La conversi¨®n de Cameron
Bruselas urge al primer ministro a volcarse en el ¡®s¨ª¡¯ a Europa en el refer¨¦ndum tras las cesiones
La canciller Angela Merkel sinti¨® en Bruselas el crujir de la crisis: en plena cumbre para evitar la salida de Reino Unido de la UE, se dej¨® ver en un famoso quiosco de la capital europea para degustar las mejores patatas fritas del continente, o eso dicen los belgas. En uno de los bares cercanos a ese quiosco hay un cartel con aquella frase de Dante: ¡°Abandonad toda esperanza¡±; puede que Merkel lo leyera, porque aceler¨® el paso para volver al Consejo como si no hubiera un ma?ana.
El caso es que tras una negociaci¨®n ag¨®nica, poco despu¨¦s de esas crujientes patatas y ese paseo, Merkel, Rajoy y compa?¨ªa obraron el milagro: se sell¨® el acuerdo, tras 40 horas de desesperante espera. Arrancaba as¨ª el viraje m¨¢s r¨¢pido que ha dado un primer ministro brit¨¢nico desde un euroescepticismo rampante hasta un cari?o casi incondicional por el proyecto europeo. ¡°Me dedicar¨¦ en cuerpo y alma a persuadir a los brit¨¢nicos de que nos conviene seguir en esta UE reformada¡±, afirm¨® un eur¨®filo de nuevo cu?o llamado David Cameron.
Quien traiciona lo m¨¢s aut¨¦ntico de s¨ª mismo est¨¢ perdido, dicen los cl¨¢sicos. Pero Europa necesita a Cameron, converso o no, para sacarse de encima un problema que est¨¢ ah¨ª desde hace casi 50 a?os: desde la entrada de Reino Unido en la UE. Los mandarines de Bruselas respiraron este s¨¢bado al dar por acabado el interminable cap¨ªtulo de las negociaciones, admitieron que ha habido concesiones ¡ªmenores, seg¨²n la interpretaci¨®n continental¡ª y a?adieron que el show de Cameron debe continuar: Merkel y el resto de l¨ªderes instan al primer ministro a que se vuelque en la campa?a del s¨ª. ¡°Es el momento de acabar de una vez, para al menos una generaci¨®n, con uno de los muchos problemas que aquejan a Europa¡±, explicaron fuentes europeas.
Las concesiones europeas
Inmigraci¨®n. La mayor victoria de Cameron es la posibilidad de aplicar un freno de emergencia durante siete a?os para reducir las prestaciones de los inmigrantes durante sus cuatro primeros a?os de contrato. Esos beneficios sociales ir¨¢n creciendo a medida que se vaya cotizando. Los socios permiten tambi¨¦n modular las prestaciones por hijo en funci¨®n del nivel de vida del pa¨ªs de residencia del menor.
Pseudoveto. Si Londres considera que una nueva regla perjudica a su City, podr¨¢ paralizarla para que se debata en el Consejo. Esa medida se incluir¨¢ en los tratados cuando se reabran. Cameron consigue que los pa¨ªses que est¨¢n fuera del euro no se vean discriminados en lo que afecte al mercado ¨²nico.
Uni¨®n cada vez m¨¢s estrecha. Los Veintiocho consideran que ese leitmotiv no rige para Reino Unido.
Parlamentos nacionales. Londres consigue que si el 55% de los diputados nacionales est¨¢n en contra de un borrador legislativo, puedan paralizarlo y obligar a la Comisi¨®n a enmendarlo.
Bruselas y Londres han pactado una campa?a sin golpes bajos, en la que Cameron venda la permanencia en la UE como el mejor de los mundos posibles: los brit¨¢nicos se quedan con lo que les gusta (un mercado ¨²nico gigantesco, abierto, librecambista; una Europa profundamente inglesa) y no se ven obligados a aceptar lo que les desagrada (la integraci¨®n en una especie de superestado europeo que levanta ampollas en las islas). ¡°El lema est¨¢ claro: salir de la UE es perder uno de esos mundos y arriesgarse a la irrelevancia; quedarse es tener los dos¡±, resumen las fuentes consultadas.
El pacto alcanzado se considera un mal menor en las canciller¨ªas; se trata de concesiones m¨ªnimas, destaca Bruselas, aunque entre ellas se abre una puerta a lo desconocido: los Veintiocho permiten a Londres quebrar el principio de igualdad y discriminar a los trabajadores en funci¨®n de su pasaporte. ¡°Puede que los puristas pongan el grito en el cielo por eso. Pero podr¨ªa haber sido mucho peor si se hubieran aceptado las pretensiones iniciales de Cameron¡±, dec¨ªa este s¨¢bado una alta fuente europea. Los Veintiocho ofrecen a Cameron un ¡°freno de emergencia¡± si se detecta un flujo desproporcionado de trabajadores europeos. En ese caso, Londres podr¨¢ denegar los complementos salariales en los empleos menos cualificados durante los primeros cuatro a?os a los inmigrantes. Esa medida disuasoria podr¨¢ aplicarse durante siete a?os y tan pronto como se gane el refer¨¦ndum: la Comisi¨®n considera que ya se dan las condiciones para aplicarla.
Queda por ver cu¨¢les son las consecuencias. Si realmente se reduce el flujo de inmigrantes. Si otros pa¨ªses implantan limitaciones parecidas. Si de veras se quiebra, como parece, uno de los valores fundamentales de la UE solo para dar satisfacci¨®n a un primer ministro incapaz de convencer a su propio partido. Si Cameron consigue ganar el refer¨¦ndum y permanecer en la UE. Y finalmente ¡ªy van m¨¢s condicionales que en el poema de Kipling¡ª, si la Euroc¨¢mara agua o no esa medida, y qu¨¦ hace con ella el Tribunal de Justicia. ¡°La jurisprudencia de la corte europea es clara: los Estados miembros tienen la obligaci¨®n de luchar contra los abusos al Estado del bienestar¡±, dicen los juristas comunitarios. Pero la jurisprudencia dice tambi¨¦n otras cosas: hay multitud de reveses para quienes en el pasado aplicaron medidas que discriminan a los trabajadores por su pasaporte. Pero esa es otra historia: el voto del 23 de junio es ahora la prioridad en Bruselas. El show de Cameron, en fin, debe continuar.
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