La segunda guerra fr¨ªa
Se habla de una vuelta a la geopol¨ªtica posterior a 1945, pero frente a aquel conflicto fr¨ªo e imaginario, las guerras actuales son m¨¢s dif¨ªciles de contener
En su libro El retorno de la historia y el fin de los sue?os (2008), Robert Kagan dice que el mundo se ha vuelto ¡°otra vez normal¡±. Al decir normal se refiere a la geopol¨ªtica, a una rivalidad entre Estados soberanos que se apoya en el poder militar. Algunos definen esta situaci¨®n como una segunda guerra fr¨ªa, es decir, el regreso imaginario de la primera. En ministerios de Defensa, empresas de armamento y grupos de estudios estrat¨¦gicos, este giro narrativo ha ido acompa?ado de un suspiro colectivo de alivio. Irak y Afganist¨¢n han quedado atr¨¢s. Podemos volver a lo que sabemos hacer, evitar un conflicto con Rusia o China y construir sistemas armament¨ªsticos cada vez m¨¢s complejos.
La ¨²ltima Revisi¨®n de la Defensa de Reino Unido ?¡ªdocumento que recoge peri¨®dicamente la estrategia de seguridad nacional de ese pa¨ªs¡ª compromete a Londres a desarrollar una nueva generaci¨®n de armas nucleares lanzadas desde submarinos y adquirir dos portaviones dotados del avi¨®n de combate F-35, tan sofisticado y tan incre¨ªblemente caro que todav¨ªa no se ha fabricado. El documento no explica verdaderamente por qu¨¦ se necesitan estos sistemas, ni se percibe ninguna sensaci¨®n de urgencia sobre los peligros que afronta Reino Unido; seguramente porque se supone que esas adquisiciones son normales. Parece darse por sentado que la seguridad consiste en fuerzas militares al estilo de las de la Guerra Fr¨ªa y que todo lo dem¨¢s es secundario, o se espera que encaje en su sitio, no se sabe c¨®mo. En otras palabras, lo que podr¨ªamos llamar la segunda guerra fr¨ªa es una repetici¨®n imaginaria de la primera.
La primera Guerra Fr¨ªa se consider¨® en general una rivalidad ¨¦pica entre dos sistemas sociales: capitalismo contra socialismo o democracia contra totalitarismo. Se dec¨ªa que la disuasi¨®n era lo ¨²nico que pod¨ªa impedir el estallido de una III Guerra Mundial. Por supuesto, hubo conflictos locales fuera de Europa en los que murieron millones de personas, adem¨¢s de represi¨®n y dictaduras en Europa del Este. Pero Europa Occidental y Estados Unidos viv¨ªan bastante a salvo de la violencia real.
Ahora bien, ?y si la ausencia de enfrentamientos armados en Europa Occidental tuviera otra explicaci¨®n? Tambi¨¦n la primera Guerra Fr¨ªa se puede caracterizar de imaginaria. Se suele decir que Europa vivi¨® ¡°en paz¡± durante ese periodo. En efecto, aparte de los conflictos en Europa del Este, Grecia y Turqu¨ªa, Irlanda del Norte y el Pa¨ªs Vasco, lo que experiment¨® Europa fue una guerra imaginaria. Una y otra vez, en las maniobras militares a trav¨¦s de las llanuras alemanas, en los relatos de espionaje y contraespionaje, en la ret¨®rica de los pol¨ªticos y los peri¨®dicos, lo que hab¨ªa entre el este y el oeste era imaginario. Los europeos viv¨ªan con la angustia del choque inminente y las formas de control y organizaci¨®n t¨ªpicas de una situaci¨®n b¨¦lica. Era como si la II Guerra Mundial no hubiera terminado. Y las im¨¢genes resultaban tan emocionales porque los recuerdos de esa guerra estaban todav¨ªa frescos.
Las guerras hoy se extienden a trav¨¦s del crimen organizado, con la venta de drogas y el blanqueo de dinero
Se podr¨ªa decir que la guerra imaginaria fue una forma de ejercer el poder. Permiti¨® a los dos bandos retener lo que hab¨ªan ganado durante la II Guerra Mundial. Sirvi¨® para mantener la cohesi¨®n de Occidente y justificar un gasto p¨²blico elevado para prevenir la vuelta del desempleo. Y, en el este, facilit¨® una mentalidad b¨¦lica que legitim¨® el dominio sovi¨¦tico de esa parte de Europa y las formas centralistas y represivas de organizaci¨®n. Seg¨²n esta explicaci¨®n, ninguno de los dos bandos quer¨ªa el enfrentamiento; s¨®lo reforzar sus respectivas posiciones internas. Y si eso es verdad, entonces la Guerra Fr¨ªa tal vez contribuy¨® a impulsar la longevidad del comunismo en Europa del Este, a sostener la hegemon¨ªa de EE?UU y a justificar un gasto cada vez mayor de armamento.
Hablar de la segunda guerra fr¨ªa puede desempe?ar una funci¨®n similar. Desde el punto de vista de Putin, las historias de la expansi¨®n de la OTAN, las violaciones occidentales del derecho internacional en Irak y Kosovo y la manipulaci¨®n occidental de las revoluciones de colores en el antiguo dominio sovi¨¦tico ofrecen una justificaci¨®n para los actos de Mosc¨² en los pa¨ªses vecinos, en Osetia, Crimea y el este de Ucrania, por no hablar de la campa?a de bombardeos en Siria. Recuperar el discurso de la ¨¦poca sovi¨¦tica, acudir al rescate de los ciudadanos rusos y actuar como superpotencia en Oriente Pr¨®ximo son medidas que refuerzan su endeble posici¨®n interna. En concreto, las protestas en Ucrania, que estaban dirigidas contra la oligarqu¨ªa rusa en el pa¨ªs y sus v¨ªnculos criminales (no muy diferentes a las de los indignados en Espa?a), podr¨ªan haber dejado al descubierto a los delincuentes rusos y adem¨¢s estaban empezando a encontrar eco en Mosc¨². La anexi¨®n de Crimea y la guerra en el este de Ucrania transformaron la interpretaci¨®n de lo que estaba sucediendo, convirtieron unas manifestaciones en favor de la democracia en un conflicto ¨¦tnico y, de esa forma, impidieron cualquier cambio sustancial en Ucrania.
Desde el punto de vista de Occidente, el comportamiento de Putin ofreci¨® nuevos argumentos para la OTAN y para aumentar el gasto de defensa. Cuando parec¨ªa que nadie estaba dispuesto a examinar c¨®mo se hicieron tan mal las cosas en Irak y Afganist¨¢n, ni a aprender las lecciones de aquellos a?os, dio la impresi¨®n de que se agradec¨ªa la vuelta a elementos institucionales conocidos, en un momento en el que varios proyectos de armamento estaban dando fruto y necesitaban m¨¢s inversiones. Era una forma de ignorar las interminables consecuencias de aquellas guerras ¡ªla extensi¨®n de los conflictos en Oriente Pr¨®ximo y ?frica y la expansi¨®n del ISIS¡ª y, al mismo tiempo, contentar a varios grupos tradicionales de apoyo en los respectivos pa¨ªses. Extra?amente, por ejemplo, el anacr¨®nico debate sobre la compra de submarinos Trident en Reino Unido, a un precio de m¨¢s de 40.000 millones de libras (51.600 millones de euros), s¨®lo puede entenderse por intereses partidistas, como una forma de dividir al Partido Laborista. Igual que la primera Guerra Fr¨ªa puede interpretarse como un empe?o colectivo en el que ambas partes se reforzaban mutuamente, el relato geopol¨ªtico com¨²n, hoy, ofrece beneficios mutuos a los diversos actores dominantes.
Salvo que quiz¨¢ la segunda vez no salga tan bien. Ya no es tan f¨¢cil aislar a Europa Occidental y EE?UU de los problemas en otras partes del mundo. Las guerras en Ucrania, Oriente Pr¨®ximo o ?frica tambi¨¦n pueden considerarse empe?os colectivos y quiz¨¢ una especie de condici¨®n social. En lugar de dos bandos con objetivos pol¨ªticos identificables, se caracterizan por tener numerosos grupos armados, algunos vinculados al Estado y otros no, que sacan m¨¢s provecho de la violencia y el caos que de la victoria, y eso explica su persistencia y por qu¨¦ es tan dif¨ªcil ponerles fin. Son grupos que viven de propagar creencias sectarias y fundamentalistas y de enriquecerse mediante el saqueo, el robo, el secuestro y el contrabando de petr¨®leo, drogas o antig¨¹edades. Los choques entre los grupos armados son menos frecuentes que la violencia dirigida contra la poblaci¨®n civil. La estrategia t¨ªpica consiste en establecer el control pol¨ªtico mediante los desplazamientos forzosos.
Estas guerras no s¨®lo son dif¨ªciles de terminar, tambi¨¦n son complicadas de contener. Se extienden con los refugiados y los desplazados (un mill¨®n del este de Ucrania, ocho millones de Siria, por el momento, por no hablar de Yemen, Afganist¨¢n, Libia, Mali, Sud¨¢n del Sur, Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, etc¨¦tera). Se propagan a trav¨¦s del crimen organizado internacional, con la venta de drogas y antig¨¹edades o el blanqueo de dinero ¡ªel problema de los precios de la vivienda en Londres, por ejemplo, se explica porque la propiedad inmobiliaria es uno de los mejores m¨¦todos de blanqueo de dinero para los oligarcas rusos y ucranios y los nuevos ricos de la guerra en Oriente Pr¨®ximo¡ª. Y se extienden a trav¨¦s de ideolog¨ªas extremistas, como hemos visto en Par¨ªs, Bruselas y otros lugares.
La geopol¨ªtica no es ninguna soluci¨®n. El comportamiento de Occidente o de Rusia sirve de excusa para justificar actos terroristas: se enmarca como v¨ªctimas a los musulmanes en Crimea, Chechenia, Irak y Siria. La intervenci¨®n militar sirve para justificar m¨¢s violencia. El suministro de armas no hace sino contribuir a aumentar el n¨²mero de muertos y de desplazados.
La segunda guerra fr¨ªa tampoco puede solucionar problemas internos. La econom¨ªa rusa sigue cayendo y a los manifestantes por la democracia ya se han unido tambi¨¦n los sindicatos. El gasto de defensa no va a acabar con el paro ni las desigualdades, y la ret¨®rica de la segunda guerra fr¨ªa s¨®lo sirve para alimentar el populismo de extrema derecha. En otras palabras, lo que ahora es normal est¨¢ sujeto a la inseguridad, la precariedad y el miedo. La segunda guerra fr¨ªa es una fantas¨ªa peligrosa y anacr¨®nica que nos impide pensar seriamente en c¨®mo resolver las tragedias de nuestra ¨¦poca e incluso las agrava.
Mary Kaldor es profesora en la London School of Economics y directora de la unidad de investigaci¨®n de sociedad civil y seguridad. Su ¨²ltimo libro es El poder y la fuerza (Tusquets).
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
Focos de tensi¨®n
- CRISIS EN UCRANIA. El pa¨ªs vive desde 2013 un periodo de inestabilidad pol¨ªtica marcado por la divisi¨®n entre los ciudadanos partidarios de avanzar en la integraci¨®n con la UE y los cercanos a la ¨®rbita rusa. El primer episodio se desat¨® en Kiev, con las marchas del Maid¨¢n contra la decisi¨®n del presidente V¨ªktor Yanuk¨®vich de alejarse de Bruselas, y acab¨® con un acuerdo supervisado por la UE para establecer un Gobierno de transici¨®n proeuropeo.
- ANEXI?N DE CRIMEA. La tensi¨®n se desplaz¨® a Crimea, pen¨ªnsula de mayor¨ªa prorrusa y base estrat¨¦gica de la flota rusa en el mar Negro, que aprob¨® en marzo de 2013 de forma unilateral su uni¨®n con Rusia, ratificada despu¨¦s en refer¨¦ndum, ante la indignaci¨®n de Kiev. A pesar de las presiones diplom¨¢ticas de la UE y EE UU, el Gobierno ucranio decidi¨® retirar sus tropas de Crimea.
- GUERRA CIVIL. El conflicto sigue latente en el este de Ucrania, donde desde 2015 rige un alto el fuego extremadamente fr¨¢gil entre las fuerzas leales a Kiev y los insurgentes apoyados por Mosc¨² en las autodenominadas rep¨²blicas populares de Donetsk y Lugansk. Durante la guerra, el 17 de julio de 2014, un avi¨®n con 298 personas a bordo fue derribado por un misil de fabricaci¨®n rusa disparado desde el este de Ucrania. No se ha podido determinar qui¨¦n lo lanz¨®.
- UN NUEVO MURO. En noviembre de 2014, en el marco del 25? aniversario de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, el exl¨ªder sovi¨¦tico Mija¨ªl Gorbachov advierte de que el mundo est¨¢ a las puertas de una nueva guerra fr¨ªa. En junio de 2015, Putin eleva la tensi¨®n al anunciar que planea reforzar su arsenal nuclear.
- ESCENARIO SIRIO. En Oriente Pr¨®ximo tambi¨¦n se est¨¢n reproduciendo movimientos propios de la guerra fr¨ªa, con Rusia y EE UU marcando el paso en la guerra siria, que arranc¨® en 2011.
- JUEGOS DE GUERRA. Un informe de la European Leadership Network, un think tank de antiguos militares y pol¨ªticos, advert¨ªa el pasado agosto de que Rusia y la OTAN llevan meses realizando maniobras dirigidas a afrontar una escalada de tensi¨®n entre grandes adversarios. As¨ª, en marzo de 2015, Mosc¨² puso sobre el terreno 80.000 soldados para simular combates. Tambi¨¦n la OTAN moviliz¨® a 15.000 tropas en junio para recrear operaciones encubiertas.
- ESCUDO ANTIMISILES. El despliegue de EE UU de un sistema de defensa de misiles en Europa del Este, que acaba de ser completado en Rumania, es motivo de indignaci¨®n en Rusia. Adem¨¢s, Washington ha empezado este mes a negociar el posible despliegue de otro escudo en Corea del Sur. Su objetivo ser¨ªa Corea del Norte, aunque China tema que sea usado contra ella.
- TENSI?N EN ASIA. La amenaza que Pyongyang supone para Se¨²l y Tokio acerca a estos pa¨ªses a Washington. En este contexto, en febrero, China respondi¨® al envite norcoreano con la instalaci¨®n de misiles tierra-aire en la isla de Woody, en aguas en disputa (con Vietnam y Taiw¨¢n) en el mar del Sur de China.
- ISLAS DE CHINA. Pek¨ªn incluy¨® en 2012 las islas en disputa en el mar del Sur, a distancias de hasta 1.300 kil¨®metros de la costa continental, en sus "intereses nacionales b¨¢sicos". En octubre pasado, EE UU respondi¨® al creciente expansionismo chino enviando un buque de guerra, equipado con misiles, a navegar en los alrededores de la zona.
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