Las sentencias del juez Scalia
Durante sus casi tres d¨¦cadas en el Supremo demostr¨® que la opini¨®n m¨¢s conservadora llevar¨ªa su firma
El juez Antonin Scalia, fallecido este s¨¢bado, demostr¨® durante sus casi tres d¨¦cadas en el Tribunal Supremo que la opini¨®n m¨¢s conservadora de la corte llevar¨ªa su firma en cada sentencia. Scalia se dec¨ªa ¡°originalista¡±, un juez que considera que la versi¨®n original de la Constituci¨®n de Estados Unidos no necesita ser interpretada ni modificada seg¨²n evolucione la sociedad. Esta postura le situ¨®, desde que lleg¨® a la corte en 1986, directamente enfrentado contra los magistrados m¨¢s liberales y le convirti¨® en centro de atenci¨®n con la llegada de cada sentencia. Este es un repaso a algunas de sus declaraciones, escritos y dict¨¢menes m¨¢s controvertidos de sus ¨²ltimos a?os:
?Se puede ejecutar a un condenado inocente?
El reo Troy Davis logr¨® que su apelaci¨®n por una condena a muerte llegase hasta el Supremo en un caso que pod¨ªa haber sentado precedente por las sentencias a ciudadanos inocentes. ¡°Esta Corte nunca ha defendido que la Constituci¨®n proh¨ªbe ejecutar a un condenado que haya sido juzgado y despu¨¦s demuestre que es realmente inocente¡±, escribi¨® Scalia. La expresi¨®n ¡°realmente inocente¡± se refiere a la ausencia total de pruebas de que un sospechoso es culpable. El juez a?adi¨® que el Supremo ha dejado continuamente sin resolver la pregunta de si es legal ejecutar a un inocente. ¡°Como otras instituciones, las cortes y los juzgados no son perfectos. No podemos tener un sistema de castigo sin aceptar la posibilidad de que alguien ser¨¢ castigado por error¡±, hab¨ªa adelantado tres a?os antes en otra sentencia.
Una amenaza a la Democracia americana
As¨ª defini¨® Scalia el dictamen que el a?o pasado legaliz¨® el matrimonio entre personas del mismo sexo en Estados Unidos. El juez Anthony Kennedy hab¨ªa escrito en nombre de la mayor¨ªa que "la naturaleza del matrimonio es que, a trav¨¦s de su lazo eterno, dos personas pueden encontrar otras libertades, como la de expresi¨®n, intimidad o espiritualidad¡±, independientemente de su orientaci¨®n sexual. ¡°?Qui¨¦n iba a pensar que la intimidad y la espiritualidad -sea lo que sea que significa esto- eran derechos?¡±, respondi¨® Scalia a trav¨¦s de su opini¨®n individual. ¡°Si la intimidad es una libertad, entonces considero que resulta limitada por el matrimonio, no ampliada. Preg¨²ntenselo a un hippie¡±. En a?os anteriores, el magistrado equipar¨® las leyes que proh¨ªben la sodom¨ªa y el asesinato, y tambi¨¦n hab¨ªa defendido que los ciudadanos rechacen ¡°la conducta homosexual en sus compa?eros de trabajo, los profesores de sus hijos o sus cuidadores¡± porque, seg¨²n el juez, ¡°ven esto como una manera de protegerse de un estilo de vida que consideran inmoral y destructivo¡±.
La discriminaci¨®n positiva
La raza ha protagonizado algunas de las declaraciones m¨¢s controvertidas del juez Scalia, uno de los mayores detractores de la discriminaci¨®n positiva, el sistema que garantiza la igualdad de oportunidades en el acceso de las minor¨ªas raciales a la universidad. ¡°Hay quienes aseguran que no beneficia a los afroamericanos acceder a un centro donde no van a progresar¡±, declar¨® durante una audiencia reciente, ¡°en vez de entrar en una escuela menos exigente donde s¨ª van a prosperar¡±. Sus afirmaciones resultaron especialmente pol¨¦micas por el debate sobre la discriminaci¨®n que afecta a varios sectores de la sociedad estadounidense.
El derecho a portar armas
La Segunda Enmienda de la Constituci¨®n ha tenido hasta ahora a un fiel defensor en la Corte. Scalia defendi¨® en 1994 que las personas con antecedentes penales pueden poseer armas despu¨¦s de pasar por prisi¨®n, salvo que un Estado se lo prohiba expresamente. En 2008, el juez fue el responsable de redactar la sentencia que revoc¨® la prohibici¨®n de portar armas de fuego en el Distrito de Columbia. Scalia argument¨® que el derecho a ir armado es individual, no colectivo, por lo que el ciudadano no tiene por qu¨¦ pertenecer a una milicia para portar armas. De haber resultado una sentencia contraria, el Supremo habr¨ªa abierto la puerta a mayores regulaciones como las que ahora defiende un sector del Partido Dem¨®crata, incluido el presidente norteamericano, Barack Obama.
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