Obama visita Arabia Saud¨ª por primera vez desde el pacto con Ir¨¢n
El acuerdo nuclear y la creciente influencia de Ir¨¢n en Siria, L¨ªbano e Irak marcan la reuni¨®n del presidente de EE UU
El presidente de EE. UU., Barack Obama, se ha reunido este mi¨¦rcoles con el rey Salm¨¢n de Arabia Saud¨ª para coordinar esfuerzos frente a las amenazas de seguridad en la regi¨®n. Pero mientras que la prioridad para Obama es la lucha contra el Estado Isl¨¢mico (ISIS) y el sectarismo que lo alienta, su anfitri¨®n se muestra m¨¢s preocupado por el expansionismo de Ir¨¢n. A pesar de la coreograf¨ªa diplom¨¢tica, las diferencias al respecto han eclipsado una cita, la primera entre ambos mandatarios desde el acuerdo nuclear con Ir¨¢n, que se completar¨¢ hoy con la asistencia del presidente norteamericano a una cumbre de los Estados ¨¢rabes del Golfo.
¡°Welcome Mr. President¡± (Bienvenido Sr. Presidente), titulaba el diario saud¨ª Arab News en un gesto que quer¨ªa mostrar normalidad. Sin embargo, la llegada de Obama en su cuarta visita al Reino del Desierto, y con toda probabilidad la ¨²ltima antes de que acabe su mandato el pr¨®ximo enero, no fue transmitida en directo por la televisi¨®n saud¨ª como en las ocasiones anteriores.
Durante dos horas, ambos dirigentes conversaron en el palacio de Erga en presencia de varios de los pr¨ªncipes m¨¢s influyentes, entre ellos el heredero y ministro del Interior, Mohamed Bin Nayef, y el viceheredero, hijo del monarca y verdadero hombre fuerte del reino, Mohamed Bin Salm¨¢n. Aunque nada ha trascendido sobre el contenido de esa reuni¨®n, sobre ella planeaban las crecientes diferencias sobre los asuntos regionales que, a decir de algunos analistas, ponen en peligro una alianza de 71 a?os.
A las conocidas discrepancias sobre el papel de Ir¨¢n, c¨®mo abordar la lucha contra el yihadismo o las guerras de Siria y Yemen, se han sumado las declaraciones especialmente francas de Obama al respecto. Nunca antes un presidente de EE. UU. hab¨ªa dicho a los monarcas ¨¢rabes que deber¨ªan encontrar la forma de ¡°compartir el vecindario con Ir¨¢n¡± y preocuparse m¨¢s de las reformas internas que de la supuesta amenaza iran¨ª.
Amnist¨ªa Internacional (AI) ha pedido al presidente Obama que "no d¨¦ la espalda a las v¨ªctimas de la represi¨®n y las violaciones de derechos humanos en los Estados del Golfo" durante su? reuni¨®n con los monarcas ¨¢rabes en Arabia Saud¨ª. Ese Reino encabeza la lista de pa¨ªses con m¨¢s ejecuciones per c¨¢pita, una cifra que ha aumentado significativamente desde la llegada al poder del rey Salm¨¢n. Al menos 79 personas han sido ejecutadas en lo que va de a?o, seg¨²n un recuento de la agencia France Presse, frente a las 153 en todo 2015.
En una carta abierta, Amnist¨ªa recuerda "la discriminaci¨®n contra las mujeres y las minor¨ªas, las detenciones arbitrarias y los juicios injustos que silencian la oposici¨®n en el nombre de la seguridad nacional, el uso de la pena de muerte, la explotaci¨®n y abuso de los trabajadores inmigrantes,? la creciente intolerancia a la expresi¨®n pac¨ªfica y el uso de leyes antiterroristas y cibern¨¦ticas [para acallarla]".???????
El texto cita los nombres de cerca de medio centenary de presos de conciencia en Bahr¨¦in, Kuwait, Om¨¢n, Arabia Saud¨ª y Emiratos ?rabes Unidos, encarcelados por haber ejercido su derecho a la libertad de expresi¨®n. Tambi¨¦n incluye una referencia al apoyo que EEUU ha proporcionado a la intervenci¨®n saud¨ª en Yemen que se ha saldado con 2,8 millones de desplazados y al menos 3.000 civiles muertos.
Los comentarios, en sendas entrevistas, irritaron sobremanera tanto a la familia real saud¨ª como a sus aliados del Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo (CCG, que incluye adem¨¢s a Kuwait, Qatar, Bahr¨¦in, Emiratos ?rabes Unidos y Om¨¢n). Los dirigentes de estos pa¨ªses, todos ellos monarqu¨ªas sun¨ªes excepto Om¨¢n, perciben al Ir¨¢n chi¨ª como una amenaza a su seguridad.
Los saud¨ªes est¨¢n tan preocupados con la influencia de la Rep¨²blica Isl¨¢mica en Siria, L¨ªbano e Irak que han adoptado una pol¨ªtica m¨¢s militarizada hacia los conflictos regionales, la llamada doctrina Salm¨¢n, de la que Yemen ha sido el primer ejemplo. De ah¨ª la extraordinaria desconfianza con que recibieron tanto la decisi¨®n de Obama de no intervenir en la guerra siria, como el acuerdo nuclear impulsado por su Administraci¨®n, cuyos beneficios temen que alienten el expansionismo iran¨ª.
¡°El presidente de EE. UU. tiene que entender que la lucha contra el ISIS no tendr¨¢ ¨¦xito hasta que no se haga realidad una soluci¨®n para una nueva Siria sin El Asad, y que no puede abrirse un nuevo cap¨ªtulo en las relaciones con Ir¨¢n hasta que Teher¨¢n no cambie las pol¨ªticas hacia sus vecinos¡±, escrib¨ªa recientemente el analista saud¨ª Abdulaziz Sager, director del Gulf Research Center.
La Casa Blanca comparte la preocupaci¨®n de las monarqu¨ªas ¨¢rabes sobre el papel desestabilizador de Teher¨¢n, pero defiende la necesidad de que alcancen una suerte de ¡°paz fr¨ªa¡± en la que su rivalidad no inflame a¨²n m¨¢s las tensiones de Oriente Pr¨®ximo. Por ello est¨¢ tratando de convencer a sus interlocutores de que no les ha abandonado y de que est¨¢ dispuesto a profundizar la cooperaci¨®n en materia de seguridad.
A ese respecto, el secretario de Defensa, Ash Carter, ha ofrecido a sus colegas ¨¢rabes un aumento de la colaboraci¨®n en operaciones especiales, capacidades mar¨ªtimas o cibern¨¦ticas, como mejor forma de hacer frente al reto iran¨ª. La enorme sensibilidad que suscita el tema qued¨® en evidencia en la conferencia de prensa que sigui¨® a la reuni¨®n.
El secretario general del CCG, Abdulatif al Zayani, anunci¨® que EE. UU. y los miembros de ese grupo van a realizar patrullas mar¨ªtimas conjuntas para impedir que Ir¨¢n env¨ªe armas a Yemen (algo que Teher¨¢n siempre ha negado). Fuentes estadounidenses, sin embargo, matizaron que esa vigilancia ya se estaba haciendo y que no representaba una novedad.
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