Los ¡®apellidos¡¯ del periodismo
El periodismo est¨¢ sufriendo tan grandes transformaciones que obliga a plantearse la cuesti¨®n de su naturaleza
El periodismo est¨¢ sufriendo tan grandes transformaciones en nuestro tiempo que obliga a plantearse la cuesti¨®n de su naturaleza. El recorrido tumba abierta se inici¨® a mediados de los 90, cuando Internet comenz¨® a ser instrumento de comunicaci¨®n, informaci¨®n y diversi¨®n masivo. Ya no se navegaba solo en las aguas. Y una cuesti¨®n prioritaria es determinar si nos encontramos ante una mera ampliaci¨®n de las posibilidades de representaci¨®n de la realidad y el periodismo sigue siendo b¨¢sicamente el mismo, o si asistimos a una mutaci¨®n gen¨¦tico-profesional.
La posici¨®n tradicionalista es la de que el periodismo de siempre sigue en su versi¨®n digital, solo que ensanchado para que quepa toda la tecnolog¨ªa necesaria; y que el periodismo, en resumen, solo puede tener una naturaleza. Me recuerda la querella medieval sobre la naturaleza de Dios, uno o trino, que ocup¨® en la Edad Media a los imperios de Occidente y Oriente. Los monofisitas bizantinos no conceb¨ªan que el Se?or pudiera ser hombre, adem¨¢s de Dios, no digamos ya una paloma, mientras que la catolicidad romana se instalaba en la Sant¨ªsima Trinidad. Los innovadores juegan a fondo, en cambio, la carta de que lo suyo es ya cosa de otra galaxia. Un interlocutor, sin duda afecto a lo digital, se me quejaba recientemente de que yo calificara de ¡®t¨¦cnica¡¯ o conjunto de t¨¦cnicas todo lo que permit¨ªa esa mutaci¨®n o ampliaci¨®n, argumentando que no era cuesti¨®n de ¡®t¨¦cnica¡¯, sino de concepto, cuando yo solo quer¨ªa decir que para hacer lo que sea siempre hay que desarrollar una t¨¦cnica, sin que en el t¨¦rmino hubiera devaluaci¨®n alguna.
Y todo ello nos conduce a otro anta?¨®n debate: ?el periodismo tiene o no apellidos y cu¨¢nto valen estos para determinar su identidad?
Es com¨²n hablar de periodismos distintos cuando decimos ¡®periodismo cultural, pol¨ªtico, internacional, local y lo que sea menester, como si se tratara de expediciones diferentes al mundo de las cosas. Y no es as¨ª; que a esos adjetivos les llamemos apellidos o no es irrelevante, pero en esos casos el periodismo es cierto que no var¨ªa de naturaleza, sino ¨²nicamente en lo tocante a la capacitaci¨®n del interesado. Los conocimientos que el periodista de internacional debe poseer son espec¨ªficos de su trabajo ¨Cidiomas, historia, literatura del pa¨ªs- pero la t¨¦cnica de la entrevista, del reportaje no es fundamentalmente diferente, al margen de la secci¨®n en la que se aloje. Por eso, m¨¢s que de apellidos preferir¨ªa hablar de ¡®modalidades¡¯. Un ejemplo bastar¨¢ para aclararlo: el periodista de internacional har¨¢ local o nacional, solo que en otro pa¨ªs.
El reino de lo digital es, por comparaci¨®n, terra incognita. El lenguaje es distinto. Y cuando digo lenguaje me refiero a la lengua espa?ola, la imagen, la foto, el v?deo, la infograf¨ªa y todo aquello que dominan los especialistas, de forma que se articule ese conjunto para crear una nueva representaci¨®n de la realidad, que no es nunca una suma de posibilidades narrativas, sino un bloque constituido como una estructura, en la que cada elemento modifica y act¨²a sobre los restantes. La foto deber¨ªa ser, por ello, un estudio del personaje, que aparecer¨ªa entrevistado en el video; la infograf¨ªa interactiva dar¨ªa al lector-usuario la posibilidad de participar de alguna manera en la historia; y la palabra, finalmente, no deber¨ªa repetir lo que por otros medios se representara, sino m¨¢s bien fijar una estad¨ªstica de contexto, repetir, aqu¨ª s¨ª, los titulares que se pierden en el audio, y constituir una especie de hilo conductor de la obra digital, porque la palabra no desaparece, ni se destruye, sino que como la energ¨ªa se transforma.
Concluyo que periodismo impreso y periodismo digital son nombres propios, categor¨ªas en s¨ª mismas, de naturaleza a la vez com¨²n y diferente, y a las que se puede adjuntar una variedad de apellidos o modalidades: local, cultura etc., o, a¨²n mejor, un florilegio de todos esos apartados porque el multimedia desaf¨ªa los encasillamientos, tan obvios, sin embargo, en el impreso. Ese es ya el periodismo del siglo XXI, realidad sobre la que habr¨¢ que volver en esta serie de ¡®el espa?ol (impreso y digital) de todos¡¯.
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