Lo que Berlusconi explica de Trump
Ya hubo otro multimillonario hiperb¨®lico que cosech¨® un ¨¦xito inexplicable (desde fuera). Aqu¨ª algunas lecciones
Un multimillonario maduro, con negocios en el sector inmobiliario, gran proyecci¨®n televisiva, atra¨ªdo por mujeres mucho m¨¢s j¨®venes, histri¨®nico, propenso a las fanfarronadas y a declaraciones con sabor machista o xen¨®fobo irrumpe en la escena pol¨ªtica de una democracia occidental con un discurso hiperb¨®lico, ideol¨®gicamente heterodoxo y cosecha un grado de adhesi¨®n popular incomprensible desde el exterior. ?Donald Trump? Claro. O Silvio Berlusconi.
El mete¨®rico ascenso del magnate neoyorquino tiene boquiabierto a medio planeta. ?C¨®mo puede semejante pol¨ªtico triunfar en la democracia admirada hace ya casi dos siglos por Alexis de Tocqueville? Igual que un dirigente de la talla de Berlusconi se mantuvo durante dos d¨¦cadas en la c¨²pula de un pa¨ªs con milenios de refinada cultura pol¨ªtica. En la exegesis del fen¨®meno Trump, observadores, partidarios y sufridores de dos d¨¦cadas de berlusconismo cuentan con alguna ventaja interpretativa.
De entrada, saben que exabruptos, gaffes e insolencias no excluyen que nos hallemos ante una finissima estrategia pol¨ªtica: un discurso perfecto para la actual era de un Occidente menos confiado de s¨ª mismo, con m¨¢s miedos.
Obviamente hay muchas diferencias entre los dos. Trump suena m¨¢s radical que Berlusconi. Pero ambos parecen capaces de hablar ¨Ccon palabras y ejemplo a la vez- a los amplios sectores de las sociedades occidentales decepcionados por el tiempo moderno. A esos individuos inquietos por las transformaciones inducidas por las migraciones, descabalgados de su estatus laboral por la globalizaci¨®n y las revoluciones tecnol¨®gicas, despojados de la convicci¨®n de que el futuro siempre ser¨ªa mejor. Individuos en dificultad y desorientados, nost¨¢lgicos por tanto del pasado y sus valores, apegados al esp¨ªritu de su naci¨®n, ?pero el del tiempo en el que les iba mejor, a ellos o sus hom¨®logos predecesores!: Make America Great Again! Y Forza Italia! Individuos resentidos ante la clase pol¨ªtica tradicional que no supo ofrecerles los resultados anhelados, proteger su estatus o su expectativa de progreso.
En estos mismos caladeros pescan obviamente muchos pol¨ªticos que prometen preservar las m¨ªticas cualidades de sociedades que sin embargo inexorablemente metamorfosean. Estas son las aguas de los Le Pen, Orban, Kaczinski. ¡°En el fondo, lo que nos gustar¨ªa es volver a vivir en la ciudad de nuestra infancia¡±, dec¨ªa significativamente Jean, jubilado de la industria automovil¨ªstica de Villers-Cotter¨ºts, localidad francesa gobernada por el Frente Nacional, a un periodista de este diario que informaba desde la zona recientemente.
Parafraseando el c¨¦lebre La sociedad abierta y sus enemigos de Karl Popper, quiz¨¢ Trump, Berlusconi (y sus aliados de la Liga Norte), Le Pen, Orban, Kaczinski puedan definirse los amigos de las sociedades cerradas.
Pero Trump y Berlusconi se distinguen con respecto a los otros por la fuerza de su ejemplo personal, el aura del ¨¦xito econ¨®mico que inspira en muchos sentimientos de admiraci¨®n. Un poderoso activo que no hay que subestimar, al igual que ese total desprecio de la correcci¨®n pol¨ªtica y moderaci¨®n, que muchos perciben como valent¨ªa, y que conecta con los sentimientos que muchos no se atreven a defender abiertamente. Con los miedos.
El antiberlusconismo ofrece dos lecciones para los adversarios de Trump. Uno, al tratarse de sentimientos, a menudo los argumentos racionales no son suficientes. Dos, demonizaci¨®n y ridiculizaci¨®n son contraproducentes. Al golpear al l¨ªder, se humilla a las legiones que piensan como ¨¦l. Haberlas, haylas. Buscan el tiempo perdido. Make America Great Again.
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