Partida de go sobre el tablero asi¨¢tico
Los dos grandes adversarios estrat¨¦gicos de este siglo, EE?UU y China, mueven sus fichas en la disputa por la hegemon¨ªa militar
El go es un juego estrat¨¦gico. Cada jugador debe conquistar el mayor n¨²mero de casillas en un tablero de 19 por 19 mediante la colocaci¨®n de sus piezas, negras y blancas, una en cada jugada, de forma que rodeen y ahoguen a las del adversario. Las partidas son lentas y sin sobresaltos. Las victorias no son s¨²bitas, sino por incremento del territorio conquistado: al final hay que contar las casillas de cada uno para saber qui¨¦n gana.
Un juego similar es el que se est¨¢ produciendo sobre el tablero asi¨¢tico entre los dos adversarios estrat¨¦gicos del siglo XXI, que son China y Estados Unidos. Es bien clara la secuencia de acontecimientos, o si se quiere de jugadas, solo en lo que va de a?o.
El 6 de enero, Corea del Norte realiz¨® su cuarta prueba nuclear, presentada por el r¨¦gimen como la detonaci¨®n subterr¨¢nea de su primera bomba de hidr¨®geno o de fusi¨®n, de mucha mayor capacidad destructiva que la fisi¨®n nuclear. El 7 de febrero dio un paso m¨¢s con el lanzamiento de un cohete de largo alcance, capaz de llegar hasta territorio americano, bajo la excusa de que se trataba de colocar un sat¨¦lite en la ¨®rbita terrestre.
La respuesta no se hizo esperar. Corea del Sur ha pedido a Estados Unidos la cobertura de un sistema de defensa antimisiles y ha cerrado la zona industrial de Kaesong, en territorio norcoreano, donde sus empresas emplean a trabajadores del norte. Washington ha mandado aviones bombarderos B-52 y cazas invisibles (Stealth) a sobrevolar Corea del Sur en acciones simb¨®licas de apoyo y anuncia sanciones contra Pyongyang. Tambi¨¦n las prepara el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, aunque habr¨¢ que esperar los matices que puedan introducir chinos y rusos.
Corea del Norte es el ¨²nico pa¨ªs firmante del Tratado de No Proliferaci¨®n (TNP) que se ha retirado formalmente de su compromiso. Tambi¨¦n el ¨²nico que ha realizado pruebas nucleares en el siglo XXI, en flagrante incumplimiento de las resoluciones internacionales. Esta es la segunda bomba lanzada por el actual l¨ªder, Kim Jong-un, de 33 a?os, tercer dirigente de la dinast¨ªa comunista al cargo del llamado reino ermita?o desde 2012.
La familia comunista reinante de los Kim dedujo de las experiencias de Sadam Husein y Gadafi que la ¨²nica garant¨ªa de supervivencia es un arma nuclear a punto de usar. Husein no lleg¨® a alcanzarla y Gadafi renunci¨® a hacerlo, y ya se vio c¨®mo les fue. Todas las energ¨ªas de Kim Jong-un se concentran en su obtenci¨®n para asentar su poder personal dentro y utilizar la amenaza fuera. El ¨²ltimo de los Kim cuenta con una larga experiencia de su padre y su abuelo en el uso combinado de la diplomacia y del chantaje para obtener concesiones occidentales desde una posici¨®n de debilidad.
Taiw¨¢n y Corea del Norte son piezas de un sistema de equilibrios en el que nada se mueve sin repercusi¨®n
La progresi¨®n de este programa nuclear sit¨²a a Corea del Sur y Jap¨®n en la dif¨ªcil tesitura de exigir mayor protecci¨®n de Estados Unidos o, en caso contrario, plantearse la posibilidad de obtener el arma nuclear en contravenci¨®n del TNP. China no puede admitir ninguna de las dos opciones y no tiene m¨¢s remedio que acogerse a la interpretaci¨®n m¨¢s apaciguadora de la exhibici¨®n nuclear norcoreana: no hay que exagerar, la prueba termonuclear es una bravuconada, y el misil de largo alcance, un simple lanzamiento de un sat¨¦lite orbital.
El desaf¨ªo coreano es un rev¨¦s a la pol¨ªtica antiproliferaci¨®n tras el ¨¦xito conseguido con Ir¨¢n, verificado precisamente el 16 de enero entre las dos pruebas norcoreanas. El pacto nuclear con Teher¨¢n ha demostrado la eficacia del r¨¦gimen de sanciones combinado con el mantenimiento de una amenaza de bombardeos a¨¦reos contra las instalaciones en caso de fracaso de las conversaciones.
El palo y la zanahoria est¨¢ visto que funcionan en un pa¨ªs como Ir¨¢n, que cuenta, a pesar de la r¨ªgida dictadura de la casta clerical, con una sociedad civil cada vez m¨¢s activa, un pluralismo pol¨ªtico restringido dentro del r¨¦gimen y una econom¨ªa que necesita la apertura para atender a una poblaci¨®n urbana en ascenso y con aspiraciones de alcanzar a las clases medias globalizadas. En el caso de Corea, en cambio, la dictadura es estrictamente familiar, todo atisbo de sociedad civil ha sido destruido, no hay pluralismo de ning¨²n tipo y la ¨²nica econom¨ªa viable es la utilizaci¨®n de la amenaza nuclear para obtener recursos.
La aut¨¦ntica e indirecta respuesta china al envite norcoreano ha llegado con el despliegue de misiles tierra-aire con 200 kil¨®metros de alcance en la isla de Woody, uno de los pe?ascos del archipi¨¦lago de las Paracelso, cuya soberan¨ªa tambi¨¦n reivindican Taiw¨¢n y Vietnam. La noticia se conoci¨® en la cumbre EE?UU-ASEAN (Asociaci¨®n de Naciones del Sudeste Asi¨¢tico), celebrada en California los d¨ªas 15 y 16 de febrero, y no hay duda que desencadenar¨¢ la habitual respuesta de Washington, consistente en mandar su flota o sus aviones para que reivindiquen en los hechos la libertad de navegaci¨®n y de sobrevuelo sobre las aguas disputadas por Pek¨ªn.
Taiw¨¢n y Corea del Norte, tan lejos una de otra y tan dispares, sobre todo en bienestar, libertades y riqueza, son piezas sim¨¦tricas de un sistema de equilibrios en el que nada se mueve en un punto que no tenga repercusi¨®n en el otro. La isla de soberan¨ªa reivindicada por China es prooccidental, mientras que Corea del Norte tiene como ¨²nico amigo y aliado a China. En Taip¨¦i acaba de ganar las elecciones una presidenta independentista, mientras que en Pyongyang reina un joven monstruo totalitario en medio del mayor misterio sobre las bases de su poder. En ambos casos hubo una guerra civil que condujo a la separaci¨®n y est¨¢ viva la idea de una improbable reunificaci¨®n, la isla con China y Corea del Norte con su hermana del sur.
Seg¨²n el historiador Robert Kaplan, ¡°fue la guerra de Corea entre 1950 y 1953, con la ¨¦pica participaci¨®n de China, lo que salv¨® a Taiw¨¢n de una invasi¨®n desde el continente en un momento en que el r¨¦gimen de Chiang Kai-shek era muy vulnerable¡± (Asia¡¯s Cauldron. The South China Sea and the End of a Stable Pacific, Random House). Cuando EE?UU avanza sus piezas en la pen¨ªnsula coreana, ante la petici¨®n de auxilio de sus aliados (Se¨²l y Tokio), China avanza tambi¨¦n las suyas en el mar del Sur de la China frente a Taiw¨¢n. El go, definitivamente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.