Las reacciones al esc¨¢ndalo de Lula da Silva exponen una sociedad divida ante el esc¨¢ndalo de corrupci¨®n

¡°Lula, el m¨¢s honesto y honrado de este pa¨ªs¡±, rezaba un cartel enfrente de la casa de S?o Paulo del expresidente de Brasil. ¡°Lula en prisi¨®n, gracias a Dios¡±, dec¨ªa una pancarta en la ciudad de Curitiba, al sur del pa¨ªs. La megaoperaci¨®n que este viernes estrech¨® el cerco en torno al expresidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva y su familia hizo a¨²n m¨¢s evidente el distanciamiento entre dos polos opuestos de la sociedad brasile?a: quienes apoyan al expresidente, por una parte, y los protagonistas de las manifestaciones que acusan a Lula de corrupto y defienden la destituci¨®n de su heredera Dilma Rousseff, por otro.

En Brasilia, la capital pol¨ªtica del pa¨ªs, dos coches pasaban dando bocinazos la ma?ana del viernes enfrente del Palacio de Planalto, sede del Gobierno. "?Se acab¨® el PT!", gritaban los conductores. En otros sitios, la polarizaci¨®n lleg¨® a las manos. Durante la ma?ana del viernes, grupos de un lado y del otro se concentraron frente a la casa de Lula en S?o Paulo y acabaron intercambiando insultos, empujones y provocaciones. Varias personas resultaron heridas y la polic¨ªa tuvo que intervenir dispersando los encontronazos con spray de pimienta.

El aeropuerto de Congonhas, en la zona sur de S?o Paulo, se transform¨® tambi¨¦n en un campo de batalla tras confirmarse que el expresidente declarar¨ªa en las dependencias de la Polic¨ªa Federal, dentro de la terminal. Los contrarios al Partido de los Trabajadores (PT) eran mayor¨ªa y celebraban la toma de declaraci¨®n de Lula como si fuera una final de f¨²tbol, con gritos como ¡°Eh, PT, vete a tomar por culo¡±, ¡°Fuera comunismo¡± y ¡°Nuestra bandera nunca ser¨¢ roja¡±, en referencia al color de la ense?a del PT. El grupo de los defensores del expresidente ve¨ªa la operaci¨®n policial como un ¡°golpe¡±. ¡°Es una detenci¨®n pol¨ªtica¡±, afirm¨® uno de ellos. Con el paso del tiempo los ¨¢nimos se incendiaron y el alboroto oblig¨® a la Polic¨ªa Militar, una vez m¨¢s, a intervenir. Los agentes tuvieron que montar un cord¨®n policial para evitar una guerra entre las dos hinchadas.

La escena tom¨® por sorpresa a los pasajeros que desembarcaban en el aeropuerto. Hab¨ªa helic¨®pteros de la prensa, mu?ecos hinchables, que representan al expresidente vestido de presidiario, y hasta fuegos artificiales. Renato Oliveira, de 28 a?os, era uno de los que pasaba por all¨ª. Olivera asegura que toda su familia vot¨® a Lula en 2002, pero que est¨¢ decepcionado con la corrupci¨®n. ¡°El [programa social] Bolsa Familia fue solo una forma de robar. No creo en los datos de la ONU que muestran que Brasil ha salido del mapa del hambre¡±. Para Oliveira, en este momento no se puede confiar en ning¨²n ¨®rgano oficial o de la prensa. ¡°Solo conf¨ªo en [S¨¦rgio] Moro¡±, dijo en referencia al juez federal que dirige los procesos judiciales de la operaci¨®n Lava Jato erigido como s¨ªmbolo de la lucha contra el Partido de los Trabajadores (PT).

Cuando Lula acab¨® de declarar ante la polic¨ªa, el exministro de Deportes de los Gobiernos de Lula y Rousseff, Orlando Silva, se dirigi¨® a los simpatizantes del exmandatario en S?o Paulo y exalt¨® los ¨¢nimos: ¡°Es un d¨ªa hist¨®rico. El presidente Lula, el mayor l¨ªder popular de la historia de Brasil, el que eligi¨® a la primera mujer presidenta de la Rep¨²blica, ha sufrido un ataque vil, un ataque bajo. Un complot. Que no piensen que nos vamos a quedar callados ante esta violencia. A partir de hoy, en todo Brasil, vamos a levantar a nuestro pueblo para decir no al golpe¡±.