La excepci¨®n alemana sucumbe al virus europeo
Los partidos populistas triunfan en la UE con la llegada de refugiados y la crisis del euro
Los populistas alemanes no est¨¢n solos. Los partidos que viven de oponerse a la entrada de migrantes, a las ¨¦lites pol¨ªticas y a Bruselas crecen como la espuma en una Europa debilitada e incapaz de transitar una senda com¨²n. Las pasadas elecciones europeas (mayo 2014) fueron la primera gran prueba. Los ascensos de partidos populistas de derechas dejaron en evidencia que la crisis financiera y del euro dieron pie a inseguridades colectivas y otros estados de ¨¢nimo propicios para los intereses extremistas. Luego llegaron los refugiados. La resistencia de la Uni¨®n a asumir la acogida de cientos de miles de refugiados de forma coordinada ha catapultado las tesis populistas de miedo y caos que ya calan m¨¢s all¨¢ de las fronteras pol¨ªticas de las formaciones ultras. Ataques terroristas de corte yihadista como los de Par¨ªs han terminado de alimentar tambi¨¦n los temores que con maestr¨ªa azuzan los l¨ªderes populistas.
A Alemania, como a Espa?a, se la ha considerado hasta hace bien poco una excepci¨®n en el contexto europeo. A diferencia de pa¨ªses como Holanda o Austria, la ret¨®rica antiinmigraci¨®n se refugiaba en los m¨¢rgenes m¨¢s radicales y violentos. La correcci¨®n pol¨ªtica teutona y la historia reciente de un pa¨ªs que sufri¨® su propia crisis de refugiados tras la Segunda Guerra Mundial parec¨ªa haber vacunado a Alemania del virus que se propagaba por el resto de Europa. Pero el desembarco de algo m¨¢s de mill¨®n de refugiados que encontraron en Berl¨ªn las puertas abiertas que otros socios europeos les cerraban ha abierto la veda, tambi¨¦n en Alemania.
En el resto de Europa, las formaciones consideradas populistas comparten ciertas se?as de identidad, pese a su heterogeneidad. Tienen l¨ªderes carism¨¢ticos que hablan el lenguaje de la calle y que son capaces de conectar con preocupaciones ciudadanas que excitan convenientemente. Exigen que se frene la entrada a migrantes ¨Csobre todo musulmanes- al margen de consensos legales internacionales y acostumbran a culpar a Bruselas de casi todos sus males. El nacionalismo ya sea econ¨®mico o identitario forma parte de su recetario. Estos son los grupos populistas que marcan la agenda en Europa:
- Pa¨ªses n¨®rdicos. El caso del norte de Europa es tal vez el m¨¢s sorprendente. D¨¦cadas de robusto progresismo biempensante arrinconaron debates como el de la inmigraci¨®n y el asilo, que cuando ha irrumpido lo ha hecho con fuerza in¨¦dita. Es el caso de Suecia, donde los Dem¨®cratas Suecos (DS), un partido con ra¨ªces en el movimiento neonazi, se atrevieron a hablar de inmigraci¨®n como problema en un pa¨ªs en el que la generosa acogida de refugiados ha sido una suerte de orgullo nacional durante d¨¦cadas. Los DS lograron un 12,9% de los votos en las elecciones de 2014 y desde entonces no han dejado de crecer, situ¨¢ndolos algunos sondeos incluso en cabeza. Suecia es, junto con Alemania, el pa¨ªs que m¨¢s se ha volcado ante la llegada de demandantes de asilo de Oriente Pr¨®ximo y de ?frica. Dinamarca ha seguido una evoluci¨®n similar. All¨ª, el populista Partido Popular Dan¨¦s fue el verano pasado el segundo partido m¨¢s votado. En Finlandia, los Aut¨¦nticos Finlandeses fueron la tercera fuerza m¨¢s votada en 2015 y entraron a formar parte de la coalici¨®n de Gobierno.
Francia y Holanda. Son probablemente los dos grandes faros del populismo europeo. Geert Wilders y Marine Le Pen son el espejo en el que les gustar¨ªa verse reflejados a algunos de sus correligionarios europeos. El Frente Nacional de Le Pen fue el partido m¨¢s votado a finales de 2015 en la primera ronda de las regionales francesas, lo que provoc¨® una movilizaci¨®n de sus detractores para la segunda vuelta. La consolidaci¨®n de su ¨¦xito en pr¨®ximas citas electorales, especialmente en el caso de Francia -2017- determinar¨¢ en buena medida el futuro de los populismos en Europa, seg¨²n coinciden los observadores. En Holanda, el Partido de la Libertad, del islam¨®fobo Wilders ser¨ªa el m¨¢s votado de celebrarse hoy las elecciones seg¨²n encuestas publicadas en enero, aunque en las elecciones europeas de 2014 pese a grandes expectativas acab¨® en tercera posici¨®n.
Reino Unido. Puede que UKIP -12,6% de los votos en las generales de 2015- no sea de momento una alternativa de Gobierno, pero ha demostrado una gran capacidad para modelar la agenda pol¨ªtica de la derecha y el centro brit¨¢nicos. Sus postulados antieuropeos y contrarios a los inmigrantes encuentran amplio eco en los discursos oficiales que padecen un agudo efecto contagio.
Este de Europa. En Hungr¨ªa, Viktor Orban y su partido Fidesz se han consolidado como exitosos extremistas sin complejos y al frente de un Gobierno que decidi¨® levantar una verja para impedir la entrada de migrantes. Cuenta adem¨¢s con la complicidad en asuntos migratorios del partido ultraderechista Jobbik. El h¨²ngaro es uno de los Gobiernos que boicotean casi cualquier esfuerzo por pactar cuotas de refugiados y pol¨ªtica com¨²n en materia de asilo. En Polonia, el PIS de Jaros?aw Kaczy¨½ski gobierna con mayor¨ªa y pu?o de hierro y. Y, en Eslovaquia, el Partido Popular Nuestra Eslovaquia (LSNS), una formaci¨®n de origen neonazi, entr¨® este mes en el Parlamento con el 8% de los votos despu¨¦s de una campa?a en la que el socialdem¨®crata Robert Fico elevara el tono contra la UE y los migrantes.
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