La maldici¨®n del oro negro
La ca¨ªda de precios del petr¨®leo altera la estabilidad geoestrat¨¦gica
Si crey¨¦ramos en las teor¨ªas conspirativas de la historia, podr¨ªamos pensar que el mundo vive una confabulaci¨®n fant¨¢stica en la que, al final, ser¨¢n los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo los que cargar¨¢n con las peores consecuencias. Ahora el petr¨®leo se ha convertido en una maldici¨®n para la mayor¨ªa de los Estados que lo producen, exceptuando algunos casos como Noruega, Reino Unido y Estados Unidos. En ese sentido, ?qui¨¦n y para qu¨¦ est¨¢ provocando la actual crisis del petr¨®leo? ?Cu¨¢l ser¨¢ el futuro de los pa¨ªses ¨¢rabes sin su l¨ªquido m¨¢gico por excelencia? ?Qu¨¦ haremos con los reg¨ªmenes que poseen las mayores reservas de materias primas ¡ªincluyendo el depreciado oro negro¡ª que, teniendo tantos recursos, permiten que su pueblo muera de hambre?
El petr¨®leo ya se ha convertido en el elemento determinante de una nueva recesi¨®n generalizada y en el quinto jinete del Apocalipsis que, con su ca¨ªda de precios, altera la estabilidad geoestrat¨¦gica de diferentes partes del mundo. Una de ellas es la regi¨®n latinoamericana, porque hablar de Am¨¦rica Latina es hablar de materias primas y de petr¨®leo. ?Pero cu¨¢l podr¨ªa ser el resultado final de esta crisis para los pa¨ªses de la regi¨®n? ?Cu¨¢ntos hospitales, escuelas, autopistas y empleos tendr¨¢n que sacrificarse porque el oro negro est¨¢ perdiendo su valor?
En lugares como Venezuela, ese combustible se ha convertido en una maldici¨®n divina que no ha permitido la formaci¨®n de un Estado. Y en otros casos, como M¨¦xico, pese a la declaraci¨®n hist¨®rica del presidente Jos¨¦ L¨®pez Portillo (¡°con el petr¨®leo tendremos que acostumbrarnos a administrar la abundancia¡±), en realidad durante su mandato no se supo administrar la riqueza petrolera y se toler¨® la corrupci¨®n. Y con la gesta nacionalista de otro mandatario, L¨¢zaro C¨¢rdenas, el oro negro se convirti¨® en un lastre que evit¨® la modernizaci¨®n del pa¨ªs: todo pasaba por la estatal Pemex y el crudo era el sost¨¦n de muchas barbaridades producidas Administraci¨®n tras Administraci¨®n. Ahora, en estos tiempos de catarsis que vivimos, Pemex ha anunciado un programa masivo de recorte de personal que afectar¨¢ a la econom¨ªa formal e informal del pa¨ªs. Adem¨¢s, el d¨¦ficit del Estado mexicano se ha disparado con unas cantidades tan exorbitantes que s¨®lo la historia podr¨ªa pagarlas.
Por su parte, Venezuela que ya casi ha desaparecido de los mercados, tiene que lidiar, adem¨¢s, con una tragedia de doble castigo: el precio de su petr¨®leo y el despilfarro ¡ªcasi un crimen de Estado¡ª que han perpetrado sus gobernantes contra la riqueza nacional. Sin embargo, todo este panorama ya no s¨®lo trastoca las econom¨ªas y el valor del d¨®lar, sino que tambi¨¦n profundiza la gran herida infectada de Am¨¦rica Latina y la lecci¨®n pendiente de la desigualdad. Si el barril de petr¨®leo a 100 d¨®lares era insuficiente para subvencionar los programas sociales, imaginemos ahora qu¨¦ significa que la principal fuente de financiaci¨®n de ese gasto social est¨¦ en ca¨ªda libre.
El petr¨®leo que, durante muchos a?os, fue la estructura del mundo moderno ya es objeto de reajuste en el mundo de la postrevoluci¨®n tecnol¨®gica. Sin embargo, todos los costos de este proceso los est¨¢ pagando la fe colectiva ante la ausencia de Gobiernos capaces de asumir las responsabilidades de sus sistemas financieros.
Lo que no debemos olvidar es que, en la primera crisis mundial del petr¨®leo de 1973, el crudo sirvi¨® para que los llamados eurod¨®lares fueran invertidos en petrod¨®lares, recuperados a trav¨¦s de la Operaci¨®n Tormenta del Desierto (1990-1991) desencadenada por EE UU tras la invasi¨®n de Kuwait por Sadam. Y tampoco hay que dejar de lado todos los aspectos de este nuevo escenario. Por un lado, el fin del mundo del petr¨®leo desde Teher¨¢n hasta Riad, desde Quito hasta el Distrito Federal. Por otro, la conversi¨®n del d¨®lar en una s¨²per moneda. Y finalmente, la presencia del presidente de Rusia, Vlad¨ªmir Putin, ahogada en un mar de petr¨®leo, mientras que las intenciones de Alemania y Francia para enterrar al cad¨¢ver llamado austeridad cada vez cobran mayor fuerza.
Y as¨ª considerando todos estos elementos, que levanten la mano los menos favorecidos de Am¨¦rica Latina y del planeta entero para preguntar c¨®mo ser¨¢ el nuevo mundo que se est¨¢ constituyendo y cu¨¢ntas personas tendr¨¢n la posibilidad de vivir en ¨¦l.
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