El cura espa?ol preso en el Vaticano confiesa que filtr¨® papeles secretos
Vallejo Balda asegura que se sinti¨® presionado, temi¨® por su vida y opt¨® por divulgar 85 claves de acceso a informaci¨®n confidencial
Lucio Vallejo Balda, el sacerdote espa?ol encarcelado?en el Vaticano bajo la acusaci¨®n de filtrar informaci¨®n reservada a los periodistas italianos Gianluigi Nuzzi y Emiliano Fittipaldi, autores de sendos libros sobre el desbarajuste financiero de la Santa Sede, ha confesado ante el tribunal que lo juzga: ¡°S¨ª, pas¨¦ documentos a los periodistas¡±. Vallejo Balda, quien tuvo acceso a la informaci¨®n como secretario de una comisi¨®n de investigaci¨®n creada por el papa Francisco, asegur¨®, no obstante, que lo hizo presionado por Francesca Chaouqui, una relaciones p¨²blicas italiana que tambi¨¦n form¨® parte de la comisi¨®n. Seg¨²n el sacerdote, Chaouqui utiliz¨® unas veces la mentira y otras la seducci¨®n hasta conseguir que filtrara aquellos documentos. ?Con qu¨¦ intenci¨®n? Durante una declaraci¨®n de m¨¢s de tres horas, ni al fiscal vaticano ni a la abogada defensora se les ocurri¨® preguntarle a Vallejo por el m¨®vil del supuesto delito.
La existencia de una justicia divina es cuesti¨®n de fe. La fiabilidad de la justicia vaticana, en cambio, es incluso m¨¢s discutible. Si la detenci¨®n y el procedimiento contra Vallejo Balda y su excolega Chaouqui ya estuvieron plagados de irregularidades ¨Cy no digamos el procesamiento de dos periodistas por contar la verdad--, la vista oral est¨¢ resultando un sainete. El sacerdote espa?ol se escud¨® en su pobre conocimiento del italiano para declarar en espa?ol, y a falta de un int¨¦rprete profesional ¨Ccircunstancia ya de por s¨ª extra?a en un Estado como el Vaticano, donde el Papa los utiliza a diario¡ªsu declaraci¨®n fue traducida a duras penas por un joven miembro de la Gendarmer¨ªa que al parecer tuvo una novia de Zaragoza. La cuesti¨®n se quedar¨ªa en una an¨¦cdota si no fuese porque la comunicaci¨®n entre Vallejo y Emanuela Bellardini, su abogada de oficio ¨Cimpuesta por el tribunal¡ª, ha dependido hasta ahora del voluntarismo del joven polic¨ªa.
Durante su declaraci¨®n, Vallejo no dijo nada que no hubiese declarado ya, pero el solo repaso de su ca¨ªda en desgracia y posterior detenci¨®n resultan fascinantes. El cura espa?ol, que lleg¨® al Vaticano procedente de Astorga y con una carrera tan prometedora que hasta se compr¨® los ornamentos de obispo, declar¨® que cuando el Papa disolvi¨® la comisi¨®n ¨Cllamada Cosea-, Francesca Chaouqui y su marido, un inform¨¢tico que se hab¨ªa encargado de instalar un servidor internet a prueba de intrusos y de contratar l¨ªneas de m¨®viles que no pudieran ser interceptadas, empezaron a presionarlo. La supuesta intenci¨®n es que Vallejo, todav¨ªa bien situado en el Vaticano, les consiguiera otro trabajo. El sacerdote volvi¨® a contar que la primera estrategia de Chaouqui fue impresionarlo, dici¨¦ndole que pertenec¨ªa a los servicios secretos italianos y que se codeaba con las personas m¨¢s influyentes del pa¨ªs, invit¨¢ndolo incluso a una cena en la que participaron, entre otros, Paolo Berlusconi ¨Chermano del expresidente del Gobierno¡ª y Gianni Letta, un pol¨ªtico siempre bien relacionado con todos los ¡°poderes fuertes¡± de Italia y el Vaticano. Francesca se acercaba cada vez m¨¢s, me resultaba extra?o, me lleg¨® a decir que formaba parte de los servicios secretos, que era la n¨²mero dos. Empec¨¦ a tener la sensaci¨®n de estar siendo seguido, controlado. Pensaba que por parte Chaouqui y de personas a sus ¨®rdenes. Lleg¨® un momento en que pens¨¦ que, si yo no gestionaba mi situaci¨®n, iba a correr peligro f¨ªsicamente. Ten¨ªa la certeza moral que detr¨¢s de Francesca hab¨ªa otros intereses que no eran leg¨ªtimos. En una ocasi¨®n, delante de la puerta de Santa Marta [uno de los accesos al Vaticano], estaba muy enfadada y me dijo: aqu¨ª tenemos que buscar ayuda y la ¨²nica ayuda posible es la Mafia. Yo estaba seguro de que alrededor de ella hab¨ªa un mundo peligroso¡±.
El sacerdote Vallejo asegur¨® que las presiones surgieron efecto y que le termin¨® pasando al periodista Gianluigi Nuzzi unos folios con 85 contrase?as para acceder a informaci¨®n reservada sobre las finanzas del Vaticano, aunque a?adi¨®: ¡°Tuve la sensaci¨®n de que Nuzzi ya conoc¨ªa esas documentos, y luego comprob¨¦ en el libro que, efectivamente, las versiones de aquellos informes que ¨¦l public¨® eran anteriores a las que yo le hab¨ªa pasado¡±. Seg¨²n la declaraci¨®n de Vallejo, hubo un momento en que se sinti¨® totalmente atrapado en las redes de Chaoqui y de su ¡°mundo peligroso¡±. Dijo ante el tribunal: ¡°"Estaba convencido de que Chaouqui le hab¨ªa contado al periodista Nuzzi cosas personales de mi vida, mi familia, de mis relaciones con amigos. Me sent¨ªa presionado, hab¨ªa hecho cosas de las que evidentemente me sent¨ªa avergonzado. Pueden entender que para m¨ª como sacerdote eran cosas muy comprometedoras¡±.
Francesca Chaouqui acudi¨® al tribunal escoltada por cuatro guardaespaldas y arrastrando dos maletas con documentaci¨®n. Logr¨® que el tribunal aceptara ¨Caunque sin hacerla p¨²blica¡ªuna carta dirigida al Papa en la que le cuenta su versi¨®n. Vallejo, que el martes continuar¨¢ su declaraci¨®n, admiti¨® que lleg¨® a perder "la lucidez", pero que poco a poco est¨¢ volviendo a sus cabales. Gracias, seg¨²n reconoci¨®, al psiquiatra del Vaticano.
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