Los candidatos ¡®antiestablisment¡¯
Bernie Sanders se presenta como la n¨¦mesis de Trump, pero los dos intentan responder a un electorado desenga?ado
Las victorias de Bernie Sanders y Donald Trump en las primarias de New Hampshire, el pasado 9 de febrero, no representan exactamente una premonici¨®n, pero ilustran la pujanza del populismo en la carrera hacia la Casa Blanca, y establecen una conexi¨®n 'antiestablish?ment' entre dos candidatos al mismo tiempo antag¨®nicos: hombre rico-hombre pobre, cristiano-jud¨ªo, xen¨®fobo-fil¨¢ntropo, instinto-neuronas, pistolero-pacifista, antipol¨ªtico-pol¨ªtico, carism¨¢tico-corriente, ultraliberal-socialista, individualista-colectivista.
Podr¨ªa a?adirse en este juego de las diferencias la m¨¢s convencional de todas, republicano-dem¨®crata, pero las expectativas de Trump y de Sanders se explican precisamente por la distancia que han adoptado respecto al viejo paradigma. Necesitan ambos matizar su distancia del sistema, responder a la congoja de un electorado desenga?ado, descre¨ªdo, aunque hayan emprendido caminos contrapuestos de proselitismo. Trump erige su mesianismo desde el miedo, apelando a las v¨ªsceras y a la buena salud del chivo expiatorio. Bernie Sanders lo hace desde la utop¨ªa, estimulando el eslogan de un mundo mejor y m¨¢s justo, confortado en el idealismo.
Ah¨ª radica su adhesi¨®n org¨¢nica y ret¨®rica a los fen¨®menos pol¨ªticos que han prorrumpido en Grecia, Reino Unido y Espa?a, trasladando los s¨ªntomas y las ambiciones de una internacional de nuevas izquierdas sobre el cad¨¢ver de la antigua o anticuada socialdemocracia. Lo dijo el propio Sanders cuando Jeremy Corbyn se convirti¨® en el l¨ªder de los laboristas el pasado mes de septiembre: ¡°Necesitamos un l¨ªder en cada pa¨ªs del mundo que recuerde a los millonarios que no pueden tenerlo todo¡± (The Huffington Post).
No pod¨ªa sospechar entonces Sanders que las primarias fueran a convertirlo en la opci¨®n estadounidense, precisamente en perfecta oposici¨®n al icono de millonario insaciable. Trump es la expresi¨®n del mal. Un populismo al que se debe y puede combatir con otro populismo, dotado este ¨²ltimo de una legitimidad moral porque extiende la mano al inmigrante, abandera el pacifismo, clama por la redistribuci¨®n de la riqueza, devuelve al Estado un papel tutelar y fomenta la conciencia medioambiental, a expensas de los petroleros que est¨¢n corrompiendo el planeta.
Sanders ha localizado la zona cero en Wall Street igual que el papa Francisco, y se les han sumado Iglesias y Corbyn
El ideario lo ha hecho suyo el papa Francisco. O ha sido el pionero en divulgarlo, de tal manera que la agon¨ªa de la izquierda populista en Am¨¦rica Latina ¡ªKirchner constituye el ¨²ltimo ejemplo¡ª se produce al mismo tiempo que la resucita el p¨¢ter bonaerense Bergoglio, un pont¨ªfice muy pol¨ªtico, cuyas condenas al dinero y a la injusticia social, vinculadas a la ¨¦pica de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n, se han granjeado la admiraci¨®n de los nuevos l¨ªderes izquierdistas. Empezando por Pablo Iglesias y por la rehabilitaci¨®n coyuntural de una doctrina cat¨®lica que evoca los escritos de L¨¦on Bloy (1846-1917) y su azote a la casta abyecta de los millonarios. Concibi¨® el autor franc¨¦s el ensayo La sangre del pobre (1909) para denunciar la ecuaci¨®n seg¨²n la cual la riqueza de unos se produce por la pobreza de los otros, o a expensas de ellos, estableciendo una causalidad de la que discrepan muchos economistas ¡ªno s¨®lo liberales¡ª y en la que coinciden Sanders, Corbyn e Iglesias.
Se han hecho los tres franciscanos y no han podido reclutar a Alexis Tsipras, porque el pionero del desaf¨ªo a las pol¨ªticas de austeridad ha sido castrado por Angela Merkel, domesticado como el Hediondo de Juego de tronos, y expuesto incluso como un escarmiento a las ideas revolucionarias.
Otra cuesti¨®n es interpretar el gatillazo de Tsipras como un accidente prosaico, casi inevitable, en la construcci¨®n de una internacional a la izquierda de la izquierda que tanto denuncia la inanici¨®n de la socialdemocracia ¡ªel socialismo franc¨¦s y la sinistra italiana han mutado hacia posiciones conservadoras¡ª, como se contrapone al populismo feroz, excluyente, identitario de la extrema derecha ¡ªFrancia, otra vez, y tambi¨¦n Orban o Farage¡ª un populismo de cualidades pedag¨®gicas, evang¨¦licas.
¡°En su naturaleza vol¨¢til, el populismo puede encenderse desde la reforma o desde la reacci¨®n, desde el idealismo o desde los enemigos exteriores¡±, escrib¨ªa George Packer en la revista The New Yorker matizando las diferencias ¡ªy las connivencias¡ª entre Trump y Sanders. ¡°El populismo es una actitud y una ret¨®rica m¨¢s que una ideolog¨ªa. Se plantea la batalla del bien contra el mal, aportando soluciones simples a problemas complejos¡±, a?ad¨ªa.
Sanders ha localizado la zona cero en Wall Street. Igual que ha hecho el papa Francisco. Y se les han ?adherido Iglesias y Corbyn con un programa embrionario, voluntarista e ingenuo que aspira a convertirse en criterio general de regeneraci¨®n democr¨¢tica. Se trata de presionar fiscalmente a las rentas altas, de poner l¨ªmites y condiciones a los tratados de libre comercio ¡ªmuchos de ellos fomentados por Obama¡¡ª, de devolverle al Estado antiguas prerrogativas ¡ªcuestionando incluso la cesi¨®n de soberan¨ªa que justifica el proyecto comunitario¡ª, de afrontar con sentido humanitario las emergencias de los flujos migratorios, de discutir el papel geopol¨ªtico de la OTAN, de fomentar el pacifismo y de asumir una responsabilidad espec¨ªfica en la protecci¨®n del planeta.
Es una alianza de intereses que no exige contraprestaciones metaf¨ªsicas, ni obediencia eclesi¨¢stica. De hecho, la credibilidad iconoclasta de las nuevas fuerzas pol¨ªticas consiste en haber abjurado de cualquier expresi¨®n del sistema. Bernie Sanders repudia el dinero con que quieren financiarlo algunos millonarios dem¨®cratas, del mismo modo que Jeremy Cor?byn representa la contrafigura del laborismo convencional. Y reivindica para s¨ª, como Iglesias, una suerte de sinceridad, de virginidad, respecto a los grupos de presi¨®n econ¨®mica, o frente a la abstracci¨®n de los poderes f¨¢cticos, sabiendo adem¨¢s que su discurso asambleario seduce a las clases desfavorecidas tanto como interesa a los urbanitas y a los universitarios.
El gran desaf¨ªo consiste en la modulaci¨®n del diagn¨®stico a las soluciones. Y en el salto de la ret¨®rica y del voluntarismo a la realidad, con el problema que supone la exageraci¨®n del gasto p¨²blico, el tratamiento sentimental del problema migratorio y hasta la candidez del pacifismo en tiempos de probada ubicuidad terrorista. Incurrir¨ªa este populismo en el idealismo, incluso en la demagogia, pero el populismo de Trump y de Le Pen, construido desde la psicosis, la pureza ¨¦tnica y la identidad, despierta los peores fantasmas de la sociedad, y nos lo hemos tomado a broma hasta que la Casa Blanca y el El¨ªseo se les han puesto a tiro de piedra.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.