Los fallos en la investigaci¨®n de los ataques terroristas acorralan a B¨¦lgica

B¨¦lgica afronta debilitada el mayor ataque terrorista que ha experimentado nunca. Los errores en la investigaci¨®n y en la gesti¨®n de la crisis, as¨ª como la falta de leyes adecuadas, acorralan a las autoridades. Tras una primera reacci¨®n de envolverse en la bandera nacional, la sociedad contempla at¨®nita las lagunas de seguridad existentes. Hasta el punto de que La Libre Belgique, uno de los dos diarios franc¨®fonos de cabecera, proclam¨® ayer: ¡°B¨¦lgica, el pa¨ªs donde nada est¨¢ claro¡±.

Situado geogr¨¢ficamente al abrigo de grandes Estados como Francia y Alemania, el pa¨ªs ha vivido durante muchos a?os ajeno a las cuestiones de seguridad. ¡°Pero este terrorismo de ¨²ltima generaci¨®n no es como los desaf¨ªos anteriores. La escala es diferente, como demuestra el fen¨®meno de los combatientes extranjeros. Es cierto que los servicios secretos est¨¢n infradotados, que se han cometido errores y que existen problemas estructurales, pero B¨¦lgica no es la ¨²nica con esos problemas¡±, defiende Ian Lesser, director ejecutivo de la casa de an¨¢lisis German Marshall Fund en Bruselas y experto antiterrorista.

A¨²n as¨ª, las deficiencias se acumulan. Estas son las principales:

Decae el principal inculpado. La polic¨ªa detuvo el 24 de marzo a Fay?al C., al que la mayor¨ªa de medios belgas identificaban como Fay?al Cheffou. Ese ciudadano belga, sin pasado criminal, hab¨ªa sido recientemente se?alado por el alcalde de Bruselas por hacer proselitismo yihadista en el parque donde se congregaban los refugiados reci¨¦n llegados a Bruselas. Aunque la fiscal¨ªa nunca lo confirm¨®, la principal hip¨®tesis de investigaci¨®n lo situ¨® como pieza clave de los atentados: el tercer terrorista del aeropuerto, el misterioso hombre del sombrero cuya imagen dio la vuelta al mundo en un v¨ªdeo del aer¨®dromo que mostraba a los tres supuestos autores.

La pista cobr¨® fuerza y Fay?al C. recibi¨® el 25 de marzo los mayores cargos de la investigaci¨®n hasta el momento: participaci¨®n en grupo terrorista, asesinato y asesinato en tentativa.

Apenas tres d¨ªas despu¨¦s, todo result¨® infundado y Fay?al Cheffou qued¨® en libertad, aunque parad¨®jicamente siguen pesando sobre ¨¦l los mismos cargos (la fiscal¨ªa reh¨²sa aclararlo). Formalmente no existe procedimiento de retirada de inculpaci¨®n en B¨¦lgica. As¨ª que puede continuar meses acusado de terrorismo y circulando por las calles de Bruselas. El alcalde que lo denunci¨® ha lamentado su puesta en libertad.

Metro e infraestructuras. Una de las mayores controversias que rodea a los atentados es si el segundo ¡ªel del metro¡ª se pudo evitar. El ministro del Interior, Jan Jambon, defiende con contundencia que su departamento dio la orden de frenar y evacuar el metro y las estaciones a las 8.50 de la ma?ana del 22 de marzo, poco despu¨¦s de las explosiones en el aeropuerto. Pero a las 9.10 estall¨® el metro en la estaci¨®n de Maelbeek sin que se hubiera tomado ninguna medida. La sociedad p¨²blica que gestiona el transporte urbano, la Stib, niega haber recibido orden alguna de cierre.

Alerta de Turqu¨ªa. El episodio m¨¢s confuso y lamentable relativo a los autores de los atentados lo revel¨® el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. El l¨ªder turco se jact¨® de que su Gobierno hab¨ªa frenado el pasado junio a uno de los dos hermanos suicidas ¡ªel del aeropuerto, Ibrahim el Bakraoui¡ª en la frontera de Turqu¨ªa con Siria y hab¨ªa informado a B¨¦lgica. El episodio puso de manifiesto c¨®mo B¨¦lgica ha subestimado un fen¨®meno que la singulariza en la UE. Con m¨¢s de 500 yihadistas belgas partidos a Siria a combatir contra Bachar el Asad, el pa¨ªs se sit¨²a a la cabeza del club comunitario en combatientes extranjeros per c¨¢pita (casi 42 por mill¨®n de habitantes).

Como B¨¦lgica no se hizo cargo del retenido, este fue extra?amente devuelto al pa¨ªs de la UE que ¨¦l mismo eligi¨®: Holanda. All¨ª se le perdi¨® la pista.

Interrogatorio de Abdeslam. Apenas cuatro d¨ªas antes de los atentados, B¨¦lgica respiraba aliviada porque sus fuerzas de seguridad hab¨ªan logrado detener a Salah Abdeslam, el ¨²nico terrorista que presuntamente sali¨® con vida de los atentados del 13 de noviembre en Par¨ªs. Como en el momento de su detenci¨®n recibi¨® un disparo en una pierna, ingres¨® inmediatamente en el hospital y no pudo ser interrogado hasta el d¨ªa siguiente, el 19 de marzo. En su primera sesi¨®n, Abdeslam solo quiso hablar de Par¨ªs y rehus¨® colaborar en cuestiones m¨¢s amplias. El mismo d¨ªa de los atentados de Bruselas, volvi¨® a ser interrogado y permaneci¨® mudo.

Francia reprocha a B¨¦lgica, seg¨²n fuentes policiales citadas por medios de ambos pa¨ªses, la falta de resultados del interrogatorio. Tambi¨¦n que no hubiera detenido a Abdeslam con anterioridad, a pesar de que todo apunta a que el pr¨®fugo no ha abandonado Bruselas en estos cuatro meses. Adem¨¢s, la polic¨ªa de Malinas (ciudad flamenca al norte de Bruselas) conoc¨ªa desde hac¨ªa meses, seg¨²n una informaci¨®n no confirmada, el domicilio donde fue arrestado Abdeslam. Este cuerpo admiti¨® fallos de coordinaci¨®n.

Leyes anticuadas. Antes de los atentados, la imagen de la lucha antiterrorista belga hab¨ªa quedado empa?ada por un detalle elocuente: las diversas polic¨ªas belgas ¡ªhay varios cuerpos, no necesariamente bien conectados¡ª tienen prohibido hacer registros nocturnos en domicilios particulares. Hay excepciones por casos de terrorismo, pero apenas se emplean. Aunque el Parlamento vot¨® el martes una ley que desterrar¨¢ esa norma, a¨²n tardar¨¢ en entrar en vigor. Tambi¨¦n se ampliar¨¢n las posibilidades de escuchas telef¨®nicas, ahora muy restringidas. M¨¢s all¨¢ de las leyes, el gasto en seguridad y en servicios secretos ha disminuido en los ¨²ltimos a?os, con B¨¦lgica bajo la lupa de las autoridades europeas por su alto nivel de deuda p¨²blica.

Recuento de v¨ªctimas. Otro ¨¢mbito en el que las autoridades han errado ha sido el recuento de v¨ªctimas, ofrecido con cuentagotas, de manera irregular ¡ªa veces mediante tuits¡ª y con contradicciones. La mayor correcci¨®n lleg¨® el martes, una semana despu¨¦s de los atentados, cuando la cifra total de muertos baj¨® de 35 a 32. Una buena noticia, en el fondo, empa?ada por la cadena de confusiones que rodean el 22-M.