M¨¦xico evita azuzar la hoguera xen¨®foba de Trump
El Gobierno mexicano se muerde la lengua ante los ataques del multimillonario para no hacerle el juego pol¨ªtico, pero las voces de protesta crecen d¨ªa a d¨ªa
Morderse la lengua y esperar a que el fuego se apague. La postura oficial del Gobierno mexicano ante las invectivas de Donald Trump es evitar a toda costa azuzar las llamas. ¡°Nosotros no estamos en campa?a¡±, se?alan altos cargos del entorno presidencial. El miedo a que una intervenci¨®n desafortunada desde M¨¦xico pueda favorecer las expectativas electorales del multimillonario republicano hace extremar las cautelas. Pocos, muy pocos, son los encargados de dar contestaci¨®n. Y cuando lo hacen, es evitando el cuerpo a cuerpo.
El primero en responder fue en junio pasado el secretario de Gobernaci¨®n, Osorio Chong, uno de los pol¨ªticos con m¨¢s peso en el Ejecutivo y el mejor valorado dentro del PRI para disputar la presidencia. Al d¨ªa siguiente de que Trump detonase su idea de construir un muro pagado por M¨¦xico para evitar la entrada de ¡°drogas y violadores¡±, Chong tach¨® sus palabras de ¡°prejuiciosas y absurdas¡± y record¨® el valor de la inmigraci¨®n en la construcci¨®n de los Estados Unidos. Fue posiblemente la contestaci¨®n m¨¢s directa y dura ofrecida desde M¨¦xico. No hubo segunda parte. Pronto lleg¨® la llamada a la calma. La pauta la estableci¨® el propio presidente Enrique Pe?a Nieto. ¡°Condenaremos cualquier expresi¨®n descalificatoria y discriminatoria contra M¨¦xico, pero no quiero hacerle el juego pol¨ªtico a alguien que est¨¢ en campa?a electoral¡±, afirm¨® el mandatario.
Este dique de contenci¨®n se mantenido a rajatabla por parte del Ejecutivo. Pero fuera bulle la indignaci¨®n. Las voces contra Trump abarcan todo el espectro pol¨ªtico, incluidos antiguos dignatarios. El expresidente Vicente Fox (2000-2006) fue de los primeros en disparar: ¡°Trump es un fanfarr¨®n, presumido, ignorante que no tiene ni idea de lo que es sentarse en la silla presidencial¡±, dijo. En la andanada le sigui¨® el exmandatario Felipe Calder¨®n (2006-2012), quien acus¨® al multimillonario de ser un racista y utilizar un discurso similar al de Adolf Hitler. ¡°Est¨¢ convirtiendo a Estados Unidos en un vecino que todos van a terminar odiando y repudiando¡±, afirm¨®.
La palabras de ambos ex presidentes reflejan un sentir muy extendido. Pero tambi¨¦n la profunda sorpresa que est¨¢ causando en M¨¦xico el avance del candidato republicano, al que en un principio no se consideraba m¨¢s que un estrambote electoral. ¡°Trump nos usa para cosificar ese enemigo que una parte de la sociedad de Estados Unidos busca para volcar sus miedos e inseguridades. El Gobierno de M¨¦xico est¨¢ cometiendo un error muy grave por dejar escapar una oportunidad de explicar a los estadounidenses qui¨¦nes somos. Es el momento de que sepan los problemas que nos ocasiona su comercio de armas, es el momento de que descubran que no somos s¨®lo meseros, jardineros y narcos¡±, comenta el profesor-investigador del Colegio de M¨¦xico Sergio Aguayo.
Aunque desde un ¨¢ngulo bien distinto, en el Ejecutivo tambi¨¦n se lamenta que los insultos de Trump hayan empa?ado la visi¨®n que se tiene en Estados Unidos de M¨¦xico, enterrando los avances logrados en los ¨²ltimos a?os. Citan la creaci¨®n de una agenda com¨²n, m¨¢s all¨¢ de los temas de seguridad, y sobre todo, la intensidad de una balanza comercial que supera el medio bill¨®n de d¨®lares. ¡°La ubicaci¨®n de M¨¦xico en las elecciones no es la adecuada, la discusi¨®n no refleja la profunda y positiva relaci¨®n bilateral; seis millones de empleos dependen en Estados Unidos del comercio con M¨¦xico, cada minuto se comercia un mill¨®n de d¨®lares¡±, indican desde Los Pinos.
Para sortear este escollo, el Ejecutivo mexicano va a dirigirse a los candidatos para darles informaci¨®n pormenorizada sobre estos v¨ªnculos. Pero m¨¢s all¨¢ de este t¨ªmido intento, que seguramente quedar¨¢ acallado por el estruendo de Trump, las esperanzas en la c¨²pula gubernamental est¨¢n puestas en que las tornas cambien para el multimillonario. ¡° La propia din¨¢mica electoral har¨¢ que se diluya su discurso. Los m¨¢s preocupados son ahora mismo los propios republicanos¡±, destaca un alto cargo del entorno presidencial. Un deseo que se troca en hielo cuando se les recuerda la posibilidad de que el pr¨®ximo presidente de Estados Unidos se llame Donald Trump: ¡°M¨¦xico dar¨¢ la bienvenida a quien decida el pueblo estadounidense¡±. Esa es la contestaci¨®n oficial. Pero detr¨¢s late una profunda inquietud. La que M¨¦xico siente ante la xenofobia desatada por el republicano.
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