Sergio Jaramillo: ¡°Debemos explicar a los colombianos c¨®mo la paz les beneficia¡±
El Alto Comisionado para la Paz en Colombia reflexiona sobre el fin del conflicto entre el Gobierno y las FARC
Sergio Jaramillo (Bogot¨¢, 1966), Alto Comisionado para la Paz en Colombia, ve muy cerca el final de cuatro a?os de negociaciones del Gobierno con las FARC, un proceso agotador y que, seg¨²n ¨¦l, es el principio de otro camino incluso m¨¢s duro.
Pregunta. ?En qu¨¦ momento est¨¢n las negociaciones?
Respuesta. Se encuentran en el momento cl¨¢sico de cierre en el que se tratan temas como el cese definitivo de las hostilidades, c¨®mo dejan las armas las FARC, cu¨¢les son las garant¨ªas de seguridad, el cronograma para cada una de las partes...
P. ?No firmar nada el 23 de marzo, fecha prevista para el acuerdo, fue un fracaso?
R. Sin duda fue una decepci¨®n para mucha gente. Lo m¨¢s importante para el Gobierno es llegar al mejor acuerdo posible para los colombianos, y en ese momento no lo ten¨ªamos.
P. ?Se han marcado ahora una fecha concreta?
R. Internamente estamos construyendo un cronograma, pero p¨²blicamente no hemos hecho ning¨²n anuncio.
¡°Hay un cierto cansancio por la duraci¨®n de las negociaciones¡±
P. ?Ve cerca el final del conflicto?
R. Lo veo muy cerca.
P. ?La paz ha sido m¨¢s importante que la justicia?
R. No, no estoy de acuerdo. A juicio del Gobierno, la terminaci¨®n del conflicto tiene que significar por supuesto que no haya m¨¢s v¨ªctimas en Colombia. Esa es una prioridad. Pero tambi¨¦n que los cientos de miles de v¨ªctimas de asesinatos, desapariciones, secuestros, y los millones de v¨ªctimas que hay de desplazamiento forzado tengan una mejor respuesta institucional del Estado a sus derechos. Acordamos con las FARC un sistema integral de justicia, reparaci¨®n y no repetici¨®n que permite dar la respuesta m¨¢s amplia posible a los derechos de las v¨ªctimas.
P. ?Usted ha perdido a alguien cercano en el conflicto?
R. He tenido amigos, o hermanos de amigos, secuestrados. Para los colombianos el conflicto lo representa sobre todo la victimizaci¨®n. El presidente Santos ha puesto a las v¨ªctimas en primer plano pol¨ªtico. Han de estar en el centro de cualquier acuerdo con las FARC.
P. ?Qu¨¦ se le dice a una madre que pide justicia para un hijo asesinado?
R. Le doy un ejemplo. En octubre acordamos la constituci¨®n de una unidad especial para la b¨²squeda de personas dadas por desaparecidas. Lo que encontr¨¦ era un inter¨¦s enorme de esas familias en participar en esa unidad, contribuir a la b¨²squeda porque es una forma de reparaci¨®n. No se puede generalizar. La respuesta de las v¨ªctimas es muy variada. Unas piden verdad, saber qu¨¦ pas¨® y por qu¨¦, otras buscan reparaci¨®n, y otras con todo el derecho quieren justicia.
P. ?Se puede hacer pedagog¨ªa sobre la paz?
R. S¨ª, lo primero es hacer pedagog¨ªa sobre lo negociado en La Habana. Hacemos un esfuerzo muy grande por salir a las regiones a explicar los acuerdos, que no son siempre f¨¢ciles de entender, porque son largos, densos. Y hay que hacer una pedagog¨ªa de la paz para que cada colombiano sienta que gana algo con la paz. Sobre todo en el contexto de que haya un referendo popular o plebiscito sobre los acuerdos. Deberemos explicar a los colombianos c¨®mo la paz les beneficia.
P. ?Entiende que haya gente cansada de las negociaciones y que d¨¦ la espalda al proceso?
R. Son dos fen¨®menos. Uno es un cierto cansancio por la duraci¨®n de las negociaciones. En eso la sociedad tiene raz¨®n. Son cuatro a?os del inicio de las negociaciones secretas, en febrero de 2012. Es mucho tiempo. Y por eso tenemos que terminar r¨¢pidamente. Es inevitable que en una democracia como la colombiana la paz se cruce con las l¨®gicas pol¨ªticas del proceso electoral. Creo que si llegamos a un acuerdo, esa discusi¨®n va a cambiar.
¡°Estamos ante una verdadera transici¨®n que requiere acuerdos pol¨ªticos¡±
P. ?Y si la sociedad dice no a los acuerdos?
R. Son los riesgos de la democracia.
P. ?Qu¨¦ ha de ocurrir para implementar bien los acuerdos?
R. Cuatro a?os de negociaciones con las FARC son algo extraordinariamente dif¨ªcil y agotador, pero no son nada del lado de la dificultad de implementar los acuerdos y llevarlos a la realidad. Se requieren recursos financieros y humanos, una gran capacidad de gesti¨®n, y pensar que estamos ante una verdadera transici¨®n, una gran oportunidad en Colombia para cerrar los ciclos hist¨®ricos de violencia. Como toda transici¨®n, requiere acuerdos pol¨ªticos que la respalden. As¨ª los hizo Espa?a, y lo debemos hacer nosotros tambi¨¦n.
P. ?Cu¨¢nto da?o puede hacer la oposici¨®n del uribismo?
R. Tiene todo el derecho a hacer las cr¨ªticas que quiera al proceso. Bienvenido el debate. Eso nos alimenta, nos hace m¨¢s atentos. Creo que si hay acuerdo eso va a cambiar, como se vio recientemente en el Senado en la votaci¨®n un¨¢nime de la reforma a la ley que crea las zonas de ubicaci¨®n temporal de las FARC.
P. Estudi¨® usted Filosof¨ªa y Filolog¨ªa cl¨¢sica. ?Sirve la filosof¨ªa para hablar con un guerrillero?
R. Directamente, no, pero indirectamente s¨ª una cierta distancia a los problemas, una cierta manera de pensar y aproximar la soluci¨®n siempre es ¨²til.
P. ?En qu¨¦ es diferente este proceso al del ELN?
¡°El proceso con las FARC y con el ELN es uno, un solo momento hist¨®rico¡±
R. El proceso, el fin del conflicto, es uno, aunque habr¨¢ otra mesa. Es un solo momento hist¨®rico. Ser¨ªa muy conveniente avanzar muy r¨¢pidamente con el ELN para que eso se complemente con lo acordado con las FARC y se unan esfuerzos.
P. ?Qu¨¦ opina del paramilitarismo?
R. En Colombia perduran unas econom¨ªas ilegales muy fuertes, especialmente el narcotr¨¢fico y la miner¨ªa ilegal. El crimen organizado siempre trata de controlar territorios, hacer de casiEstado, cobrar tributos, y si se le deja crecer es una amenaza seria. Lo que no podemos caer es la tentaci¨®n de decir que tienen una motivaci¨®n pol¨ªtica, contrainsurgente, y que son parte del conflicto armado interno. Eso solo hace que esos grupos se militaricen y empeore el problema. Tenemos que caerles con todo el peso de la ley.
P. ?Cu¨¢nto tiempo ha vivido en Europa? ?Qu¨¦ aprendi¨®?
R. Casi 15 a?os en Inglaterra, Francia, Alemania y Rusia. La lecci¨®n de Europa es de una visi¨®n compartida de reconstrucci¨®n, de convivencia, de unas reglas de juego para todos. El proceso colombiano tiene dos hilos conductores: uno sacar las armas de la pol¨ªtica y proteger a quien est¨¢ en pol¨ªtica de las armas; y dos, la integraci¨®n territorial, la inclusi¨®n social como base de la paz y para evitar futuras violencias. Esa lecci¨®n nos la dej¨® tambi¨¦n Europa.
P. ?Qu¨¦ echa de menos?
R. A mi mujer, a la que no veo casi nunca porque estoy siempre en La Habana. Y tener alg¨²n d¨ªa libre porque no tengo jam¨¢s.
P. ?En qu¨¦ ha cambiado usted en este tiempo?
R. He aprendido a apreciar las posibilidades que surgen cuando uno se sienta a una mesa con otro y trata de entenderle. No todo se puede resolver en una mesa, pero s¨ª mucho, de manera m¨¢s f¨¢cil que por otros medios. Uno tiene que aprender a ser disciplinado, a reconocer sus debilidades. Yo tengo una surgida de mi paso anglosaj¨®n: ser demasiado directo para las costumbres de Colombia. La gente se siente a veces agredida.
P. ?Qu¨¦ har¨¢ despu¨¦s?
R. Profesionalmente, no tengo ni idea. Personalmente, tengo ganas de unas vacaciones largas con mi mujer.
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