El Papa a los refugiados de Lesbos: ¡°No est¨¢is solos. ?No perd¨¢is la esperanza!¡±
Bergoglio confiesa que tiene el objetivo de ¡°llamar la atenci¨®n del mundo ante la crisis humanitaria¡±
Los viajes del papa Francisco suelen ir subiendo en intensidad. Y el viaje a la isla de Lesbos, aunque de apenas cuatro horas, se inici¨® con la tristeza ante ¡°la cat¨¢strofe humanitaria m¨¢s grande desde la II Guerra Mundial¡±, continu¨® con la conmoci¨®n del encuentro con los refugiados del campo de detenci¨®n de Moria y concluy¨®, frente al puerto de Mitilene, con un ¡°vehemente llamamiento a la responsabilidad y la solidaridad¡± internacional. ¡°Europa es la patria de los derechos humanos¡±, advirti¨® Jorge Mario Bergoglio, ¡°y cualquiera que ponga pie en suelo europeo deber¨ªa poder experimentarlo¡±. El Papa quiso insistir en los dramas individuales, m¨¢s dolorosos por la indiferencia que los rodea: ¡°Muchos de los refugiados que se encuentran en esta isla y en otras partes de Grecia est¨¢n viviendo en unas condiciones cr¨ªticas, en un clima de ansiedad y miedo, a veces de desesperaci¨®n, por las dificultades materiales y la incertidumbre del futuro¡±.
Francisco, que hizo una gran loa del pueblo griego ¨C¡°demostr¨¢is que en estas tierras sigue latiendo el coraz¨®n de una humanidad que sabe reconocer por encima de todo al hermano y a la hermana¡±-, critic¨® a quienes anteponen los propios miedos a la necesidad del pr¨®jimo. ¡°La preocupaci¨®n de las instituciones y de la gente¡±, admiti¨®, ¡°es comprensible y leg¨ªtima, pero no debemos olvidar que los emigrantes, antes que n¨²meros son personas, son rostros, nombres, historias. Por desgracia, algunos, entre ellos muchos ni?os, no han conseguido ni siquiera llegar: han perdido la vida en el mar, v¨ªctimas de un viaje inhumano y sometidos a las vejaciones de verdugos infames¡±.
Una c¨¢rcel a cielo abierto
Se le puede llamar campo de refugiados, pero se parece m¨¢s a una c¨¢rcel a cielo abierto. Tal vez la c¨¢rcel m¨¢s injusta de todas las c¨¢rceles, porque de all¨ª no se puede salir y para entrar no hace falta cometer ning¨²n delito ni la orden de ning¨²n juez, sino simplemente haber escapado de un lugar, tu pa¨ªs, tu casa, tu familia, tus amigos, para que las bombas del Gobierno o de los terroristas no maten a tus hijos mientras duermen. Ese el centro de detenci¨®n de Moria. Un lugar donde hasta el papa Francisco se tuvo que dejar a la comitiva fuera para que solo ¨¦l y sus gendarmes ¨Cesos t¨ªos tan grandes con un nudo en la garganta¡ª escucharan las historias terribles del ¨¦xodo.
Una mujer que ten¨ªa una vida y una profesi¨®n y ahora tiene que mendigar ante el jefe de una religi¨®n que no es la suya unos cuantos euros para poder tratar el c¨¢ncer de hueso de su hija. Una ni?a que le entrega un dibujo al Papa en el que los cad¨¢veres de otros ni?os cabalgan sobre olas de sangre. ¡°Este ni?o ha pintado un sol llorando, y si el sol puede llorar, no estar¨ªa mal que tambi¨¦n nosotros pudi¨¦ramos derramar alguna l¨¢grima¡±, dice Bergoglio ya en el avi¨®n de regreso, donde vuelve a arremeter contra los traficantes de armas. ¡°A esos traficantes¡±, dice el Papa mientras se le avinagra el gesto, ¡°que en la guerra de Siria abastecen a unos grupos y otros, los invitar¨ªa a pasar una jornada en ese campo. Creo que para ellos ser¨ªa bueno¡±. El antiguo arzobispo de Buenos Aires utiliza la palabra invitar, pero no parece esa la idea que refleja su cara. Solo unas horas antes hab¨ªa llamado ¡°verdugos infames¡± a los traficantes de hombres, y entonces s¨ª su rostro y sus palabras parec¨ªan de acuerdo.
El Papa pronunci¨® estas palabras en el puerto desde el que son deportados los migrantes. En la declaraci¨®n conjunta suscrita por Francisco, el patriarca ortodoxo Bartolomeo y el arzobispo Jer¨®nimo, se advierte: ¡° Los tres l¨ªderes religiosos piden a las comunidades religiosas que reciban, asistan y protejan a m¨¢s personas", y a todos los estados que "extiendan el asilo temporal, ofrezcan el estado de refugiados a quienes son id¨®neos, incrementen las iniciativas de ayuda y trabajen con todos los hombres y mujeres de buena voluntad por un final r¨¢pido de los conflictos actuales".
Para llamar la atenci¨®n
¡°No est¨¢is solos. ?No perd¨¢is la esperanza!¡±. Delante de miles de refugiados, confinados en el centro de detenci¨®n de Moria, el papa Francisco confes¨® antes de trasladarse al puerto de Mitilene: ¡°Hemos venido para atraer la atenci¨®n del mundo ante esta grave crisis humanitaria, para implorar una soluci¨®n¡±. Flanqueado por el patriarca ortodoxo Bartolomeo y el arzobispo Jer¨®nimo, y bajo la mirada del primer ministro griego, Alexis Tsipras, Jorge Mario Bergoglio a?adi¨®: ¡°Todos sabemos por experiencia con qu¨¦ facilidad algunos ignoran los sufrimientos de los dem¨¢s o, incluso, llegan a aprovecharse de su vulnerabilidad¡±. Y, aun as¨ª, quiso dejarles un mensaje de esperanza al destacar ¡°la respuesta generosa del pueblo griego¡± y de muchos voluntarios, ¡°especialmente de j¨®venes que han venido para ayudar desde toda Europa y del mundo¡±.
El Papa pronunci¨® su primer discurso despu¨¦s de haber recorrido el centro de detenci¨®n, donde escuch¨® ¨Cpor momentos conmovido-- los testimonios y el agradecimiento de varios centenares de refugiados, entre ellos muchos ni?os.
Los refugiados no son n¨²meros sino personas con rostros, nombres e historias, y deben ser tratados como tales.
— Papa Francisco (@Pontifex_es) April 16, 2016
¡°Hemos venido sencillamente para estar con vosotros y escuchar vuestras historias¡±, dijo Francisco en un discurso que quiso comenzar reconociendo lo dram¨¢tico de la situaci¨®n. ¡°Muchos de vosotros¡±, record¨® el Papa, ¡°os hab¨¦is visto obligados a huir de situaciones de conflicto y persecuci¨®n, sobre todo por el bien de vuestros hijos, por vuestros peque?os. Conoc¨¦is el sufrimiento de dejar todo lo que am¨¢is y, quiz¨¢s lo m¨¢s dif¨ªcil, no saber qu¨¦ os deparar¨¢ el futuro. Son muchos los que, como vosotros, aguardan en campos o ciudades con la esperanza de construir una nueva vida en este continente¡±. A continuaci¨®n, Francisco les pidi¨® permiso para lanzar en su nombre una llamada de auxilio: ¡°Esperemos que el mundo preste atenci¨®n a estas situaciones de necesidad tr¨¢gica y verdaderamente desesperadas, y responda de un modo digno de nuestra humanidad com¨²n¡±.
El papa Francisco aterriz¨® este s¨¢bado en la isla griega de Lesbos. Al pie de la escalerilla fue recibido por Tsipras, el patriarca ortodoxo Bartolomeo y el arzobispo de Atenas, Jer¨®nimo, quienes lo acompa?ar¨¢n durante su visita, de apenas cuatro horas, al centro de detenci¨®n de Moria, donde unos 3.000 migrantes aguardan su expulsi¨®n, y al puerto de Mitilene. Durante el vuelo, Jorge Mario Bergoglio se ha dirigido a los periodistas para decirles que este viaje es muy distinto a los anteriores: ¡°Este es un viaje marcado por la tristeza. Es un viaje triste. Nosotros vamos a encontrarnos con la cat¨¢strofe humanitaria m¨¢s grande desde la II Guerra Mundial¡±.
¡°Esperemos que el mundo preste atenci¨®n a estas situaciones de necesidad tr¨¢gica"
El Papa record¨® que ¡°en los viajes apost¨®licos¡± siempre est¨¢ presente ¡°la alegr¨ªa de encontrar a la gente¡±, pero que la visita a Lesbos contiene inevitablemente una gran carga de amargura: ¡°Veremos a mucha gente que sufre, que no sabe ad¨®nde ir, que ha debido huir¡ Y tambi¨¦n iremos tambi¨¦n a un cementerio: el mar. Tanta gente all¨ª ahogada¡¡±.
Con gesto de pesadumbre, el Papa a?adi¨®: ¡°No os lo digo para amargaros, sino para que vuestro trabajo de hoy pueda tambi¨¦n transmitir a trav¨¦s de vuestros medios el estado de ¨¢nimo con el que yo hago este viaje. Gracias por acompa?arme¡±. A continuaci¨®n, y como ya es habitual, Bergoglio salud¨® uno a uno a los periodistas ¨Calrededor de 50¡ªque lo acompa?an en el vuelo. Unos minutos antes, justo a la hora en que el vuelo papal despegaba del aeropuerto romano de Fiumicino, el pont¨ªfice enviaba a trav¨¦s de su cuenta de Twitter el siguiente mensaje: ¡°Los refugiados no son n¨²meros, sino personas con rostros, nombres e historias, y deben ser tratados como tales¡±.?
Desde su viaje a Lampedusa ¨C¡°?qui¨¦n de nosotros ha llorado por las madres que pierden a sus hijos en el Mediterr¨¢neo?¡±¡ªhasta el de hoy a la isla griega de Lesbos, el papa Francisco no ha dejado de clamar contra la ¡°globalizaci¨®n de la indiferencia¡± que sufren quienes, ya sea por la guerra o el hambre, tienen que dejar sus pa¨ªses y buscar refugio o trabajo al otro lado del mar y las alambradas. Jorge Mario Bergoglio volver¨¢ a utilizar su gran atracci¨®n medi¨¢tica -¡°la suya es una voz que el mundo debe escuchar¡±, dijo Barack Obama durante su visita al Vaticano- para poner el foco en el drama que viven miles de refugiados, en su mayor¨ªa sirios, ante las puertas cerradas de Europa.
¡°Se trata de un viaje humanitario¡±, explic¨® el jueves el padre Federico Lombardi, portavoz del Vaticano, quien a?adi¨® que el momento m¨¢s significativo se producir¨¢ cuando Francisco se encuentre con m¨¢s de un centenar de los ni?os, muchos de ellos hu¨¦rfanos o solos en su traves¨ªa, del campo de refugiados. El Papa, que tiene previsto pronunciar dos discursos, almorzar¨¢ con un grupo de refugiados en el interior de un contenedor y, m¨¢s tarde, arrojar¨¢ al mar una corona de laurel en memoria de las v¨ªctimas de las migraciones. Durante la audiencia del pasado mi¨¦rcoles, Bergoglio dijo que hab¨ªa decidido ir a Lesbos para expresar su ¡°cercan¨ªa y solidaridad¡± con quienes huyen de los pa¨ªses en conflicto y tambi¨¦n con ¡°el pueblo de Grecia, tan generoso en su acogida¡±. Ser¨¢ una visita r¨¢pida, de apenas cuatro horas. El Papa adem¨¢s no celebrar¨¢ misa por cuanto, como subray¨® Lombardi, la gran mayor¨ªa de los confinados en el centro de detenci¨®n de Moria es musulmana.
Durante sus tres a?os como obispo de Roma, han sido muchas las ocasiones en las que Jorge Mario Bergoglio se ha referido al drama de la emigraci¨®n. Y, ya desde el principio, lo hizo exigiendo compromisos concretos, y no solo a los gobernantes. En septiembre de 2013, durante una visita a la sede en Roma de una organizaci¨®n de los jesuitas que presta ayuda a los refugiados, pidi¨® que la Iglesia se involucrara m¨¢s con el problema utilizando los conventos vac¨ªos como centros de acogida: "Querid¨ªsimos religiosos y religiosas: los conventos vac¨ªos no sirven a la Iglesia para transformarlos en hoteles y ganar dinero. Los conventos vac¨ªos no son nuestros, son para la carne de Cristo que son los refugiados¡±. Justo dos a?os despu¨¦s, y ante la sordera de la comunidad eclesi¨¢stica, volvi¨® a la carga. Pidi¨® a las ¡°parroquias, comunidades y religiosas y monasterios¡± de Europa que abrieran sus puertas a las familias de migrantes.
Aquel llamamiento tan concreto ¨Ccada comunidad religiosa deber¨ªa acoger al menos a una familia-- tambi¨¦n cay¨® en saco roto. Como el largo y profundo discurso que, con motivo de la recepci¨®n anual al cuerpo diplom¨¢tico acreditado en el Vaticano, pronunci¨® el pasado 11 de enero. ¡°Europa¡±, dijo el Papa, ¡°tiene que vencer el miedo ante un fen¨®meno tan imponente porque tiene los instrumentos necesarios para encontrar un justo equilibrio entre el deber moral de tutelar los derechos de sus ciudadanos y el de garantizar la acogida a los emigrantes¡±. Bergoglio record¨® a los diplom¨¢ticos que no se trata de un problema nuevo: ¡°Toda la Biblia nos narra la historia de una humanidad en camino (¡) Es la voz de los que escapan de la miseria extrema (¡) Todos saben que el hambre sigue siendo, desgraciadamente, una de las plagas m¨¢s graves de nuestro mundo, con millones de ni?os que mueren cada a?o por esa causa¡±.
Decenas de discursos que se han estrellado una y otra vez contra aquella globalizaci¨®n de la indiferencia que denunci¨® en su viaje inici¨¢tico a Lampedusa. Hace solo unos d¨ªas, durante la audiencia de los mi¨¦rcoles en la plaza de San Pedro, el Papa dej¨® escapar ¨Cimprovisando sobre el texto que llevaba escrito¡ªsu impotencia ante la situaci¨®n: ¡°Est¨¢n ah¨ª, en las fronteras, sufriendo a cielo abierto, sin comida, porque hay muchas puertas y corazones cerrados". Ante la llegada del Papa, las autoridades griegas han adecentado un poco el centro de detenci¨®n y suspendido de forma provisional las expulsiones a Turqu¨ªa. La experiencia dice que, tras la visita, "las puertas y los corazones" de Europa permanecer¨¢n "cerrados". Jorge Mario Bergoglio seguir¨¢ clamando en el desierto.
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