El ind¨ªgena Seriot vuelve a casa
Una comunidad argentina selk¡¯nam recibe los huesos del rebelde fusilado en 1897 y exhibidos en un museo
Miles de huesos de ind¨ªgenas argentinos se han exhibido durante m¨¢s de un siglo en las vitrinas del Museo de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de La Plata. Tras ser retirados de exposici¨®n hace una d¨¦cada, ahora son restituidos con cuentagotas a las comunidades de origen para que sus huesos regresen a la tierra y descansen en paz. El esqueleto 1.863 del museo corresponde a Seriot, un rebelde de la etnia selk'nam que fue fusilado por la polic¨ªa en 1897 en una misi¨®n anglicana de Tierra del Fuego, en el extremo sur de la patagonia argentina. Enviado al museo un a?o m¨¢s tarde, primero estuvo expuesto en una vitrina y despu¨¦s fue utilizado como material de estudio en la facultad: con ¨¦l aprendieron a identificar huesos generaciones de alumnos de antropolog¨ªa biol¨®gica. Hoy, 118 a?os despu¨¦s, sus restos ¨®seos finalmente regresan a casa, junto a los de otros tres selk'nam -tambi¨¦n conocidos como onas- que no han podido ser identificados.
"Es un d¨ªa especial", dice emocionado Leonardo Pantoja, referente selk'nam que viaj¨® los m¨¢s de 2.800 kil¨®metros que separan su hogar del edificio al que fueron a parar sus ancestros. "Vamos a devolver a nuestros hermanos a nuestra tierra, de donde nunca tendr¨ªan que haber sido llevados para que los manipularan", agrega en el acto p¨²blico de restituci¨®n, celebrado este martes en el museo. Sus palabras son recibidas con sonoros aplausos y el sonido de caracolas y cornetas de los distintos pueblos originarios presentes.
"Es un acto de reparaci¨®n hist¨®rica", afirma Rub¨¦n Maldonado, l¨ªder de la comunidad Rafaela Ishton. Los restos ser¨¢n recibidos en una ceremonia privada, con representantes abor¨ªgenes de distintas partes del pa¨ªs, y finalmente descansar¨¢n en un mausoleo. "Tambi¨¦n fueron invitadas escuelas de la zona, pero hay casi 40 cent¨ªmetros de nieve y es dif¨ªcil el acceso sin veh¨ªculos de doble tracci¨®n", detalla Maldonado.
Han pasado 22 a?os desde la primera restituci¨®n en Argentina: en 1994 fueron devueltos a su comunidad patag¨®nica los huesos del cacique tehuelche Modesto Inacayal, uno de los ¨²ltimos abor¨ªgenes en resistir -al mando de 3.000 hombres- la llamada "Conquista del Desierto" del general Julio Argentino Roca. Poco despu¨¦s de ser capturado, en 1884, Inacayal fue trasladado de una prisi¨®n al museo de La Plata (60 km al sur de Buenos Aires), donde fue exhibido en vida junto a otros miembros de su familia. Obligados a permanecer all¨ª hasta el final de sus d¨ªas como "prisioneros de la ciencia", a medida que mor¨ªan sus cuerpos eran descarnados y los esqueletos pasaban a mostrarse en las vitrinas de la instituci¨®n. En total, el museo alberga una colecci¨®n de 12.000 huesos humanos, en su mayor¨ªa de ind¨ªgenas argentinos fallecidos durante la campa?a militar del ej¨¦rcito argentino en el sur del pa¨ªs.
Seriot form¨® tambi¨¦n parte de la resistencia ind¨ªgena contra los militares. A fines del siglo XIX, trabajaba en la prefectura fueguina. Sus superiores lo enviaron de viaje a Buenos Aires, pero a su regreso descubri¨® que su joven esposa hab¨ªa sido trasladada a la isla de los Estados y nunca volvi¨® a saber de ella. Ante su desaparici¨®n, tom¨® armas de la prefectura y se sublev¨®. Acusado de varios asesinatos, fue delatado ante la polic¨ªa, que lo fusil¨®.
"Las restituciones son un derecho y una obligaci¨®n", asegura el antrop¨®logo Fernando Miguel Pepe, director del colectivo Gu¨ªas, que impulsa las restituciones.
La directora del museo de La Plata, Silvia Ametrano, recuerda que las pr¨¢cticas y paradigmas ¨¦ticos vigentes en el siglo XIX, cuando se fund¨® la instituci¨®n, contrastan con los de la actualidad. "La restituci¨®n no s¨®lo habla de devolver aquello que no tuvo ning¨²n consentimiento para tenerlo, sino que tambi¨¦n intenta reparar ese hecho" -declara- "En primer lugar hay que restituir la condici¨®n de persona a esos restos". En los dep¨®sitos del museo, miles de esqueletos numerados m¨¢s aguardan a que les devuelvan su identidad y poder regresar, por fin, a casa.
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