La operaci¨®n Lava Jato y las personas incomunes
La cortina de humo del discurso pol¨ªtico del expresidente esconde que faltan explicaciones
El d¨ªa 17 de junio de 2009, durante un viaje a Kazajist¨¢n, el entonces presidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva defendi¨® a un colega pol¨ªtico que estaba siendo denunciado por cometer irregularidades. Lula, que en aquella ¨¦poca gozaba de uno de los m¨¢s altos ¨ªndices de popularidad registrados en todo el mundo, se refer¨ªa a Jos¨¦ Sarney, del Partido del Movimiento Democr¨¢tico Brasile?o (PMDB), acusado de favorecer a parientes utilizando actos legislativos secretos.
Lula dijo: ¡°Siempre me preocupo cuando en Brasil empieza este proceso de denuncias, porque es el cuento de nunca acabar y luego no pasa nada (...). Sarney tiene suficiente historia en Brasil para que no se le trate como a una persona com¨²n¡±.
Al decir que Sarney no podr¨ªa ser tratado como una ¡°persona com¨²n¡±, Lula dej¨® entrever su visi¨®n de democracia y de Estado de Derecho: algunas personas son diferentes a otras. La semana pasada, fue Lula el que estuvo bajo sospecha de cometer ilegalidades. ?l y su familia son los principales investigados en la operaci¨®n Aletheia ¨Cque en griego significa ¡°verdad¡±¨C, una de las fases de la Lava Jato, considerada una de las mayores investigaciones sobre corrupci¨®n en Brasil.
Tras ser obligado a declarar, Lula volvi¨® a su lugar preferido, la tribuna pol¨ªtica, para criticar a los responsables de la investigaci¨®n. Por otro lado, los investigadores dijeron que nadie est¨¢ por encima de la ley. La cortina de humo del discurso pol¨ªtico del expresidente esconde, de hecho, que faltan explicaciones sobre las propiedades y los pagos de grandes constructoras no declarados.
Desacreditar investigaciones sobre corrupci¨®n y se?alar posibles golpes de la ¨¦lite contra l¨ªderes populares siempre fue una t¨¢ctica de la que se valieron algunos partidos de izquierda en Latinoam¨¦rica. Los l¨ªderes populistas suelen dividir el mundo entre una ¨¦lite golpista y los l¨ªderes populares, que, al ser los verdaderos representantes del pueblo, deber¨ªan tener carta blanca. A los que son la verdadera cara de la naci¨®n y del pueblo se les podr¨ªa aceptar un comportamiento anti¨¦tico. Se insiste en la predominancia del discurso superficial y generalizado del ¡°nosotros¡± contra ¡°ellos¡±.
Esta t¨¢ctica solo suele funcionar cuando la mayor¨ªa de la poblaci¨®n no cree que las investigaciones y las acusaciones contra esos l¨ªderes sean de fiar. En ese sentido, el grado de profundidad y claridad de las acusaciones es esencial para estas acusaciones se apliquen tambi¨¦n a los l¨ªderes pol¨ªticos. Transmitir la informaci¨®n con claridad es fundamental para que la sociedad civil transforme casos de corrupci¨®n en castigo para pol¨ªticos que cometen actos il¨ªcitos.
Cuando esta informaci¨®n es cre¨ªble y clara, la poblaci¨®n, especialmente la m¨¢s pobre, de Brasil y Latinoam¨¦rica castiga a los pol¨ªticos con el voto, como muestran estudios recientes realizados por varios acad¨¦micos. La idea de que los latinoamericanos aceptan la corrupci¨®n cuando consiguen alg¨²n tipo de beneficio del gobierno no parece que se sostenga con pruebas emp¨ªricas. En realidad, la diferencia est¨¢ en el grado de fiabilidad y en la claridad de la informaci¨®n que se produce.
La investigaci¨®n sobre el expresidente Lula todav¨ªa est¨¢ en curso, pero mucho de lo que se ha publicado hasta el momento muestra que Lula no consigue explicar el origen de bienes y pagos realizados por constructoras implicadas en la trama de la Lava Jato. En una verdadera democracia es necesario investigar las acusaciones con rigor, a la vez que se garantiza el derecho a una defensa.
Sin embargo, la poblaci¨®n tiene derecho a recibir toda la informaci¨®n posible para formar su propio juicio. En las ¨²ltimas semanas, lo que se ha visto es un ataque cada vez mayor a la prensa, que ha llegado a transformarse en ataques f¨ªsicos en la calle. Al mismo tiempo, webs que hab¨ªan recibido dinero desviado de la trama de Petrobras hacen campa?as difamatorias contra periodistas y contra los responsables de las investigaciones de la Lava Jato.
En 2005, en el auge del caso mensal?o, por lo menos dos tercios de la poblaci¨®n cre¨ªa que no se pod¨ªa responsabilizar al entonces presidente Lula por aquel caso, por eso la idea de promover un impeachment no prosper¨®. En 2016, la situaci¨®n es la inversa: la mayor¨ªa de la poblaci¨®n responsabiliza directamente a la presidenta Dilma Rousseff de las tramas destapadas y la informaci¨®n que ha revelado la operaci¨®n Lava Jato tambi¨¦n se considera cre¨ªble con relaci¨®n al expresidente Lula.
Por lo tanto, no se trata de un golpe contra la democracia. Un pa¨ªs ser¨¢ democr¨¢tico cuando sus elecciones sean libres y haya competici¨®n electoral, con espacio para la oposici¨®n. Cuando tramas billonarias de corrupci¨®n desequilibran la competici¨®n electoral, la calidad democr¨¢tica de un pa¨ªs se ve afectada.
La teor¨ªa de que las revelaciones sobre estas grandes tramas deben ser fiables y que solo as¨ª la poblaci¨®n empezar¨¢ a castigar a los pol¨ªticos corruptos incentiva a que las investigaciones se hagan con cuidados t¨¦cnicos y con parsimonia. Asimismo, ejerce presi¨®n sobre los pol¨ªticos para que sopesen con m¨¢s cuidado la decisi¨®n de involucrarse en actos corruptos.
El Estado de Derecho est¨¢ presente cuando todos los ciudadanos son iguales ante la ley, que el poder judicial aplica de forma justa y consistente. Estas leyes deben ser claras, p¨²blicamente conocidas, universales, estables y no retroactivas. De ahora en adelante, Brasil puede demostrar que no existen personas especiales.
Fernando Mello, m¨¢ster de Georgetown University, es socio del portal Jota.info
Barbara Lobato es periodista del portal Jota.info
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