Veracruz: La violencia y la cleptocracia incompetente
Es el estado m¨¢s peligroso para los periodistas, en el pa¨ªs m¨¢s peligroso para ellos
Una vez m¨¢s es la corrupci¨®n, la violencia criminal y la impunidad. La clase pol¨ªtica mexicana persiste en su decisi¨®n de que la mejor manera de enfrentar la corrupci¨®n y la delincuencia es ignorar ol¨ªmpicamente su existencia. Se sigue una estrategia de control de da?os que gana tiempo pero no modifica el orden de cosas que permite al crimen organizado retar al Estado mismo, poniendo a buena parte de los gobiernos locales a su servicio.
Ignorar la realidad, simular la ejecuci¨®n de reformas que son inviables de origen, es la estrategia conservadora que mantiene al pa¨ªs al filo del abismo. El mejor ejemplo de los riesgos de tan suicida estrategia es el estado de Veracruz. En d¨ªas recientes, una sucesi¨®n de hechos violentos y esc¨¢ndalos financieros han vuelto a poner a este territorio en la prensa nacional e internacional. El 11 de enero pasado, la polic¨ªa estatal secuestr¨® a cinco j¨®venes en la ciudad de Tierra Blanca y los entreg¨® al grupo hegem¨®nico local de la delincuencia organizada (delito de desaparici¨®n forzada).
El terrible caso, que alcanz¨® notoriedad inmediata gracias al activismo de los padres de los muchachos, al precedente de Ayotzinapa y a la atenci¨®n de los medios nacionales, ha servido para que muchos otros casos similares fueran recordados y denunciados. Las principales asociaciones de familiares de desaparecidos, que en conjunto tramitan casi doscientos casos, se?alan que en su inmensa mayor¨ªa los responsables son polic¨ªas o militares. Seg¨²n un registro oficial, hay 950 desaparecidos en la entidad, de los cuales 699 son j¨®venes entre 15 y 29 a?os.
El pasado 8 de febrero, Anabel Flores, una periodista free lance que trabajaba para medios de las ciudades de Orizaba y C¨®rdoba, en el centro de Veracruz, fue secuestrada en su propia casa por ¡°gente con uniformes militares¡±, y su cuerpo fue hallado al d¨ªa siguiente, con huellas de tortura, a orillas de una carretera a unos 100 kil¨®metros de su regi¨®n. Con ella suman 17 periodistas asesinados en Veracruz en los 5 a?os de gobierno de Javier Duarte. Veracruz es el estado m¨¢s peligroso para los periodistas en el pa¨ªs m¨¢s peligroso para ellos.
Estas tragedias acontecen a pesar de que el gobierno de Veracruz ha adoptado una legislaci¨®n avanzada en materia criminal y creado instituciones para la protecci¨®n de periodistas y de v¨ªctimas. Ha elevado a nivel constitucional la autonom¨ªa de la fiscal¨ªa y presume de contar con una polic¨ªa ¡°acreditada¡±. Sin embargo, seg¨²n los ¡°?ndices de impunidad 2015¡±, uno global y otro para M¨¦xico, desarrollados por la Universidad de Las Am¨¦ricas, M¨¦xico es el pen¨²ltimo pa¨ªs en el ¨ªndice, y Veracruz uno de los estados m¨¢s impunes del pa¨ªs, lo que lo coloca en niveles s¨®lo comparables con pa¨ªses africanos en materia de justicia.
Las reformas legales e institucionales de los ¨²ltimos a?os, en las cuales numerosos actores de la sociedad civil han puesto gran empe?o, han sido solamente una gigantesca simulaci¨®n. Ninguna reforma va a funcionar mientras no se rompa la alianza criminal entre pol¨ªticos locales, fuerzas del ¡°orden¡± y organizaciones delincuenciales.
La naturaleza ultimadamente pol¨ªtica de la crisis de seguridad en Veracruz se entiende mejor al analizarla en conjunto con la crisis fiscal del gobierno. No hay grupo social, empresa, municipio o instituci¨®n p¨²blica a la que el gobierno del estado no le deba algo. El gobierno ha usado los fondos p¨²blicos con absoluta discrecionalidad, sin planeaci¨®n ni estrategia alguna, con criminal ineficiencia, propiciando una corrupci¨®n generalizada, sin que el gobierno federal exija cuentas y con la anuencia de un poder legislativo local totalmente controlado. Protestas de todo tipo se producen a diario a lo largo de la entidad debido a la falta de pago de salarios, prestaciones, contratos y proyectos.
El r¨¦gimen autoritario local ha anulado la divisi¨®n de poderes y la autonom¨ªa de las instituciones. Es una especie de cleptocracia incompetente que est¨¢ destruyendo al estado. En ausencia de instituciones operativas, de controles m¨ªnimos y de medios libres, prosperan la corrupci¨®n y el crimen. Ojal¨¢ que hayamos tocado fondo.
Alberto J. Olvera es Profesor-Investigador del Instituto de Investigaciones Hist¨®rico-Sociales de la Universidad Veracruzana.
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