El Papa criticar¨¢ la violencia y la desigualdad en M¨¦xico

Hay un Francisco que clama y otro que calla, sintiendo que, seg¨²n las circunstancias, la denuncia expl¨ªcita o el silencio prudente pueden ser herramientas v¨¢lidas para alcanzar un objetivo. El Papa que en Cuba call¨® para favorecer el acercamiento con Estados Unidos tiene previsto hablar fuerte y claro en M¨¦xico, donde la poblaci¨®n ¨Cgolpeada por la violencia y la desigualdad¡ªse siente a menudo abandonada por sus autoridades, incluidas las de la Iglesia cat¨®lica. Jorge Mario Bergoglio viaja con 12 discursos directos a las conciencias del poder.

¡°El Papa va a hablar claro¡±, asegura Gian Maria Vian, director de L¡¯Osservatore Romano y uno de los escasos colaboradores que forman el s¨¦quito de Jorge Mario Bergoglio desde que fue elegido pont¨ªfice. ¡°Habr¨¢ que estar muy atento a la docena de discursos que leer¨¢ ¨Cy que ha preparado personalmente¡ª y tambi¨¦n a todo lo que improvise en los muchos y sugerentes encuentros que tiene previstos. No defraudar¨¢¡±.

No es dif¨ªcil augurar, por tanto, que el Francisco que, desde la noche del viernes y por espacio de casi seis d¨ªas, recorrer¨¢ seis ciudades de M¨¦xico sea aquel que, en su viaje inici¨¢tico a la isla de Lampedusa, clam¨® contra ¡°la globalizaci¨®n de la indiferencia¡±. La misma que rodea los naufragios en el canal de Sicilia, el interminable ¨¦xodo hacia Europa de sirios e iraqu¨ªes o la sangr¨ªa terrible que desde hace a?os provoca el crimen organizado en M¨¦xico ante la incapacidad ¡ªo la colusi¨®n¡ª de las autoridades.

En sus discursos ante el Parlamento Europeo y ante la asamblea general de la ONU, el Papa utiliz¨® su liderazgo moral para reclamar m¨¢s preocupaci¨®n institucional ante el drama de los m¨¢s desfavorecidos. Tambi¨¦n el Gobierno de M¨¦xico y una jerarqu¨ªa cat¨®lica m¨¢s cercana a los poderosos que a los sufrimientos de la gente, ya sean migrantes o v¨ªctimas del fundador de los Legionarios de Cristo, recibir¨¢n en los pr¨®ximos d¨ªas severos toques de atenci¨®n por parte de Jorge Mario Bergoglio.

Pero, antes de llegar a M¨¦xico, habr¨¢ oportunidad de observar al otro Francisco, al que ¨Cescoltado por el cardenal Pietro Parolin y la poderosa maquinaria diplom¨¢tica del Vaticano¡ª negoci¨® en silencio y durante meses el acercamiento entre los presidentes Barack Obama y Ra¨²l Castro, o el que, tambi¨¦n en silencio, ha tratado con Vlad¨ªmir Putin y con el patriarca Cirilo la destrucci¨®n de otra vieja barrera: la que separaba desde el siglo IV a los l¨ªderes de cat¨®licos y ortodoxos rusos. Se trata, en cualquier caso, de un hecho hist¨®rico cuyo ¨²nico parang¨®n es el encuentro que sostuvieron en Jerusal¨¦n Pablo VI y Aten¨¢goras, el patriarca de Constantinopla, en 1965.

El encuentro tendr¨¢ lugar en el aeropuerto de La Habana, con Ra¨²l Castro de anfitri¨®n, e ir¨¢ mucho m¨¢s all¨¢ de lo religioso. ¡°Es una se?al de esperanza no solo para los cristianos¡±, explica el director de L¡¯Osservatore Romano, ¡°se trata de presentar ante el mundo un modelo de di¨¢logo. Y, sin ninguna duda, es tambi¨¦n una se?al pol¨ªtica, la de indicar que el ¨²nico camino para salir adelante en una situaci¨®n mundial tan cr¨ªtica es que todos se pongan a trabajar por la paz¡±.

Un camino que, no obstante, provoca cierta incomodidad en algunos sectores, por cuanto el Papa, muy beligerante hace un par de a?os a la hora de enfrentar los planes de la OTAN para intervenir en Siria, no se muestra ahora tan taxativo ante los bombardeos rusos. ¡°De la misma forma¡±, explica un alto cargo del Vaticano, ¡°que tampoco se muestra muy cr¨ªtico con la violaci¨®n de derechos humanos en China. El motivo est¨¢ claro: el Papa est¨¢ deseando abrirse, e incluso visitar, Rusia y China, porque considera que un di¨¢logo global es la ¨²nica soluci¨®n a la crisis global. Esa t¨¢ctica tiene sus costes y el Vaticano est¨¢ dispuesto a asumirlos¡±.

El director de L'Osservatore Romano no cree, en cambio, que el Papa est¨¦ siendo m¨¢s laxo. ¡°No es cierto que no se haya dicho nada¡±, asegura, ¡°justo el domingo el Papa dijo que para Siria no hay otra salida que una soluci¨®n diplom¨¢tica. No es cierto que la Santa Sede calle, pero tiene sus canales de intervenci¨®n, y tiene antenas muy sensibles en todo el mundo¡±.