Venezuela: pa¨ªs pecera
Maduro ha mantenido el mismo estilo de presidencia medi¨¢tica, con menos ¨¦xito que su mentor Ch¨¢vez
La pregunta me la hacen con frecuencia quienes se enteran que soy venezolano: ?c¨®mo es posible que un pa¨ªs petrolero, con una posici¨®n geogr¨¢fica privilegiada, una poblaci¨®n relativamente peque?a y mayoritariamente joven, con una historia heroica y que alguna vez tuvo una democracia relativamente funcional est¨¦ pasando por esta calamidad? La respuesta no es f¨¢cil; Venezuela es el pa¨ªs de las paradojas. Es verdad que es un pa¨ªs que ha disfrutado de inmensos ingresos petroleros, especialmente en estos ¨²ltimos a?os, antes que el mercado cayera. Es cierto que tiene unas condiciones envidiables en un territorio donde hay selva amaz¨®nica, unas playas caribe?as magn¨ªficas, unas monta?as andinas imponentes, unos llanos que se pierden de vista en el horizonte. No hay duda que su poblaci¨®n es joven y su clase media una de las mejor formadas de Latinoam¨¦rica.
Pero es probable que todas estas caracter¨ªsticas positivas sean tambi¨¦n el germen de los males que aquejan a Venezuela, males que se han agravado en los a?os que ha gobernado el chavismo. El petr¨®leo, calificado por Juan Pablo P¨¦rez Alfonzo (venezolano fundador de la OPEP) el ¡°excremento del diablo¡±, ha sido al mismo tiempo la palanca de desarrollo y fuente de corrupci¨®n de una sociedad que, en todos sus niveles, tiene rasgos parasitarios. La geograf¨ªa, que deber¨ªa ser fuente de alimentos producidos en el pa¨ªs, de un turismo responsable y sustentable, de recursos como la hidroelectricidad, entre muchas otras bendiciones, es hoy constataci¨®n dolorosa de tierras no cultivadas, represas colapsadas, y turistas espantados por la violencia y la escasez de comestibles y de servicios.
El pa¨ªs ha asistido a un espect¨¢culo de gobierno donde se degradan las instituciones
?Qu¨¦ pas¨® con Venezuela? La respuesta no es simple. Una imagen sea quiz¨¢s una forma, sin duda imperfecta, de intentar explicar esta paradoja. Imag¨ªnese una pecera y piense en los espectadores que desde afuera contemplan lo que se ve en el transparente tanque de agua. El r¨¦gimen que ha sufrido Venezuela en estos 17 a?os, como lo ha dicho el investigador Andr¨¦s Ca?iz¨¢lez, ha sido una presidencia medi¨¢tica. Ch¨¢vez instaur¨® una forma de gobernar a trav¨¦s de la televisi¨®n. Sus largas emisiones de los domingos y sus llamadas ¡°cadenas¡± (que obligaban a que todas las emisoras de TV y radio transmitieran sus performances), eran los escenarios privilegiados por el Comandante¨CPresidente para decidir confiscaciones, controlar precios, anunciar subsidios, condenar a jueces cuando le desagradaba una sentencia (lo hizo contra la jueza Afuini), encarcelar opositores, destituir empleados p¨²blicos, insultar a dirigentes nacionales e internacionales. Ch¨¢vez tambi¨¦n hizo de su gobierno televisado una puesta escena de lo humano y lo divino con sus chistes escatol¨®gicos (se recuerda aqu¨¦l sobre sus urgencias intestinales), su apolog¨ªa del delito (llam¨® ¡°buenandros¡± en contraste con ¡°malandros¡± a los delincuentes que tienen azotados a los venezolanos), y sus ritos con connotaciones m¨¢gico-religiosas como la profanaci¨®n de la tumba de Bol¨ªvar.
Maduro ha mantenido el mismo estilo de presidencia medi¨¢tica, con menos ¨¦xito que su mentor Ch¨¢vez. El actual presidente venezolano ha bailado con su esposa en cadena nacional de televisi¨®n, mientras sus esbirros y paramilitares conocidos como ¡°colectivos¡± asesinaban a j¨®venes que protestaban en 2014. Maduro tambi¨¦n ha insultado y justificado todas las barbaridades revolucionarias en vivo y directo.
La pecera que ha sido el r¨¦gimen venezolano en estos a?os puede asimilarse con un ¡°horror show¡±. El pa¨ªs ha asistido a un espect¨¢culo de gobierno donde se degradan las instituciones, las leyes no se respetan, se hace la apolog¨ªa del crimen, los gobernantes se contradicen, hablan mal, y expresan en ocasiones una ignorancia y un nivel de incompetencia que aterran. ?Qu¨¦ pasa fuera de la pecera? Pues hay una correspondencia entre el interior y el exterior. Como dir¨ªan los m¨ªsticos y alquimistas al referirse al ¡°arriba¡± y al ¡°abajo¡±, lo que vemos dentro de la pecera, degradaci¨®n transparente, se corresponde con lo que los venezolanos viven afuera de ella; una degradaci¨®n social acelerada que se manifiesta en linchamientos, saqueos, delincuencia desbordada, robo de fondos p¨²blicos, contrabando, mercado negro, falta de medicamentos y alimentos, colas interminables para conseguir productos b¨¢sicos, y podr¨ªamos seguir con una largu¨ªsima lista de calamidades.
La pecera que es Venezuela es un sistema de doble v¨ªa. Salir de esta pesadilla, donde la tragedia est¨¢ a la vista de todos los que la sufren (con excepci¨®n de los privilegiados que desgobiernan el pa¨ªs y de una proporci¨®n minoritaria de chavistas fanatizados), requerir¨¢ proyectar desde adentro, es decir desde las instituciones y especialmente desde el poder ejecutivo, otra forma de gobernar que dignifique la funci¨®n p¨²blica, el uso del idioma, y sobre todo, que respete a los venezolanos como sujetos que tienen derecho a decidir su futuro en libertad.
Isaac Nah¨®n Serfaty es profesor de la Universidad de Ottawa (Canad¨¢)
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