Evo va por todo
De vencer en el refer¨¦ndum y en la elecci¨®n de 2019, Morales ser¨ªa presidente hasta 2025
La historia viene de tiempo atr¨¢s. Lleg¨® a la presidencia en 2006 con la idea de perdurar, lo cual requer¨ªa cambiar la constituci¨®n. En febrero de 2009 se promulg¨® la Constituci¨®n del Estado Plurinacional Boliviano, con cl¨¢usula de reelecci¨®n inmediata por un segundo per¨ªodo. Luego de negociaciones en el Congreso, se acord¨® a?adir una disposici¨®n transitoria con el fin de especificar que el per¨ªodo presidencial anterior¡ªbajo la previa constituci¨®n¡ªse tomar¨ªa en cuenta. ?l no lo crey¨® del todo.
Al texto constitucional tambi¨¦n se le ados¨® el R¨¦gimen Electoral Transitorio, promulgado en abril de 2009, ratificando que al presidente en ejercicio le restaba solamente una segunda elecci¨®n posible. Fue as¨ª reelecto en diciembre de aquel a?o con el 67 por ciento de los votos para cumplir un ¨²ltimo per¨ªodo.?
?ltimo en teor¨ªa, ya que en 2013 se postul¨® a un tercer mandato, siendo habilitado por el Tribunal Constitucional. La justificaci¨®n de dicha autorizaci¨®n fue que anteriormente hab¨ªa sido presidente de ¡°otro¡± Estado, ya que la nueva Constituci¨®n consagra el Estado Plurinacional Boliviano. Volvi¨® a ser reelecto en 2014, otra vez con m¨¢s del 60 por ciento de los votos. Desde el punto de vista institucional, sin embargo, la cancha ya estaba embarrada.
Amante del f¨²tbol, Evo Morales conoce la met¨¢fora. Argumentar que su primer per¨ªodo fue en otro pa¨ªs usando un artificio sem¨¢ntico fue una bofetada en la cara del votante, tanto como en la cara del derecho internacional y los compromisos que le dan forma. Agr¨¦guese que la sentencia judicial en cuesti¨®n constituye, de por s¨ª, una admisi¨®n de la ausencia de separaci¨®n de poderes y una violaci¨®n de la Carta Democr¨¢tica de la OEA, a prop¨®sito de tratados internacionales.
El rostro de la perpetuaci¨®n, poco elegante, se ve todav¨ªa m¨¢s feo en el espejo de los conflictos y fracasos de otras naciones de la regi¨®n que ya han transitado ese camino
Pues ahora Evo va por m¨¢s, tal vez vaya por todo. Se trata de un refer¨¦ndum por una nueva reelecci¨®n, un tercer o un cuarto per¨ªodo, seg¨²n a quien se le pregunte. La cuesti¨®n es que este domingo los bolivianos acuden a las urnas para determinar si Morales puede volver a postularse en la elecci¨®n de 2019. De vencer en el refer¨¦ndum y en la posterior eleccion, ser¨ªa presidente hasta 2025. La cuenta es f¨¢cil, da la friolera de 19 a?os ininterrumpidos en el poder.
Es menos f¨¢cil predecir el resultado del refer¨¦ndum, sin embargo. Las encuestas dan un empate. Las que son favorables a Morales est¨¢n dentro del margen de error, una diferencia min¨²scula. Ocurre que no existen las mayor¨ªas permanentes. Las preferencias electorales de una sociedad son din¨¢micas, una realidad dif¨ªcil de admitir para quien concibe el poder en clave de perpetuidad.
No hay m¨¢s que ver lo sucedido en la localidad de El Alto, alguna vez basti¨®n del oficialismo. All¨ª una protesta frente a la alcald¨ªa deriv¨® en un incendio con seis muertos y las sospechas puestas en el exalcalde, hombre cercano a Evo y a su vez preso con cargos de corrupci¨®n. La coincidencia no podr¨ªa haber sido m¨¢s desafortunada para el presidente. Tampoco es el ¨²nico caso de corrupci¨®n que lo salpica.
Llama la atenci¨®n el apuro, un refer¨¦ndum casi cuatro a?os antes de la elecci¨®n, pero los hechos en El Alto lo explican. La tendencia es decreciente y esperar m¨¢s tiempo para el refer¨¦ndum bien podr¨ªa significar la sentencia de una derrota. A¨²n Evo, el hombre que, gracias al boom de precios internacionales y una sensata pol¨ªtica fiscal, tranform¨® Bolivia, comienza a sentir el desgaste del poder.
Para los soci¨®logos no hay misterio. Es el viejo tema de las externalidades de la movilidad social ascendente, cuando una sociedad ya no est¨¢ satisfecha solo con m¨¢s bienes materiales y aspira a otro tipo de activos: instituciones, transparencia, alternancia. En s¨ªntesis, ciudadan¨ªa. No siempre es la econom¨ªa, est¨²pido.
La ciudadan¨ªa se desdibuja cuando las reglas de juego se cambian a voluntad del presidente y para mantenerlo en el poder por dos d¨¦cadas. El rostro de la perpetuaci¨®n, poco elegante, se ve todav¨ªa m¨¢s feo en el espejo de los conflictos y fracasos de otras naciones de la regi¨®n que ya han transitado ese camino: la profunda crisis del chavismo, la pesada herencia de los Kirchner, el nepotismo de la familia Ortega y un Correa que, para buscar otra reelecci¨®n, deber¨¢ divorciarse de un amplio segmento de su sociedad. Bolivia debe estar pensando en ello.
Es que a¨²n en Am¨¦rica Latina, el caudillismo personalista, ese clich¨¦ siempre invocado, tiene un l¨ªmite.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.