Cien mil muertos despu¨¦s
El nuevo planteamiento de Pe?a Nieto contra las drogas marca un cambio de paradigma
Han muerto m¨¢s mexicanos en la guerra de las drogas que argentinos, chilenos o brasile?os (sumados) en las luchas contra las dictaduras militares de fines del siglo pasado. Parecer¨ªa una comparaci¨®n ociosa y de mal gusto, toda vez que los carteles de la droga remiten a un entorno criminal y la represi¨®n de la disidencia en el cono sur a un tema pol¨ªtico. Pero bien mirado, los 100.000 muertos que han ca¨ªdo en M¨¦xico en los ¨²ltimos 10 a?os son tambi¨¦n el resultado de una decisi¨®n pol¨ªtica.
No s¨®lo porque el Gobierno mexicano opt¨® por una pol¨ªtica prohibicionista y una estrategia de confrontaci¨®n policiaca y militar ante un fen¨®meno social (consumo de drogas) y econ¨®mico (producci¨®n y trasiego de enervantes). El Estado decidi¨® enfrentar el problema a sangre y fuego. Al introducir masivamente al Ej¨¦rcito en este combate privilegi¨® la erradicaci¨®n violenta incluso por encima de una v¨ªa estrictamente legalista. La soluci¨®n militar convirti¨® a los soldados en un ej¨¦rcito de ocupaci¨®n en un entorno en el que el enemigo se mimetiza con la poblaci¨®n. Y no se trata de un eufemismo; la guerra contra las drogas es en buena medida una guerra contra la poblaci¨®n civil: m¨¢s de la mitad de las averiguaciones y gran parte de las encarcelaciones son por el delito de posesi¨®n de droga (no por tr¨¢fico), por no hablar de las miles de v¨ªctimas inocentes producto de ¡°da?os colaterales¡±.
Pero tambi¨¦n es una tragedia que tiene or¨ªgenes pol¨ªticos porque responde a un designio de los Gobiernos estadounidenses, sean republicanos o dem¨®cratas. Para nadie es un secreto que la mayor parte del trasiego transcurre por territorio norteamericano (la distancia de Nueva York o Baltimore a la frontera es inmensa y supone que la droga pasa por carreteras plagadas de patrullas, sheriffs y elementos del FBI o la DEA sin que sea molestada). Y desde luego, el grueso de la compraventa se realiza en d¨®lares y en territorio estadounidense.
Washington ha preferido que la sangrienta guerra de trincheras tenga lugar al sur de su frontera
No obstante, Washington ha preferido que la sangrienta guerra de trincheras tenga lugar al sur de su frontera y que el costo en vidas sea asumido esencialmente por su vecino. Aplaudidos por su ¡°valor y firmeza¡±, los dos ¨²ltimos presidentes mexicanos, Felipe Calder¨®n y Enrique Pe?a Nieto, cumplieron encantados el papel asignado e hicieron de M¨¦xico el frente de batalla de esta guerra interminable.
El planteamiento que Pe?a Nieto hizo este martes en la sede de la ONU constituye un giro radical y el primer paso de un cambio de paradigma. No s¨®lo reconoci¨® el fracaso de la estrategia seguida (a la que puso nombre: ¡°Iniciada con Richard Nixon¡±); sino tambi¨¦n propuso un nuevo marco pol¨ªtico, no prohibicionista. En el dec¨¢logo esbozado aborda el tema del consumo como un problema de salud, aprueba la legalizaci¨®n de la marihuana medicinal y pide abandonar los instrumentos penales.
La actitud del presidente no carece de m¨¦rito, aunque habr¨ªa que decir que es un converso forzado o muy reciente. Hasta hace poco no ocultaba su oposici¨®n a cualquier tipo de legalizaci¨®n. ?l mismo reconoci¨® que el planteamiento que hac¨ªa en la ONU proced¨ªa de las consultas a la opini¨®n p¨²blica de su pa¨ªs. En la pr¨¢ctica, se sabe que acudi¨® a Nueva York contra su intenci¨®n inicial. Hasta hace unos d¨ªas la oficina de la Presidencia hab¨ªa dicho que no acudir¨ªa a la ONU por encontrarse en gira en Dinamarca y Alemania y que la posici¨®n mexicana ser¨ªa presentada por su canciller. Pero fueron tales los cuestionamientos de analistas y conocedores por el desaire presidencial a un tema tan vital para M¨¦xico que en el ¨²ltimo momento Pe?a Nieto decidi¨® presentarse.
Habr¨¢ que ver si detr¨¢s de este impactante discurso existe la voluntad pol¨ªtica para aterrizarlo en hechos. La calamitosa realidad de la justicia mexicana est¨¢ plagada de normas y decretos tan inoperantes como bien intencionadas. Por lo pronto, la narrativa oficial sobre el terrible c¨¢ncer que desangra a M¨¦xico ha cambiado por fin. Y no es poca cosa. Lo que sigue est¨¢ en veremos.
@jorgezepedap
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