Un Parlamento con momentos de circo decide el futuro de Rousseff
Los diputados votan la destituci¨®n de la presidenta de Brasil entre carteles, banderas y gritos
Los diputados brasile?os no gozan de una gran reputaci¨®n. El 60% de los miembros del Congreso tienen causas pendientes con la Justicia, seg¨²n la ONG Transparencia Brasil. Y la hist¨®rica sesi¨®n que este fin de semana decide el futuro de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, no ayuda precisamente a mejorar su imagen.?
La sesi¨®n de la C¨¢mara de Diputados, vital para el destino de Rousseff y del pa¨ªs, est¨¢ plagada de carteles, banderas y gritos. Pancartas no: el pol¨¦mico presidente del Congreso, Eduardo Cunha, las prohibi¨®, en el preciso momento en que alguien enarbol¨® una que rezaba "Fuera Cunha" detr¨¢s de su cabeza. Las banderas de Brasil se llevan sobre los hombros, como Ra¨²l cuando ganaba la Champions.
Se trata de una jornada maratoniana y un tanto desordenada. Para un espectador acostumbrado a las sesiones francesas o espa?olas, por ejemplo, es un guirigay algo incomprensible. La sesi¨®n de este fin de semana es la m¨¢s larga de la historia del Parlamento, y los diputados tienen que hacer su mejor esfuerzo para provocar, tener protagonismo, que la audiencia se fije en ellos ?y ganar aplausos. No se trata de convencer a nadie: las negociaciones se hacen en los pasillos, a contrarreloj. Por eso los diputados, conscientes de que la sesi¨®n se transmite en directo en la televisi¨®n, repiten machacona y vehementemente, con lujo de gestos, los mismos argumentos: Rousseff debe caer por el bien del pa¨ªs, gritan los opositores. Destituir a Rousseff en un juicio pol¨ªtico es un golpe de Estado, claman los cada vez m¨¢s escasos aliados del Gobierno. Por lo general, al lado, siempre hay alguien que alza un cartelito para que salga en la pantalla. A veces coincide con lo que dice el diputado con la palabra, a veces no.?
Los diputados empezaron a debatir sobre el impeachment de Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT) la ma?ana del viernes. Durante dos d¨ªas acumularon m¨¢s de 40 horas de discusi¨®n, parando solo de madrugada. Se interrumpieron muchas veces, se insultaron otras ("golpistas, machistas, hijos de la dictadura") y hasta se dieron empujones. El diputado Wladimir Costa (del minoritario Solidariedade) fue protagonista durante unos minutos, cuando compar¨® a los pol¨ªticos del PT envueltos en casos de corrupci¨®n con jefes del crimen organizado. Y a continuaci¨®n dio un golpe de efecto: "Lo que Lula y Dilma hacen es un verdadero tiro de muerte. Un tiro al coraz¨®n, al alma del pueblo brasile?o", grit¨®, y de buenas a primeras dispar¨® una pistola de confeti de colores. Costa, por cierto, es el diputado que m¨¢s faltas acumula en la C¨¢mara. Ha participado en 20 sesiones de 125, seg¨²n el portal Extra.?
Durante el debate del s¨¢bado y el domingo, los diputados contaban con un tiempo determinado para hablar (una hora para cada formaci¨®n, que varios parlamentarios del mismo partido comparten). En el sistema de Brasil, cuando el tiempo se acaba, nadie avisa al diputado. El micr¨®fono se apaga de golpe y el? parlamentario, que suele hablar enfervorecido, gesticulando mucho, casi declamando, suele quedarse unos segundos hablando al vac¨ªo.
En la votaci¨®n del domingo, en la que los 513 pol¨ªticos ten¨ªan solo diez segundos para votar ante un micr¨®fono, hubo muchas referencias a Dios, a los hijos y al Estado correspondiente ("?Viva Santa Catarina!", grit¨® euf¨®rico un parlamentario). Un diputado aprovech¨® para explicar por qu¨¦ votaba a favor de destituir a Rousseff. "Para que mis hijos no aprendan sexo en la escuela", razon¨®.
Uno de los carteles que m¨¢s se exhiben ¨²ltimamente es el que reza "Tchau, querida". Se trata de la frase que el expresidente Lula da Silva le dijo a Rousseff para despedirse de ella en una conversaci¨®n telef¨®nica, grabada y divulgada por el juez S¨¦rgio Moro, instructor del Caso Petrobras. La frase ha tenido ¨¦xito en la calle. Pero la oposici¨®n se la ha apropiado como eslogan para pedir la destituci¨®n de la presidenta. No es extra?o que en el debate haya siempre un diputado tratando de que su cartel aparezca en la televisi¨®n: "Tchau, querida".
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