Colombia: la otra Cuba de Obama

Una recepci¨®n estupenda le ofreci¨® el jueves pasado Barack Obama a Juan Manuel Santos en la Casa Blanca. El presidente de Estados Unidos quer¨ªa, primero, celebrar los 15 a?os del Plan Colombia, aquella iniciativa bipartidista por la cual Estados Unidos le ha dado al pa¨ªs suramericano 10.000 millones de d¨®lares con el fin de combatir el narcotr¨¢fico y las guerrillas. Y, en segundo t¨¦rmino, reiterar su apoyo al proceso de paz del propio Santos con las FARC y traducir ese respaldo en ayuda contante y sonante. La celebraci¨®n les sali¨® bien a los dos mandatarios, pero lo que anunciaron tiene sus bemoles.

Cuando Obama le pida al Congreso los 450 millones de d¨®lares para Colombia, deber¨¢ superar varios escollos

Obama recibi¨® a Santos con unas palabras muy emotivas, revel¨® que el Plan Colombia ser¨¢ ahora reemplazado por un nuevo programa llamado Paz Colombia y se?al¨® que en los pr¨®ximos meses le pedir¨¢ al Congreso en Washington m¨¢s de 450 millones de d¨®lares al a?o para ayudar a los excombatientes colombianos una vez firmado un acuerdo de terminaci¨®n del conflicto.

Santos, en un ingl¨¦s magn¨ªfico y acompa?ado de medio gabinete ministerial, empresarios, directores de medios de comunicaci¨®n, deportistas y reinas de belleza ¡ªalgunos de los cuales viajaron desde Bogot¨¢ a bordo de los dos aviones destinados para la delegaci¨®n¡ª respondi¨® con un discurso lleno de datos y tambi¨¦n de esperanzas en que el proceso de paz llegar¨¢ a buen puerto. Y al d¨ªa siguiente, cuando finalizaba una agenda impecable y tras reunirse con el secretario de estado de Estados Unidos, John Kerry, dijo incluso que Washington no le pondr¨¢ condiciones a Colombia para desembolsarle el dinero.

Pero ni todo lo que pretende Obama se har¨¢ realidad ni todo lo que afirma Santos se va a producir. Para Obama, festejar los 15 a?os del Plan Colombia y anunciar Paz Colombia significa por una parte apuntarse un ¨¦xito en pol¨ªtica exterior que se suma al restablecimiento de las relaciones diplom¨¢ticas con La Habana. Porque Colombia es hoy, para la Casa Blanca, otra Cuba. Lo cual le viene muy bien a Obama porque su gesti¨®n en otros frentes diplom¨¢ticos es verdaderamente gris: nadie vislumbra una soluci¨®n al conflicto ¨¢rabe-israel¨ª, Kim Jong-un hace lo que le da la gana, Putin invade pa¨ªses cuando quiere, Bachar El Asad sigue mandando en Siria y el Estado Isl¨¢mico mata y est¨¢ vivo.

Cuando Obama le pida al Congreso en Washington los 450 millones de d¨®lares para Colombia, deber¨¢ superar varios escollos. El primero es que se enfrentar¨¢ a un Senado y a una C¨¢mara de Representantes donde la oposici¨®n del Partido Republicano no solo es mayor¨ªa sino que se ha negado en redondo a las solicitudes que ¨¦l le ha hecho. P¨®nganse ustedes a pensar: los congresistas, pese a la horrenda muerte a bala hace tres a?os de 20 ni?os en un colegio elemental de Connecticut, ni siquiera accedieron a reglamentar el porte de armas como ped¨ªa el presidente. M¨¢s grave a¨²n es que semejante terquedad es peor hoy en d¨ªa cuando el pr¨®ximo noviembre se llevar¨¢n a cabo no solo las elecciones presidenciales sino tambi¨¦n los comicios para renovar a los 435 miembros de la C¨¢mara de Representantes y a un tercio de los 100 senadores. As¨ª, pues, la tarea de lobby en el Congreso, por parte de Obama y de Colombia, apenas comienza y ser¨¢ dif¨ªcil. Por eso hay quienes se preguntan si no era mejor seguir con el Plan Colombia, que comprende 310 millones de d¨®lares al a?o.

A todo ello hay que agregarle un factor adicional y es que el propio John Kerry dijo frente a Santos que a los combatientes que firmen la paz en Colombia debe aplic¨¢rseles una ¡°justicia significativa¡± y que no debe haber exoneraciones para los agentes del Estado vinculados a ejecuciones extrajudiciales. Eso, l¨¦ase bien, es el anticipo de las condiciones que Estados Unidos va a ponerle a la eventual ayuda a Colombia. Pero hay m¨¢s porque lo mismo escribi¨® el s¨¢bado en su editorial el diario The New York Times, para el que hay aspectos vagos en los acuerdos con las FARC, y lo mismo se?al¨® en una columna de opini¨®n el precandidato presidencial republicano Marco Rubio, que sube en las encuestas.

Obama ha quedado bien con Colombia. Santos ha sido objeto de un apoyo enorme como el que en su momento les dieron Bill Clinton a Andr¨¦s Pastrana y George W. Bush a ?lvaro Uribe. Hace cinco o seis a?os, la suerte del Tratado de Libre Comercio estuvo en manos de las mayor¨ªas dem¨®cratas del Congreso en Washington. Ahora los republicanos tienen la palabra.

(Juan Carlos Iragorri es periodista colombiano)