La omnipresencia de la pol¨ªtica en Brasil

El 17 de marzo de 2016 la se?ora Carmen se despert¨® en la unidad de tratamiento intensivo del Hospital Madre Teresa. Luego de una delicada cirug¨ªa y a¨²n bajo el efecto de la anestesia, hizo una pregunta que caus¨® gracia a quienes la acompa?aban ¨C o Lula j¨¢ foi preso?

Minutos antes, el m¨¦dico cirujano indag¨® si el color de la camisa de uno de sus hijos era en se?al de luto por el nombramiento de Lula como Ministro Jefe de la Casa Civil. El malestar provocado por dicho nombramiento y las ¨²ltimas interceptaciones telef¨®nicas realizadas en el marco de la operaci¨®n Lava Jato han convertido la pol¨ªtica en algo omnipresente hasta en los pasillos de los hospitales de Belo Horizonte, ciudad natal de Dilma Rousseff.

En medio al impacto medi¨¢tico de varias llamadas telef¨®nicas entre Lula y correligionarios, hay quienes vean con preocupaci¨®n la forma como algunas han sido autorizadas por el Poder Judicial y difundidas a la opini¨®n p¨²blica. Dos de ellas son particularmente pol¨¦micas: la interceptaci¨®n de una llamada entre Lula y Rousseff cuando la orden judicial que la autorizaba ya hab¨ªa perdido vigencia, y la divulgaci¨®n de un di¨¢logo entre el ex mandatario y su abogado.

A los ojos de la poblaci¨®n, lo que importa es el contenido de las llamadas, no su legalidad. Pero a la luz de los principios de un Estado de Derecho, no se justifica emplear pruebas ilegales para hacer algazara pol¨ªtica a un gobierno corrupto. As¨ª lo entendi¨® el Colegio de Abogados de Brasil, particularmente con relaci¨®n al monitoreo de di¨¢logos entre Lula y su abogado.

Tan pronto los di¨¢logos empezaron a circular en los medios de comunicaci¨®n, Rousseff manifest¨® que solamente el Supremo Tribunal Federal puede levantar la inviolabilidad de las comunicaciones de la Jefa de Estado. En respuesta, el juez Sergio Moro compar¨® la difusi¨®n de los di¨¢logos con las interceptaciones a Richard Nixon en Estados Unidas, cuya Suprema Corte valid¨® algunas pruebas producidas de esta forma en el incidente de Watergate. Sin embargo, le falt¨® aclarar que en el ejemplo estadounidense el propio Nixon hab¨ªa ordenado varias interceptaciones, por lo que no pudo alegar la ilegalidad de las pruebas que pesaban en su contra.

En un juego diferente de comparaciones, vale recordar la suerte de un paisano de profesi¨®n de Moro, el juez Antoine Quentin Fouquier-Tinville, titular de un tribunal penal extraordinario creado durante la Revoluci¨®n Francesa. En 1794 algunos miembros de dicho tribunal fueron acusados de condenar arbitrariamente a la pena de muerte a cientos de personas, y de haber sido obsecuentes con los excesos de los jacobinos. Es as¨ª que Fouquier-Tinville termin¨® en la misma guillotina a la que hab¨ªa enviado la Reina Mar¨ªa Antonieta.

La comparaci¨®n entre los jueces Moro y Fouquier de Tinville puede ser exagerada en cuanto a la forma como cada uno ha administrado justicia en sus pa¨ªses. Sin embargo, sobran razones para desconfiar de la postura que un eventual gobierno pos impeachment de Rousseff mantendr¨¢ con relaci¨®n a la operaci¨®n Lava Jato. Ahora mismo, el activismo judicial de Moro est¨¢ blindado por la convulsi¨®n pol¨ªtica y social del pa¨ªs. Algo similar ocurri¨® con del Comit¨¦ de Salvaci¨®n P¨²blica a Fouquier-Tinville durante el per¨ªodo m¨¢s turbulento de la Revoluci¨®n Francesa.

En caso de impeachment, las tres personas de la l¨ªnea sucesoria a Rousseff han sido mencionadas (Michel Temer) por delatores o se encuentran penalmente investigadas (Eduardo Cunha y Renan Calheiros) en el esc¨¢ndalo del Petrol?o. Este dato arroja razones suficientes como para desconfiar de la tolerancia de un posible gobierno del Vicepresidente Michel Temer hacia un Poder Judicial eficiente en la lucha contra la corrupci¨®n. Pero hay otro dato m¨¢s sintom¨¢tico del galanteo oportunista entre los proponentes del impeachment y los H¨¦rcules togados en Brasil. La campa?a electoral de la mayor¨ªa de los integrantes de la Comisi¨®n de Impeachment de la C¨¢mara de Diputados ha recibido millonarias donaciones de empresas investigadas en la operaci¨®n Lava Jato.

Entre 1989 y 2001, la se?ora Carmen ten¨ªa a Lula como candidato natural para Presidente de la Rep¨²blica en cada elecci¨®n que disputaba. Los esc¨¢ndalos del Mensal?o y el m¨¢s reciente del Petrol?o le hicieron despreciar al Partido de los Trabajadores y desconfiar de la integridad ¨¦tica de los dem¨¢s partidos, en particular el Partido del Movimiento Democr¨¢tico Brasile?o (PMDB) de Michel Temer. Uno de los pocos personajes p¨²blicos que ha logrado pasar su filtro de escepticismo se llama Sergio Moro. Es por ello que el juez que conduce la operaci¨®n Lava Jato deber¨ªa evitar que la pol¨ªtica sea omnipresente tambi¨¦n dentro del Poder Judicial.

Mejor dejarla en espacios inusitados como las habitaciones del Hospital Madre Teresa, donde la se?ora Carmen bromea que la salud del Estado brasile?o anda m¨¢s debilitada que la suya.