Varias cartas revelan la intensa amistad entre Juan Pablo II y una fil¨®sofa estadounidense

La mujer de la fotograf¨ªa que acompa?a a un todav¨ªa energ¨¦tico Karol Wojtyla en una de sus excursiones campestres ¡ª¨¦l ataviado con pantal¨®n corto y camiseta, ella con una recatada falda larga¡ª lleg¨® a ser descrita por el futuro papa como ¡°un regalo de Dios¡±. Anna-Teresa Tymieniecka, fil¨®sofa estadounidense de origen polaco, casada y con tres hijos, mantuvo a lo largo de m¨¢s de tres d¨¦cadas una estrecha amistad con una de las figuras m¨¢s influyentes del siglo XX, tal y como revela una colecci¨®n de fotograf¨ªas y sobre todo de intercambios epistolares entre ambos que acaba de salir a la luz.

Los documentos permanecen depositados desde hace ocho a?os en la Biblioteca Nacional de Polonia, cuyos fondos son te¨®ricamente de libre acceso, pero han permanecido desde entonces lejos de los ojos del p¨²blico, quiz¨¢ porque la instituci¨®n considerara material sensible esas cartas ¡°secretas¡± e ¨ªntimas que por primera vez difundi¨® la noche de este lunes la BBC en horario estelar nocturno. La radiotelevisi¨®n p¨²blica brit¨¢nica ha subrayado que su objetivo es mostrar el lado m¨¢s humano y emocional de un pont¨ªfice que fue canonizado en un tiempo r¨¦cord (en 2014, tan solo nueve a?os despu¨¦s de su muerte), y que de ning¨²n modo pretende sugerir que el religioso rompiera su celibato.

Nada en el contenido del material sugiere ese extremo, pero s¨ª en cambio el car¨¢cter poco convencional de Karol Wojtyla que, habiendo accedido ya al papado, decidi¨® preservar una relaci¨®n muy especial con esa amiga a la que conoci¨® cuando ejerc¨ªa de cardenal y arzobispo de Cracovia, en 1973. Anna-Teresa Tymieniecka, quien tambi¨¦n vivi¨® la dura experiencia de la ocupaci¨®n nazi de Polonia y acab¨® emigrando a Estados Unidos, contact¨® con ¨¦l para consultarle sobre un libro de filosof¨ªa escrito por Wojtyla (Persona y acci¨®n). Juntos colaboraron en una versi¨®n ampliada del volumen y de su traducci¨®n al ingl¨¦s y, seg¨²n se desprende del intercambio de cartas, acabaron trascendiendo de los encuentros meramente formales hasta convertirse en confidentes.

El resultado de aquel trabajo se public¨® en 1979, un a?o despu¨¦s de que Karol Wojtyla fuera elegido, a los 58 a?os, el papa m¨¢s joven del siglo. Siguieron reuni¨¦ndose, a solas o con la presencia de sus secretarias, cimentando una amistad que en realidad nunca fue desconocida. Algunas de las fotograf¨ªas inmortalizan la visita que el todav¨ªa cardenal realiz¨® a Estados Unidos en 1976, donde asisti¨® a una conferencia cat¨®lica y aprovech¨® para conocer el hogar familiar de Tymieniecka en la campi?a de Nueva Inglaterra. Ya por aquel entonces, la estudiosa revela en sus misivas un conflicto emocional y sentimientos m¨¢s all¨¢ de la amistad, que su interlocutor rechaza con delicadeza: ¡°Mi querida Teresa, he recibido tres cartas. Escribes sobre estar rota por dentro, pero no puedo encontrar ninguna respuesta a esas palabras¡±, le responde en septiembre de ese a?o.

Tres meses m¨¢s tarde, quien est¨¢ a punto de convertirse en la principal figura de la Iglesia cat¨®lica le regala a su amiga un escapulario para demostrar ¡°la dimensi¨®n en la que acepto y te siento en todas partes y en todo tipo de situaciones, cuando est¨¢s cerca y cuando est¨¢s lejos¡±. Es imposible por el momento conocer la reacci¨®n de la fil¨®sofa, porque la BBC no ha podido acceder a sus cartas de respuesta, aunque s¨ª ha trascendido que Juan Pablo II recibi¨® a su amiga en el Vaticano en varias ocasiones, cumpliendo la promesa que le hizo una vez instalado en el trono de San Pedro: ¡°Lo recordar¨¦ todo en esta nueva fase de mi viaje¡±.

Tiempo antes de la muerte de Anna-Teresa Tymieniecka, hace dos a?os, Carl Bernstein (famoso por destapar el caso Watergate junto a Bob Woodward) consigui¨® entrevistar a la acad¨¦mica. Esta es la reflexi¨®n del veterano periodista, ante la divulgaci¨®n de la ¡°intensa¡± relaci¨®n de esa mujer casada con un papa reverenciado por millones de fieles: ¡°Es una relaci¨®n extraordinaria, no es il¨ªcita y sin embargo resulta fascinante, porque nos cambia la percepci¨®n de ¨¦l. Estamos hablando de san Juan Pablo¡­¡±.