El FBI admite que bloque¨® por error el m¨®vil del terrorista de San Bernardino

El jefe del FBI, James Comey, ha reconocido este martes ante una comisi¨®n del Congreso de Estados Unidos que su personal bloque¨® el m¨®vil iPhone de uno de los asesinos de San Bernardino cuando, poco despu¨¦s de a matanza, restableci¨® la contrase?a del terminal para el servicio de almacenamiento en la nube iCloud. "Se cometi¨® un error en las primeras 24 horas tras el ataque", admiti¨® Comey en una vista parlamentaria sobre los intentos del Gobierno de que Apple le abra el tel¨¦fono del terrorista.

El caso de Apple y el FBI ha ido m¨¢s all¨¢ de California, el lugar donde de donde son los iPhones y el mismo estado donde tuvo lugar la masacre de San Bernardino, en la que fueron asesinadas 14 personas, que ha dado lugar al enfrentamiento entre el gigante tecnol¨®gico y las autoridades. Durante la ma?ana del martes, el director del FBI y Bruce Sewell, vicepresidente responsable de asuntos legales de Apple, han defendido posturas encontradas en el Congreso de Estados Unidos.

La vista ha girado en torno al debate que genera la encriptaci¨®n para la seguridad nacional. La visi¨®n de la empresa no ha diferido de lo expresado hace dos semanas por Tim Cook en una carta a los consumidores. Sostiene que no se debe cambiar el sistema operativo para acceder a datos bloqueados. Apple, adem¨¢s, lleg¨® con la confianza que le otorga una sentencia favorable de un juzgado de Nueva York que apoyaba su tesis en un caso de narcotr¨¢fico.

El representante del FBI evit¨® los rodeos en su primera intervenci¨®n, neg¨® que el FBI pidiese la llave de una puerta trasera para abrir los aparatos de Apple. ¡°Ya hay una puerta en el iPhone para hacerlo, es la contrase?a encriptada. Lo que pedimos a Apple es que quite de ah¨ª el perro guardi¨¢n que tienen ah¨ª y nos dejen tomar el candado a nosotros¡±. En t¨¦rminos de ejecuci¨®n, esa frase se traduce en que Apple cree un software que neutralice la caracter¨ªstica de seguridad pensada para borrar el contenido del m¨®vil en caso de que se den intentos de acceso err¨®neos y reiterados. Una vez que Apple diese de baja ese control, el FBI volver¨ªa a intentar dar la contrase?a hasta que desbloquease el m¨®vil sin miedo a que se borre por completo.

El FBI sostiene que dentro del tel¨¦fono puede haber pruebas clave para el caso de San Bernardino, como la localizaci¨®n del supuestos asesino, las ¨²ltimas llamadas y contactos que tuvo. Este debate ha creado una situaci¨®n extra?a. Los republicanos, normalmente f¨¦rreos defensores de las libertades individuales, se han puesto de lado del FBI. Bob Goodlatte, senador republicano por Virginia, pidi¨® una soluci¨®n intermedia: ¡°Tenemos que intentar dar con una forma para que la seguridad f¨ªsica no se enfrente a la seguridad de la informaci¨®n. La ley tiene que mantenernos a salvo y luchar contra los delitos. En este pa¨ªs, las empresas tecnol¨®gicas tienen que cuidar de la seguridad de nuestros servicios tanto como la de los ciudadanos¡±. Al mismo tiempo reconoci¨® que ese equilibrio no es sencillo: ¡°Es complicado dejarlo en manos de los jueces, creo que tenemos que debatirlo en el Congreso¡±.

Una de las personas que puede definir este caso es Cyrus Vance Jr., fiscal del distrito de Manhattan, en Nueva York. Est¨¢ entre la lista de personas llamadas a testificar y ya ha enviado un documento en el que se explica que en su departamento tienen 175 aparatos de Apple que su equipo de investigadores forenses no ha sido capaz de abrir. ¡°Tenemos que tener presente que el 95% de los casos criminales de este pa¨ªs se resuelven de manera local o estatal. Desde que en el oto?o de 2014 Apple puso la encriptaci¨®n por defecto, nos hemos visto afectados en muchas investigaciones¡±. En la propuesta de Vance a los legisladores propone que se dise?en los productos con una f¨®rmula para que la polic¨ªa pueda acceder a los datos. Aunque Apple no apoya esa idea, s¨ª ha accedido a la creaci¨®n de una comisi¨®n que estudie las implicaciones que tienen la encriptaci¨®n para crear un marco de trabajo com¨²n.