El Papa abre la Iglesia a los divorciados que vuelvan a casarse
Francisco dice en su exhortaci¨®n apost¨®lica sobre la familia que "nadie puede ser condenado para siempre"
Durante su exhortaci¨®n apost¨®lica sobre la familia, el papa Francisco se dirige a los divorciados vueltos a casar para decirles que ¡°no s¨®lo no tienen que sentirse excomulgados, sino que pueden vivir y madurar como miembros activos de la Iglesia¡±, y advierte de que ¡°ya no es posible decir que todos los que se encuentran en una situaci¨®n as¨ª llamada irregular viven en pecado mortal¡±. Jorge Mario Bergoglio asegura que ¡°nadie puede ser condenado para siempre¡±, y a?ade: ¡°No me refiero s¨®lo a los divorciados en nueva uni¨®n, sino a todos, en cualquier situaci¨®n en que se encuentren¡±. El Papa pide al clero amplitud de miras y misericordia a la hora de discernir qui¨¦n puede tener derecho a los sacramentos: ¡°Es mezquino detenerse solo a considerar si el obrar de una persona responde o no a una ley o norma general. A los sacerdotes les recuerdo que el confesionario no debe ser una sala de torturas, sino el lugar de la misericordia del Se?or.¡±
La exhortaci¨®n apost¨®lica Amoris Laetitia, de 261 p¨¢ginas en su versi¨®n en espa?ol, recoge e interpreta las consideraciones expresadas por los obispos durante el S¨ªnodo de la familia, pero est¨¢ llamada ¨Cmuy en el estilo de Francisco¡ªa incomodar a los sectores m¨¢s intransigentes de la Iglesia. Como si ya oyese al coro de los descontentos, Bergoglio advierte: ¡°Un pastor no puede sentirse satisfecho solo aplicando leyes morales a quienes viven en situaciones irregulares, como si fueran rocas que se lanzan sobre la vida de las personas¡±. A esos pastores los califica como ¡°corazones cerrados¡±, que se esconden detr¨¢s de las ense?anzas de la Iglesia ¡°para sentarse en la c¨¢tedra de Mois¨¦s y juzgar, a veces con superioridad y superficialidad, los casos dif¨ªciles y las familias heridas¡±. El Papa llama a analizar las condiciones de cada caso, y advierte: ¡°Es posible que, en medio de una situaci¨®n objetiva de pecado, se pueda vivir en gracia de Dios, se pueda amar, y tambi¨¦n se pueda creer en la vida de la gracia y la caridad, recibiendo para ello la ayuda de la Iglesia¡±. Y a?ade, pero solo a pie de p¨¢gina, pese a la importancia de la cuesti¨®n: ¡°En ciertos casos, podr¨ªa ser tambi¨¦n la ayuda de los sacramentos¡±.
No obstante, y ¡°para evitar cualquier interpretaci¨®n desviada¡±, el Papa recalca que ¡°de ninguna manera la Iglesia debe renunciar al ideal pleno del matrimonio cristiano, reflejo de la uni¨®n entre Cristo y su Iglesia, y que se realiza plenamente en la uni¨®n entre un var¨®n y una mujer¡± que ¡°se donan rec¨ªprocamente un amor exclusivo¡± y ¡°hasta la muerte¡±. El p¨¢rrafo siguiente del cap¨ªtulo octavo dice: ¡°Otras formas de uni¨®n contradicen radicalmente este ideal, pero algunas lo realizan al menos de forma parcial y an¨¢loga¡±. Bergoglio recoge la propuesta de los padres sinodales de ¡°valorar los elementos constructivos en aquellas situaciones que todav¨ªa no corresponden o ya no corresponden¡± a la figura del matrimonio. A partir de ah¨ª, el Papa advierte sobre las ¡°dos l¨®gicas que recorren toda la historia de la Iglesia, marginar y reintegrar¡±, y advierte de que, ¡°desde el concilio de Jerusal¨¦n en adelante, el camino de la Iglesia es el de no condenar a nadie para siempre y difundir la misericordia de Dios a todas las personas que la piden de coraz¨®n sincero, porque la caridad verdadera siempre es inmerecida, incondicional y gratuita¡±.
El Papa tambi¨¦n hace autocr¨ªtica sobre ciertas actitudes r¨ªgidas de la Iglesia que han provocado rechazo: ¡°Debemos ser humildes y realistas para que reconocer que a veces nuestro modo de presentar las convicciones cristianas y la forma de tratar a las personas han provocado lo que hoy lamentamos (¡).Muchos no sienten que el mensaje de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia haya sido un claro reflejo de la predicaci¨®n y de las actitudes de Jes¨²s que, al mismo tiempo que propon¨ªa un ideal exigente, nunca perd¨ªa la cercan¨ªa compasiva con los fr¨¢giles, como la samaritana o la mujer ad¨²ltera (¡). Estamos llamados a formar las conciencias, pero no a pretender sustituirlas¡±.
La exhortaci¨®n, al hilo del Concilio Vaticano II, se muestra a favor de ¡°una positiva y prudente educaci¨®n sexual¡± para ni?os y adolescentes ¡°conforme avanza su edad¡± y ¡°teniendo en cuenta el progreso de la psicolog¨ªa, la pedagog¨ªa y la did¨¢ctica¡±, pero se pregunta si las ¡°instituciones educativas [de la Iglesia] han asumido este desaf¨ªo¡±. Despu¨¦s de abogar por una informaci¨®n sexual que desarrolle un ¡°sentido cr¨ªtico¡± frente a ¡°la invasi¨®n de propuestas¡± y de ¡°pornograf¨ªa descontrolada¡±, el Papa defiende el ¡°sano pudor¡± y critica que, ¡°con frecuencia¡±, la educaci¨®n sexual se concentre en una invitaci¨®n a mantener un ¡°sexo seguro¡±. ¡°Esta expresi¨®n¡±, sostiene la exhortaci¨®n apost¨®lica, ¡°transmite una actitud negativa hacia la finalidad procreativa natural de la sexualidad, como si un posible hijo fuera un enemigo del cual hay que protegerse. As¨ª se promueve la agresividad narcisista en lugar de la acogida. Es irresponsable toda invitaci¨®n a los adolescentes a que jueguen con sus cuerpos y deseos, como si tuvieran la madurez, los valores, el compromiso mutuo y los objetivos propios del matrimonio. De ese modo se los aliente alegremente a utilizar a otra persona como objeto de b¨²squedas compensatorias de carencias o grandes l¨ªmites¡±.
Aunque la exhortaci¨®n apost¨®lica no se detiene a analizar el esc¨¢ndalo de la pederastia dentro de la Iglesia, el Papa no deja pasar la ocasi¨®n para advertir de que ¡°el abuso sexual de los ni?os se torna todav¨ªa m¨¢s escandaloso cuando ocurre en los lugares donde deben ser protegidos, particularmente en las familias y en las escuelas y en las comunidades e instituciones cristianas¡±.
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