D¨ªa de la mujer: el doble riesgo de las refugiadas y desplazadas
Ellas se enfrentan a la discriminaci¨®n de g¨¦nero y sufren m¨¢s riesgo de violencia sexual y explotaci¨®n
Alrededor de la mitad de las personas desarraigadas en todo el mundo son mujeres y ni?as, seg¨²n datos de la ONU. No tienen la protecci¨®n de un hogar, de un pa¨ªs, de las autoridades. Muchas veces tampoco cuentan ni siquiera con una estructura familiar. Muchas han tenido que dejar sus casas, sus pueblos y ciudades por la violencia de las guerras, por la persecuci¨®n pol¨ªtica o religiosa, por cat¨¢strofes y eventos naturales. Algunas tienen que huir de su pa¨ªs y se convierten en refugiadas, como las miles de sirias que llegan a Europa o que habitan en asentamientos de Turqu¨ªa o L¨ªbano. Otras se trasladan a otros lugares algo m¨¢s seguros dentro de sus propias fronteras y pasan a ser desplazadas internas. Todas sufren situaciones de vulnerabilidad. No s¨®lo por su condici¨®n de refugiadas o desplazadas, sino por cuesti¨®n de g¨¦nero.
El 8 de marzo se conmemora el D¨ªa Internacional de la Mujer. Un d¨ªa para recordar todo lo que queda por luchar para alcanzar la igualdad real. Una meta que no se ha logrado en ning¨²n pa¨ªs del mundo. La discriminaci¨®n por razones de g¨¦nero es una realidad. La violencia de g¨¦nero sigue siendo una lacra que no termina, la brecha salarial una realidad que apenas sufre variaciones y ellas, aunque con m¨¢s educaci¨®n formal, siguen ocupando en menor medida los puestos directivos. Adem¨¢s, las mujeres siguen siendo las encargadas mayoritariamente de los cuidados de ni?os, ancianos y dependientes. Desigualdades, eso s¨ª, del mundo desarrollado y libre de conflictos.
A todos estos problemas, las refugiadas y desplazadas suman otras formas de discriminaci¨®n: la discriminaci¨®n, las tradiciones del patriarcado, un alto grado de violencia ¡ªtambi¨¦n sexual¡ª, el estigma y tambi¨¦n la explotaci¨®n laboral. EL PA?S les dedica este a?o parte de su especial del D¨ªa de la Mujer y quiere contar sus historias. Sus desaf¨ªos.
Las mujeres y ni?as migrantes y refugiadas se enfrentan a amenazas durante el viaje de huida. Unos riesgos que tampoco acaban cuando llegan al lugar que esperaban seguro. Las organizaciones que trabajan sobre el terreno alertan de que las refugiadas, desplazadas y migrantes sufren violencia, agresiones, explotaci¨®n y acoso sexual en todas las etapas de su viaje, tambi¨¦n dentro del territorio europeo. Amnist¨ªa Internacional detalla en uno de sus ¨²ltimos informes especializados que los traficantes de personas eligen a las mujeres que viajan solas sabiendo que son m¨¢s vulnerables. "Cuando no tienen recursos econ¨®micos para pagar su viaje, a menudo intentan coaccionarlas para que tengan relaciones sexuales con ellos", explican.
Adem¨¢s, muchas sufren ataques en los centros donde se resguardan o en los asentamientos donde tratan de subsistir. Las situaciones de hacinamiento y falta de intimidad incrementan el riesgo a sufrir abusos. En la mayor¨ªa no hay cerrojos en las puertas y las letrinas e instalaciones para dormir son comunes para hombres y mujeres. La falta de iluminaci¨®n tambi¨¦n contribuye a la inseguridad, y las propias mujeres cuentan que si salen cuando est¨¢ oscuro, se arriesgan a ser agredidas.
M¨¢s de 26 millones de mujeres y adolescentes necesitan asistencia humanitaria en todo el mundo. La ONU calcula que esta cifra representa a uno de cada cuatro solicitantes de asilo. Sin embargo, apenas hay atenci¨®n especializada para ellas. La falta de atenci¨®n obst¨¦trica y neonatal, los suministros para partos sin riesgos, la anticoncepci¨®n ¡ªtambi¨¦n de emergencia¡ª, la prestaci¨®n de retrovirales o la atenci¨®n para quienes han sufrido violencia sexual escasean. La Agencia de la ONU para la Poblaci¨®n y Desarrollo (UNFPA) estima que s¨®lo el 5% de la ayuda humanitaria se destina a la salud sexual y reproductiva, una necesidad b¨¢sica para mujeres y ni?as.
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