Ap¨¢tridas en su pa¨ªs natal
Descendientes de haitianos en Rep¨²blica Dominicana han perdido el derecho a la nacionalidad
El siglo pasado numerosos haitianos se desplazaron a la vecina Rep¨²blica Dominicana para trabajar como braceros en la zafra, la recolecci¨®n de la ca?a de az¨²car. Hombres en su mayor¨ªa, viv¨ªan en los denominados bateyes, unos asentamientos dentro de las plantaciones donde se acabaron estableciendo, casando, formando familias. Sus hijos, nietos y biznietos nacieron en la Rep¨²blica Dominicana. El problema de su estatus legal se fue arrastrando durante d¨¦cadas, hasta que en 2013 el Tribunal Constitucional emiti¨® una sentencia que les convert¨ªa de facto a todos en ap¨¢tridas de forma retroactiva al determinar que los hijos de progenitores extranjeros en situaci¨®n irregular nunca hab¨ªan tenido derecho a la nacionalidad. La sentencia afecta a los nacidos entre 1929 y 2007, unas 200.000 personas, es decir, no s¨®lo a los emigrantes que cruzaron la frontera dejando atr¨¢s uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo, sino tambi¨¦n a los descendientes que nacieron en Rep¨²blica Dominicana, no tienen m¨¢s lengua materna que el espa?ol y carecen de acceso autom¨¢tico a la nacionalidad haitiana.
Dos activistas y abogadas dominicanas, Rosa Iris Diendomi y Jenny Mor¨®n, aterrizaron esta semana en Madrid para denunciar el limbo legal en el que se encuentran estas personas, en un acto organizado por la ONG brit¨¢nica Minority Rights Group y el Movimiento de Mujeres Dominico-Haitiana (MUDHA).
¡°Estas personas existen, pero no pueden hacer uso pleno de su vida¡±, asegura a este peri¨®dico Diendomi, abogada del colectivo Reconoci.do. No pueden obtener un empleo formal, acceder a la universidad, recibir asistencia m¨¦dica o una pensi¨®n de jubilaci¨®n. Tampoco casarse legalmente, inscribir el nacimiento de sus hijos, viajar al extranjero, ejercer el derecho al voto o presentarse a unas elecciones. Acaban en su mayor¨ªa en la econom¨ªa sumergida, como empleados del hogar o vendedores ambulantes. ¡°La vida cotidiana de una persona afectada es un trauma, una humillaci¨®n¡±, a?ade esta humilde hija de bracero haitiano que con ocho a?os entr¨® de trabajadora dom¨¦stica y acaba de licenciarse en Derecho.
Se trata de una situaci¨®n legal que lastra vidas y deja historias de frustraci¨®n, relatan las abogadas. Como las de mujeres arrastradas a la prostituci¨®n por la falta de perspectivas, de v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero que no pueden recibir acompa?amiento legal, de hijos que se quedan sin manutenci¨®n paterna o de chicos que no han podido fichar por un equipo de b¨¦isbol o aprovechar una beca de estudios en Estados Unidos por falta de partida de nacimiento. ¡°Condiciona hasta la pareja¡±, apunta Mor¨®n. ¡°Cuando un hombre se enamora de una mujer, la primera pregunta que surge es si es de origen haitiano, porque si ella no tiene documentos quiz¨¢s ¨¦l acabe viendo lleno de impotencia como su hijo tampoco los obtiene¡±.
El Gobierno dominicano argumenta que se trata de un tema migratorio y que estas personas son haitianas, pa¨ªs que otorga la nacionalidad por descendencia. Consciente del problema, aprob¨® en 2014 un plan de regularizaci¨®n y naturalizaci¨®n. Fue ¡°un paso en la direcci¨®n correcta¡±, pero ¡°no garantizaba la restituci¨®n autom¨¢tica de la nacionalidad dominicana a todas las personas que se hab¨ªan visto privadas de ella arbitrariamente¡±, lamentaba Amnist¨ªa Internacional el a?o pasado en su informe Sin papeles no soy nadie. El programa divid¨ªa a los afectados entre quienes en alg¨²n momento hab¨ªan sido inscritos en el Registro Civil y aquellos cuyo nacimiento nunca hab¨ªa sido declarado. Del primer grupo, formado por unos 55.000 personas, poco m¨¢s de 10.000 han recibido sus documentos, por una mezcla de trabas, colas interminables y vaivenes administrativos, explica Diendomi. El segundo sigue en tierra de nadie.
Mor¨®n cree que el tema de fondo de la falta de documentos es el racismo y los recelos del pa¨ªs a aceptar su afroidentidad. ¡°Los dominicanos no queremos que nos vinculen con la negritud, sino con los espa?oles¡±, se?ala esta hija de dominicanos que ha acabado del lado de los nuevos ap¨¢tridas desde la ONG MUDHA. Un color de piel m¨¢s claro distingue a los nativos desde generaciones de los negros descendientes de haitianos, algunos de los cuales tratan de ocultar su origen castellanizando sus nombres y apellidos herencia de la colonizaci¨®n francesa.
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