Los parias del Caribe
PIEDRA DE TOQUE. La sentencia del Tribunal Constitucional de la Rep¨²blica Dominicana sobre el caso de Juliana Regis Pierre es un desatino que niega la nacionalidad a los hijos de inmigrantes irregulares
?Juliana Deguis Pierre naci¨® hace 29 a?os, de padres haitianos, en la Rep¨²blica Dominicana y nunca ha salido de su tierra natal. Jam¨¢s aprendi¨® franc¨¦s ni cr¨¦ole y su ¨²nica lengua es el bello y musical espa?ol de sabor dominicano. Con su certificado de nacimiento, Juliana pidi¨® su carnet de identidad a la Junta Central Electoral (responsable del registro civil), pero este organismo se neg¨® a d¨¢rselo y le decomis¨® su certificado alegando que sus " apellidos eran sospechosos ". Juliana apel¨® y el 23 de septiembre de 2013 el Tribunal Constitucional dominicano dict¨® una sentencia negando la nacionalidad dominicana a todos quienes, como aquella joven, sean hijos o descendientes de " migrantes " irregulares. La disposici¨®n del Tribunal ha puesto a la Rep¨²blica Dominicana en la picota de la opini¨®n p¨²blica internacional y ha hecho de Juliana Deguis Pierre un s¨ªmbolo de la tragedia de cerca de 200.000 dominicanos de origen haitiano (seg¨²n Laura Bingham, de la Open Society Justice Initiative) que, de este modo, la mayor¨ªa de ellos de manera retroactiva, pierden su nacionalidad y se convierten en ap¨¢tridas.
La sentencia del Tribunal Constitucional dominicano es una aberraci¨®n jur¨ªdica y parece directamente inspirada en las famosas leyes hitlerianas de los a?os treinta dictadas por los jueces alemanes nazis para privar de la nacionalidad alemana a los jud¨ªos que llevaban muchos a?os (muchos siglos) avecindados en ese pa¨ªs y eran parte constitutiva de su sociedad. Por lo pronto, se insubordina contra una disposici¨®n legal de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (de la que la Rep¨²blica Dominicana forma parte) que, en septiembre de 2005, conden¨® a este pa¨ªs por negar su derecho a la nacionalidad a las ni?as Dilcia Yean y Violeta Bosico, dominicanas como Juliana, e igual que ella hijas de haitianos. Con este precedente, es obvio que, si es consultada, la Corte Interamericana volver¨¢ a reafirmar aquel derecho y la Rep¨²blica Dominicana tendr¨¢ que acatar esta decisi¨®n, a menos que decida ¡ªalgo muy improbable¡ª retirarse del sistema legal interamericano y convertirse a su vez en un pa¨ªs paria.
Hay que se?alar, como lo hace The New York Times el 24 de Octubre, que dos miembros del Tribunal Constitucional dominicano dieron un voto disidente y salvaron el honor de la instituci¨®n y de su pa¨ªs oponi¨¦ndose a una medida claramente racista y discriminatoria. El argumento utilizado por los miembros del Tribunal para negar la nacionalidad a personas como Juliana Deguis Pierre es que sus padres tienen una " situaci¨®n irregular ". Es decir, hay que hacer pagar a los hijos (o a los nietos y bisnietos) un supuesto delito que habr¨ªan cometido sus antepasados. Como en la Edad Media y en los tribunales de la Inquisici¨®n, seg¨²n esta sentencia, los delitos son hereditarios y se transmiten de padres a hijos con la sangre.
La decisi¨®n convierte en ap¨¢tridas a m¨¢s de 200.000 dominicanos de origen haitiano
A la crueldad e inhumanidad de semejantes jueces se suma la hipocres¨ªa. Ellos saben muy bien que la migraci¨®n " irregular " o ilegal de haitianos a la Rep¨²blica Dominicana que comenz¨® a principios del siglo veinte es un fen¨®meno social y econ¨®mico complejo, que en muchos per¨ªodos ¡ªlos de mayor bonanza, precisamente¡ª ha sido alentado por hacendados y empresarios dominicanos a fin de disponer de una mano de obra barata para las zafras de la ca?a de az¨²car, la construcci¨®n o los trabajos dom¨¦sticos, con pleno conocimiento y tolerancia de las autoridades, conscientes del provecho econ¨®mico que obten¨ªa el pa¨ªs ¡ªbueno, sus clases medias y altas¡ª con la existencia de una masa de inmigrantes en situaci¨®n irregular y que, por lo mismo, viv¨ªan en condiciones sumamente precarias, la gran mayor¨ªa de ellos sin contratos de trabajo, ni seguridad social ni protecci¨®n legal alguna.
Uno de los mayores cr¨ªmenes cometidos durante la tiran¨ªa de General¨ªsimo Trujillo fue la matanza indiscriminada de haitianos de 1937 en la que, se dice, varias decenas de miles de estos miserables inmigrantes fueron asesinados por una masa enardecida con las fabricaciones apocal¨ªpticas de grupos nacionalistas fan¨¢ticos. No menos grave es, desde el punto de vista moral y c¨ªvico, la escandalosa sentencia del Tribunal Constitucional. Mi esperanza es que la oposici¨®n a ella, tanto interna como internacional, libre al Caribe de una injusticia tan b¨¢rbara y flagrante. Porque el fallo del Tribunal no se limita a pronunciarse sobre el caso de Juliana Deguis Pierre. Adem¨¢s, para que no quede duda de que quiere establecer jurisprudencia con el fallo, ordena a las autoridades someter a un escrutinio riguroso todos los registros de nacimientos en el pa¨ªs desde el a?o 1929 a fin de determinar retroactivamente qui¨¦nes no ten¨ªan derecho a obtener la nacionalidad dominicana y por lo tanto pueden ser ahora privados de ella.
Si semejante paralogismo jur¨ªdico prevaleciera, decenas de miles de familias dominicanas de origen haitiano (pr¨®ximo o remoto) quedar¨ªan convertidas en zombies, en no personas, seres incapacitados para obtener un trabajo legal, inscribirse en una escuela o universidad p¨²blica, recibir un seguro de salud, una jubilaci¨®n, salir del pa¨ªs, y v¨ªctimas potenciales por lo tanto de todos los abusos y atropellos. ?Por qu¨¦ delito? Por el mismo de los jud¨ªos a los que Hitler priv¨® de existencia legal antes de mandarlos a los campos de exterminio: por pertenecer a una raza despreciada. S¨¦ muy bien que el racismo es una enfermedad muy extendida y que no hay sociedad ni pa¨ªs, por civilizado y democr¨¢tico que sea, que est¨¦ totalmente vacunado contra ¨¦l. Siempre aparece, sobre todo cuando hacen falta chivos expiatorios que distraigan a la gente de los verdaderos problemas y de los verdaderos culpables de que los problemas no se resuelvan, pero, hemos vivido ya demasiados horrores a consecuencias del nacionalismo cerril (siempre m¨¢scara del racismo) como para que no salgamos a enfrentarnos a ¨¦l apenas asoma, a fin de evitar las tragedias que causa a la corta o a la larga.
El racismo aparece cuando hacen falta chivos expiatorios que oculten los verdaderos problemas
Afortunadamente hay en la sociedad civil dominicana muchas voces valientes y democr¨¢ticas ¡ªde intelectuales, asociaciones de derechos humanos, periodistas¡ª que, al igual que los dos jueces disidentes del Tribunal Constitucional, han denunciado la medida y se movilizan contra ella. Es penoso, eso s¨ª, el silencio c¨®mplice de tantos partidos pol¨ªticos o l¨ªderes de opini¨®n que callan ante la iniquidad o, como el prehist¨®rico cardenal arzobispo de Santo Domingo, Nicol¨¢s de Jes¨²s L¨®pez Rodr¨ªguez, que la apoya, sazon¨¢ndola de insultos contra quienes la condenan. Yo cre¨ªa que los peruanos ten¨ªamos, con el Cardenal Juan Luis Cipriani, el triste privilegio de contar con el arzobispo m¨¢s reaccionario y antidemocr¨¢tico de Am¨¦rica Latina, pero veo que su colega dominicano le disputa el cetro.
Quiero mucho a la Rep¨²blica Dominicana, desde que visit¨¦ ese pa¨ªs por primera vez, en 1974, para hacer un documental televisivo. Desde entonces he vuelto muchas veces y con alegr¨ªa lo he visto democratizarse, modernizarse, en todos estos a?os, a un ritmo m¨¢s veloz que el de muchos otros pa¨ªses latinoamericanos sin que se reconozca siempre su transformaci¨®n como merecer¨ªa. El segundo de mis hijos vive y trabaja all¨¢ y entrega todos sus esfuerzos a apoyar los derechos humanos en ese pa¨ªs, secundado por muchos admirables dominicanos. Por eso me apena profundamente ver la tempestad de cr¨ªticas que llueven sobre el Tribunal Constitucional y su insensata sentencia. ?ste es uno de esos momentos cr¨ªticos que viven todos los pa¨ªses en su historia. Lo fue tambi¨¦n cuando ocurri¨® el terrible terremoto que devast¨® a su pa¨ªs vecino, Hait¨ª, en enero de 2010. ?C¨®mo actu¨® la Rep¨²blica Dominicana en esa ocasi¨®n ? El Presidente Leonel Fern¨¢ndez vol¨® de inmediato a Puerto Pr¨ªncipe a ofrecer ayuda y ¨¦sta se volc¨® con una abundancia y generosidad formidables. Yo recuerdo todav¨ªa los hospitales dominicanos repletos de v¨ªctimas haitianas y los m¨¦dicos y enfermeras dominicanos que volaron a Hait¨ª a prestar sus servicios. Esa es la verdadera cara de la Rep¨²blica Dominicana que no puede verse desnaturalizada por las malandanzas de su Tribunal Constitucional.
?? Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Ediciones EL PA?S, SL, 2013.
?? Mario Vargas Llosa, 2013.
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