Caperucita roja (armada)
La Asociaci¨®n Nacional del Rifle reescribe cuentos cl¨¢sicos infantiles para glosar las virtudes de ir armado
Cantaba Paco Ib¨¢?ez (s¨ª, Paco Ib¨¢?ez, el del Olympia de Par¨ªs, al alcance su biograf¨ªa en Google para los milenials) en su mundo al rev¨¦s sobre la existencia de un lobito bueno, un pr¨ªncipe malo, una bruja hermosa y un pirata honrado. Ateni¨¦ndonos a la reescritura de los cuentos infantiles cl¨¢sicos que est¨¢ haciendo la Asociaci¨®n Nacional del Rifle (NRA, siglas en ingl¨¦s), la lectura de Caperucita a?adir¨ªa a los enormes ojos, las grandes manos, las exageradas orejas y los inmensos dientes de la abuelita un peque?o detalle: un gran rifle.
Erase una vez, hace no mucho tiempo, una ni?a llamada Caperucita Roja a la que por su cumplea?os le regalaron un rifle. Le ense?aron c¨®mo usarlo, sin hacer de ello un gran asunto, solo para que se sintiese segura y protegida, ya saben, lo normal en una ni?a de ocho o diez a?os. As¨ª narra Caperucita Roja la autora Amelia Hamilton, quien se ha unido a una de las entidades m¨¢s poderosas del pa¨ªs -la famosa NRA- para ¡°darle una vuelta a los cuentos cl¨¢sicos¡± y concienciar a los m¨¢s peque?os sobre la necesidad de estar protegidos: por las armas. Los grupos que abogan por un mayor control de las armas de fuego han calificado la iniciativa, sencillamente, de ¡°repugnante¡±.
¡°Con un beso de su madre, su rifle al hombro y una cesta de dulces para la abuelita, Caperucita tom¨® aire y se intern¨® en el bosque¡±. Todo el mundo sabe c¨®mo sigue la historia. Que si Caperucita se encuentra al lobo. Que si mantienen una conversaci¨®n. Que si el lobo le pregunta que ad¨®nde va tan solita. Que si Caperucita le dice que no habla con extra?os¡ Lo habitual. Hasta que llega la vuelta de tuerca. Caperucita le deja claro al lobo que no se va a andar con tonter¨ªas y le ense?a su rifle. No dispara ni una sola bala, al fin y al cabo es un cuento para ni?os y parece que la NRA todav¨ªa tiene l¨ªmites. Con la sola visi¨®n del arma, el lobo huye despavorido con el rabo entre las piernas.
Por supuesto, el lobo no se da por vencido, y decide apostar por el siguiente eslab¨®n d¨¦bil: la abuelita. Ingenuo lobo. La dulce abuelita tambi¨¦n tiene carn¨¦ de la NRA, por lo que tras soltar toda la literatura de los grandes ojos y bla bla bla, el lobo escucha un sonido inconfundible: el que se produce cuando se quita el seguro a un arma de fuego. De nuevo, no se ha disparado un solo tiro pero el lobo es derrotado.
Y color¨ªn colorado este cuento se ha acabado. Abuelita y Caperucita sanas y salvas por obra y gracia de un buen rifle.
La historia es la misma si optamos por leer el Hansel y Gretel reescrito por la NRA. En esta ocasi¨®n, los hermanos no son abandonados en el bosque para que mueran de hambre ya que sus padres no pueden alimentarlos. No. Hansel y Gretel saben que los tiempos son dif¨ªciles, que la econom¨ªa no va bien y escuchan a sus progenitores quejarse de qu¨¦ har¨¢n cuando llegue el duro invierno. ¡°Afortunadamente, los hermanos sab¨ªan c¨®mo usar un arma ya que hab¨ªan ido de caza con sus padres¡±, se lee en la nueva historia de la activista Amelia Hamilton. ¡°Su entrenamiento tuvo resultados¡±, prosigue el cuento reinventado. ¡°Ardillas, conejos e incluso un ciervo¡±. Provisiones para el largo invierno.
La NRA no ha devuelto las llamadas a este diario. S¨ª ha informado de la inminente aparici¨®n de una nueva publicaci¨®n: Los Tres Cerditos (Armados).
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