?Cu¨¢nto sab¨ªa Estados Unidos de la represi¨®n de la dictadura argentina?
Documentos ya desclasificados demuestran que Kissinger aprob¨® la guerra sucia
¡°Creo que debemos prever bastante represi¨®n, probablemente mucha sangre, en Argentina en poco tiempo. Creo que van a castigar con dureza no solo a terroristas sino tambi¨¦n a opositores en sindicatos y partidos¡±, advirti¨® un colaborador al secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger el 26 de marzo de 1976, solo dos d¨ªas despu¨¦s del golpe militar en Argentina.
El jefe de la diplomacia estadounidense desoy¨® el aviso y dej¨® clara la voluntad de apoyar al r¨¦gimen: ¡°Necesitar¨¢n un poco de aliento, los quiero alentar. No quiero dar la sensaci¨®n de que Estados Unidos los est¨¢ acosando¡±.
Al d¨ªa siguiente, el FMI lanz¨® un cr¨¦dito de 127 millones de d¨®lares para la junta militar presidida por el dictador Jorge Rafael Videla.
La conversaci¨®n transcrita figura en uno de los 4.700 documentos del Departamento de Estado estadounidense desclasificados en 2002 bajo la ley de libertad de informaci¨®n por un pedido del Archivo Nacional de Seguridad, una ONG estadounidense dedicada a estudiar la informaci¨®n desclasificada.
Se trata de una de las primeras evidencias del apoyo expl¨ªcito del Gobierno estadounidense al golpe militar.
Meses despu¨¦s, cuando las denuncias por las graves violaciones de derechos humanos cometidas en Argentina eran ya imposibles de ocultar, Kissinger reafirm¨® su respaldo a los militares. "Entendemos que est¨¢n en un periodo dif¨ªcil. Es un tiempo complicado, en el que las actividades pol¨ªticas, criminales y terroristas tienden a mezclarse sin ninguna separaci¨®n clara. Entendemos que deben establecer autoridad¡±, le espet¨® al entonces canciller de la junta militar argentina, C¨¦sar Guzzetti, el 7 de octubre de 1976, en un encuentro en el hotel neoyorquino Waldorf Astoria.
Durante el encuentro, Guzzetti relat¨® que el principal problema de Argentina era ¡°el terrorismo¡± y necesitaban restablecer la seguridad interna en el pa¨ªs.
¡°Si hay cosas que tienen que hacer, h¨¢ganlas r¨¢pido. Pero deben volver r¨¢pidamente a los procedimientos normales¡±, agreg¨® el estadounidense, quien apunt¨® que Estados Unidos no pod¨ªa hacer mucho en ¡°el frente terrorista¡±, pero s¨ª en el campo econ¨®mico.
La luz verde de Kissinger a la despiadada represi¨®n en Argentina, que dej¨® un saldo de 30.000 desaparecidos, contrastaba con los mensajes en p¨²blico del Departamento de Estado, que ped¨ªa respeto por los derechos humanos.
Los documentos "no dejan la menor duda de que hab¨ªa una posici¨®n ambivalente, dos l¨ªneas: la oficial y la que manten¨ªan en reserva, como fue el mensaje de Kissinger a los militares argentinos", dice Carlos Osorio, director del proyecto del Cono Sur del Archivo Nacional de Seguridad.
Osorio subraya el giro en la diplomacia estadounidense a partir de 1977, cuando Jimmy Carter reemplaza a Gerald Ford en la Presidencia estadounidense y llega Patricia Derian a la Secretar¨ªa de Derechos Humanos.
En su visita a Buenos Aires, en agosto de 1977, Derian se plant¨® ante el almirante Emilio Eduardo Massera en su encuentro en la Escuela Superior de Mec¨¢nica de la Armada (ESMA), convertida en el mayor centro clandestino de detenci¨®n de la dictadura.
"Es posible que mientras nosotros estamos hablando, en el piso de abajo se est¨¦ torturando a alguien", le dijo Derian ante las constantes negativas de Massera a las acusaciones de torturas, seg¨²n declar¨® la exfuncionaria estadounidense en el Juicio a las Juntas en 1985.
En pocos meses, la embajada estadounidense se abri¨® a las v¨ªctimas, que hicieron colas interminables para denunciar la desaparici¨®n de sus seres queridos.
¡°Para 1979 las violaciones de derechos humanos hab¨ªan ca¨ªdo de forma dram¨¢tica, hab¨ªa menos de una docena al mes¡±, indica el experto.
El conocimiento de Estados Unidos no se limit¨® a los entresijos de la dictadura argentina, sino que se extendi¨® al de los reg¨ªmenes vecinos y al sistema de coordinaci¨®n represiva que pusieron en marcha en 1975, conocido como Plan C¨®ndor, tal y como se desprende de los documentos desclasificados a?os antes en relaci¨®n con la dictadura chilena.
¡°El Gobierno estadounidense ten¨ªa informaci¨®n de lo que ocurr¨ªa en la regi¨®n¡±, afirma Diego Morales, director del ¨¢rea de Litigio y Defensa Legal del Centro de Estudios Legales y Sociales.
¡°La informaci¨®n desclasificada nos hizo entender mucho mejor como fue el plan represivo entre las distintas juntas militares para llevar adelante el plan sistem¨¢tico de intercambio de informaci¨®n y de prisioneros¡±, contin¨²a.
El Plan C¨®ndor tuvo como v¨ªctimas a militantes pol¨ªticos, sociales, sindicales o estudiantiles de nacionalidad argentina, uruguaya, chilena, paraguaya, boliviana y brasile?a.
Meses antes del golpe en Argentina, los documentos desclasificados muestran que Kissinger solicit¨® aumentar los cr¨¦ditos para la compra de armamento militar de 34 a 50 millones de millones de d¨®lares para el a?o 1977 con el objetivo de ¡°adaptarse al plan de modernizaci¨®n de las fuerzas armadas y mantener las relaciones con un pa¨ªs en el que los militares tienen cada vez m¨¢s responsabilidad en el Gobierno¡±.
La documentaci¨®n brind¨® importantes pruebas para los juicios de lesa humanidad abiertos en Argentina, entre ellos los del Plan C¨®ndor, uno finalizado y el otro actualmente en tr¨¢mite por la desaparici¨®n forzada de 106 personas.
¡°Los documentos se presentaron como dato de contexto en el juicio. Nos interesaba mostrar que hab¨ªa un plan coordinado por parte de varias dictaduras¡±, afirma Morales.
Los investigadores esperan ansiosos la desclasificaci¨®n de archivos militares y de inteligencia anunciados por el presidente estadounidense, Barack Obama, la semana pasada, d¨ªas antes de aterrizar en Buenos Aires.
Seg¨²n Osorio, los datos que se conocen hasta el momento ofrecen informaci¨®n muy valiosa sobre las violaciones de derechos humanos cometidas, pero falta por conocer ¡°cu¨¢les fueron las decisiones pol¨ªticas de Estados Unidos, cu¨¢l fue la pol¨ªtica de Estado respecto a la dictadura¡±.
Las organizaciones de derechos humanos argentinas, disconformes con la coincidencia de la visita de Obama con el 40 aniversario de la toma de poder de los militares, aplaudieron la decisi¨®n presidencial.
¡°Anhelamos que permita echar luz sobre el destino de nuestros detenidos desaparecidos¡±, se?al¨® en un comunicado Abuelas de Plaza de Mayo, cuya b¨²squeda infatigable ha permitido dar con el paradero de 119 nietos, de los cerca de 500 que fueron apropiados durante la dictadura.
La agrupaci¨®n tambi¨¦n expres¨® su deseo de que la visita de Obama aporte su grano de arena a que "Nunca M¨¢s haya terrorismo de Estado" en el pa¨ªs.
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