahora no creen en 'Camelot'
La Universidad de Brown calcul¨® hace unos a?os que casi el 9% de los congresistas hab¨ªan tenido alg¨²n pariente previamente en la C¨¢mara. Para algunos es un activo. Por eso esta semana apareci¨® en New Hampshire otra mujer que probablemente tambi¨¦n ha hecho llorar a Jeb Bush en alguna ocasi¨®n. Barbara Bush, la madre, de 90 a?os, particip¨® en un acto para recordar qui¨¦n es ella, qui¨¦n es su chico. En su d¨ªa brome¨® diciendo que ya eran demasiados Bush en la Casa Blanca. ¡°Yo no hab¨ªa planeado esto, pero Jeb es el m¨¢s inteligente, cari?oso y disciplinado¡ ?no por m¨ª!¡±, dijo en New Hampshire. El precandidato tambi¨¦n mostr¨® el escudo her¨¢ldico: ¡°Estoy orgulloso de ser un Bush¡±.
El exgobernador de Florida, que cuando formaliz¨® su candidatura parec¨ªa un aspirante de libro para estas elecciones, se ha visto sobrepasado por el torbellino del senador tejano Ted Cruz y el empresario Donald Trump. En Iowa, Bush sac¨® el 2,8%. Aun as¨ª, el analista Hess advierte: ¡°Quiz¨¢s los medios le den por casi acabado, pero si en New Hampshire lo hace un poco mejor, puede recuperarse. Jeb Bush, frente a otros republicanos, tiene el dinero para seguir financiando la campa?a¡±.
Clinton, pese a casi empatar con Sanders en Iowa y quedar por debajo en las encuestas para New Hampshire, sigue siendo favorita en las primarias dem¨®cratas.
¡°Pero gane quien gane, ahora y en las presidenciales de noviembre, la dinast¨ªa Bush no ha terminado bajo ning¨²n concepto, los hijos de Jeb tambi¨¦n est¨¢n haciendo carrera pol¨ªtica¡±, recalca Hess. Su hijo John le ayuda en la campa?a y George trabaja en el Gobierno de Texas. Ayer, en un mitin en Bedford, a tres d¨ªas de las primarias, fue el encargado de presentar a su padre al p¨²blico.
Bush presume de solidez y apellido
Ayer hubiera sido el cumplea?os del fallecido Ronald Reagan y Jeb Bush no dej¨® de recordarlo. ¡°Tanto ¨¦l como mi padre tuvieron que hacerse cargo de momentos muy dif¨ªciles, con una inflaci¨®n y un nivel de desempleo de dos d¨ªgitos¡±, arranc¨® su discurso en una escuela elemental de Bedford, a las afueras de Manchester, ante cientos de personas de todo tipo y condici¨®n. Bush siempre pone el acento en su experiencia (frente a rivales como Rubio) y su solidez (frente a aventuras populistas como las de Cruz o Trump), pero tambi¨¦n tira de ancestros, de historia.
Dan Genese, de 48 a?os, fue a Bedford para conocer al hombre, conservador aunque m¨¢s abierto a la inmigraci¨®n que sus rivales. ¡°Su padre y su hermano me gustaban por lo que hicieron, por sus valores, pero quiero saber c¨®mo es ¨¦l¡±, dec¨ªa. Tipos como Trump ¡°dicen lo que la gente quiere o¨ªr, no tienen sustancia¡±.
Es justo el mensaje que el tercer Bush, que se dirige a la gente con un tono presidencial, busca transmitir: que ¨¦l es fiable, que ¨¦l es un mandatario. Cuando vean los debates, pidi¨® ayer, preg¨²ntense: ¡°?Qui¨¦n de ah¨ª es un comandante en jefe?¡±.
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