Voces contra la homofobia marroqu¨ª
El peque?o colectivo clandestino Aswat (Voces) lucha contra el acoso y la discriminaci¨®n
Pongamos que ¨¦l se llama Has¨¢n y ella Zora. No quieren dar sus verdaderos nombres, ni siquiera aparecer de espaldas en una foto. La raz¨®n de tantas prevenciones es el art¨ªculo 489 del C¨®digo Penal, que prev¨¦ en Marruecos penas que de hasta tres a?os de c¨¢rcel, como sucede en T¨²nez y Argelia. Zora tiene 31 a?os y disfruta de trabajo estable. Solo se atrevi¨® hace tres a?os a hablarle a su madre con franqueza.¡°Intent¨¦ usar palabras vagas. Le confes¨¦ que yo me sent¨ªa distinta de las otras mujeres. Y despu¨¦s de un rato le pregunt¨¦: ¡®?Me aceptas como soy?¡¯ Me dijo que no. Pero yo creo que fue la reacci¨®n del momento, el susto. Despu¨¦s hemos seguido con nuestra relaci¨®n igual que antes. Pero sin mencionar nunca mi orientaci¨®n sexual, sin que me haya vuelto a preguntar sobre el tema. Eso es muy t¨ªpico de Marruecos. Es el pa¨ªs de la contradicci¨®n y de la hipocres¨ªa¡±.
El 9 de marzo cinco hombres entraron en la casa de un homosexual que yac¨ªa en la cama con su pareja en la ciudad de Beni Melal. Los golpearon, los insultaron y los sacaron desnudos a la calle mientras filmaban la escena con un tel¨¦fono y la difund¨ªan dos semanas despu¨¦s en Internet. En un primer juicio, una de las v¨ªctimas fue sentenciada a cuatro meses de c¨¢rcel mientras los agresores escapaban en libertad condicional. El caso trascendi¨® escandaliz¨® a los medios marroqu¨ªes m¨¢s progresistas y trascendi¨® las fronteras del pa¨ªs. Pero esta semana, en una segunda vista, los jueces determinaron que las v¨ªctimas sean condenadas con 3 y 4 meses de prisi¨®n condicional, con lo cual no ir¨¢n a la c¨¢rcel, mientras que dos de los agresores estar¨¢n presos durante medio a?o. En Beni Melal, un municipio de 163.000 habitantes, a unas tres horas en coche desde Rabat, ya se han celebrado varias manifestaciones en contra de los dos homosexuales y a favor de sus agresores.
El entorno en el que Has¨¢n y Zora viven se puede resumir con la menci¨®n de cuatro casos recientes: en junio fueron detenidos en Rabat dos hombres ¡°en flagrante delito¡± de homosexualidad, seg¨²n la ficha policial. Sus nombres y domicilios fueron difundidos por un canal p¨²blico de televisi¨®n, lo cual provoc¨® que se organizaran sendas manifestaciones frente a sus domicilios. En julio del a?o pasado una turba apale¨® y desnud¨® en Fez a un supuesto travesti. En septiembre tambi¨¦n golpearon y desnudaron a un joven de 17 a?os en Casablanca. En ambos casos fueron difundidos los v¨ªdeos en Internet y arrestados algunos de los agresores.
Has¨¢n tiene 26 a?os y mantiene una relaci¨®n estable con un hombre. Pero su familia y su entorno no lo saben. O al menos, ¨¦l no les dice nada. ¡°A m¨ª nunca me han golpeado. Pero la homosexualidad aqu¨ª es un estigma social, un pecado y un crimen. Son tres razones poderosas para no hablar¡±, explica. Desde peque?o supo que era distinto de la mayor¨ªa de sus amigos. ¡°Pero no sab¨ªa en qu¨¦ consist¨ªa esa diferencia. No conoc¨ªa tampoco el concepto de homosexualidad. Y a los 18 a?os supe que esa era mi identidad. Descubr¨ª tambi¨¦n que no soy ning¨²n enfermo mental ni un pervertido y lo acept¨¦¡±.
Las veces que ha ligado han sido casi siempre por Internet. ¡°Con un desconocido jam¨¢s me atrever¨ªa en la calle. Es muy peligroso¡±. Zora y Has¨¢n pertenecen al colectivo clandestino Aswat (voces), que lucha contra la discriminaci¨®n sexual. Les gustar¨ªa decir que lo integran mil personas, pero en realidad son apenas 15, sin ninguna jerarqu¨ªa entre ellos. No obstante, sus mensajes llegan cada vez m¨¢s lejos.
Aseguran que vivir junto a sus parejas en un piso es relativamente f¨¢cil, siempre y cuando mantengan las apariencias ante el exterior. ¡°Todo en Marruecos gira en torno a las apariencias¡±, explica Zora. ¡°Si alguien en la calle te ve algo raro se siente legitimado para llamar a tus padres o incluso a la polic¨ªa. En un bar de Casablanca estaba con mi exnovia a punto de besarnos y el due?o del local nos ech¨®. Enfrente hab¨ªa una pareja heterosexual bes¨¢ndose y le pregunt¨¦ que por qu¨¦ ellos pod¨ªan y nosotras no. Me dijo que este es un pa¨ªs musulm¨¢n y con ellos no pasaba nada¡±.
Zora vivi¨® tres a?os con su exnovia en Rabat y no sufri¨® grandes problemas. ¡°Los ¨²nicos percances vinieron por nuestra militancia. Las dos pertenecemos al colectivo Aswat. As¨ª que cuando el a?o pasado hubo detenciones de homosexuales y el colectivo se moviliz¨® un polic¨ªa se dedic¨® a vigilar nuestra casa¡±.
Tanto Zora como Has¨¢n afirman que quienes m¨¢s sufren en esta sociedad son las personas transg¨¦nero. ¡°Ellas no pueden fingir como lo hacemos nosotros. Un miembro de nuestra organizaci¨®n aprovech¨® un d¨ªa que caminaba por una calle vac¨ªa para andar tal cual es realmente y tal como se siente en su interior. Pero alguien lo vio y comenz¨® a apedrearlo. Y a ¨¦l solo le qued¨® la opci¨®n de salir corriendo¡±.
Zora y Has¨¢n no sue?an con irse de Marruecos. ¡°Yo solo quiero despertarme una ma?ana y no tener miedo a expresarme¡±, dice Zora. ¡°Estoy cansada de una sociedad que persigue a los diferentes. Mi deseo es que desaparezca el art¨ªculo 489 del c¨®digo penal, el que castiga la homosexualidad¡±.
Ni el Gobierno ni la oposici¨®n pretenden reformar ese art¨ªculo. Zora y Has¨¢n asumen que a¨²n queda bastante tiempo para alcanzar sus sue?os, pero creen que ya se ha avanzado mucho en los ¨²ltimos a?os. ¡°Al menos hemos llevado el debate a la sociedad. Antes ni siquiera se hablaba de esto¡±, aclara Has¨¢n. ¡°Nos hemos dado a conocer dentro y fuera del pa¨ªs¡±, a?ade Zora, ¡°y ahora ser¨ªa muy dif¨ªcil para el Estado cortar nuestro trabajo de golpe¡±.
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