La vida desde cero
Los habitantes de Pedernales buscan la forma de salir adelante. Las autoridades temen los saqueos
![Casas derruidas en Pedernales](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/5ZRLB3L2LZSUIM72J5S46O6WIY.jpg?auth=7520d3ee2ca04b5756a222ae3ec4582f69db6acf493447dce8c9dc4bdb19b3be&width=414)
La mayor parte de las viviendas de Pedernales tiene un aviso de demolici¨®n. El 70% de los hogares debe ser derribado y el Cuerpo de Ingenieros del Ej¨¦rcito ya trabaja en esas labores. Desaparecer¨¢n 10.000 de las 14.000 viviendas que existen en el catastro municipal. Despu¨¦s de esto la ciudad pr¨¢cticamente debe empezar de cero. De momento 1.880 personas no tienen un lugar fijo para vivir y est¨¢n en los cinco albergues habilitados para acogerlos.
Pero tambi¨¦n hay albergues improvisados por las personas cerca de las que fueron sus viviendas. Basta con montar un techo de pl¨¢stico o zinc y colocar debajo una cama, una mesa y unas sillas. Las personas que deciden vivir as¨ª, a la intemperie, tienen temor a perder lo poco que les queda y no se quieren marchar. El problema es que para ellos la ayuda llega a cuentagotas porque no hay un registro de esos asentamientos. Algunos se han ubicado a pie de calle para llamar la atenci¨®n de los pocos veh¨ªculos que estos d¨ªas pasan por aqu¨ª. Casi siempre hay un hoguera junto a estos campamentos, que necesitan esa luz para no quedar en la absoluta penumbra. ¡°No se sabe lo que pasar¨¢ despu¨¦s¡±, dice C¨¦sar Sangucho, un trabajador de Movistar que recorre estos sitios llevando una unidad m¨®vil desde la cual la gente puede hacer llamadas gratis y cargar sus celulares, servicio que, por cierto, brindan tambi¨¦n las pocas personas que tienen un generador de luz y que cobran entre 50 centavos y un d¨®lar por dejar cargar durante unos minutos el tel¨¦fono m¨®vil.
Los primeros rescatistas empiezan a abandonar la ciudad
Pensar en el futuro es algo que agobia a la poblaci¨®n en estos d¨ªas en que los primeros rescatistas empiezan a abandonar la ciudad porque pr¨¢cticamente ha terminado la fase de b¨²squeda y rescate de las v¨ªctimas. El hecho de que varias personas hayan empezado a usar una mascarilla para protegerse del polvo y del olor nauseabundo que emana de algunos edificios ha alimentado el temor a una epidemia. Un miedo con pocos fundamentos, a juicio de los expertos. ¡°Es m¨¢s psicol¨®gico¡±, dice Paola L¨®pez, t¨¦cnica nacional de respuesta de la Cruz Roja. ¡°Las epidemias se dan cuando hay presencia de un virus en comunidades debilitadas en su sistema inmunol¨®gico¡±.
Pero el rumor puede m¨¢s y como Pedernales ha vivido un luto colectivo, parece que a partir de ahora las sensaciones de unos son las de todos. Ayer por la ma?ana se produjo un saqueo en la ciudad, cuando un vecino decidi¨® que era hora de entrar al Comercial Torres. Su due?o hab¨ªa sacado todo lo que consideraba de valor y luego se march¨®, y la gente desesperada empez¨® a llegar a la tienda para hacerse con cualquier cosa. El grupo de asaltantes estaba compuesto por mujeres y hombres que temen quedarse sin comida cuando todos los organismos de ayuda se vayan del pueblo. El bot¨ªn apenas fue de unos sacos de sal, harina, arroz, mantecas y aceites. Algunos de los sacos estaban manchados de sangre; en ese lugar murieron cinco personas, entre los dependientes y los clientes.
Las fuerzas del orden no descartan que se produzcan nuevos desmanes. La ciudad es vigilada por 1.129 polic¨ªas y 1.138 militares, pero de cualquier manera queda poco que robar. No hay tiendas de abastecimiento ni locales comerciales. En las casas quedan pocas cosas de valor y en breve ya no habr¨¢ literalmente viviendas que saquear. Si acaso se teme que haya asaltos a los funcionarios del Estado, que est¨¢n instalados en el estadio de la ciudad, con sus equipos de trabajo y generadores de luz, pero un contingente militar se mantiene alerta d¨ªa y noche. Despu¨¦s de todo aqu¨ª pernoctan coroneles y generales de las Fuerzas Armadas, que junto con el ministro de Interior, Jos¨¦ Serrano, han asumido el control de la tragedia en Pedernales.
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