Obama pide una Europa fuerte y unida en tiempos de turbulencias
La falta de avances en el tratado comercial simboliza la brecha entre la UE y EE UU
Pese a las turbulencias que sufre la Uni¨®n Europea, Barack Obama ha aprovechado su viaje al Viejo Continente para expresar su convencimiento de que una Europa fuerte y unida es la mejor receta ante el terrorismo o la crisis de refugiados. Pero las elevadas expectativas que Europa ten¨ªa al inicio de su mandato se han quedado a medias. Asia y Oriente Pr¨®ximo han sido su prioridad. Ahora que Obama se prepara para dejar el cargo, la UE vuelve a ser un motivo de preocupaci¨®n para EE UU.
Un cuadro de Obama, con tintes pop, preside el despacho de la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini. Bajo el rostro del presidente estadounidense se lee Hope (esperanza). Pero las expectativas que deposit¨® Europa en forjar una relaci¨®n m¨¢s estrecha con Washington tras la victoria de Obama han quedado algo frustradas.
El viaje de Obama a Reino Unido y Alemania, uno de los ¨²ltimos al continente antes de abandonar la Casa Blanca en enero, sirve estos d¨ªas para abordar con sus socios estos problemas y para esbozar el balance.
¡°Las altas esperanzas que muchas personas ten¨ªan en Obama en 2008 quiz¨¢ no se hayan cumplido completamente, pero Estados Unidos y Europa siguen trabajando juntas de forma cercana¡±, dice Brian Katulis, del laboratorio de ideas Center for American Progress, cercano al Partido Dem¨®crata de Obama. ¡°Deben afrontar la crisis econ¨®mica, han reforzado la coordinaci¨®n en la OTAN en respuesta a Rusia y ahora trabajan para un posible acuerdo comercial transatl¨¢ntico¡±.
Como s¨ªmbolo de los desencuentros ¡ªentre ambos bloques, pero tambi¨¦n entre los dirigentes y sus ciudadan¨ªas¡ª queda precisamente el ambicioso tratado comercial que se negocia desde 2013 y que muy probablemente no llegue a aprobarse en el mandato del presidente Obama.
¡°Ha habido una serie de controversias, incluido el caso Snowden, que han minado la confianza entre ambos lados del Atl¨¢ntico. Eso hace mucho m¨¢s dif¨ªcil llegar a acuerdos en el TTIP [siglas en ingl¨¦s del tratado comercial] o en protecci¨®n de datos¡±, admite Ian Lesser, director de la oficina de Bruselas del German Marshall Fund of the United States, una organizaci¨®n que promueve las relaciones transatl¨¢nticas.
Europa ejerce un magnetismo sobre este presidente americano reticente a involucrarse en sus asuntos. Nacido en Haw¨¢i y criado en Indonesia, apenas tiene conexiones emocionales con Europa. Le gustar¨ªa que la orilla este del Atl¨¢ntico dejase de darle problemas para dedicarse a otras regiones del planeta. No lo logra.
Cuando lleg¨® a la Casa Blanca quer¨ªa centrar los esfuerzos diplom¨¢ticos y militares de EE UU en Asia. Europa ya no contaba ¡ªo no contaba tanto como antes¡ª y eso era una buena noticia: significaba que hab¨ªa dejado de ser un problema.
No fue as¨ª. Primero, la crisis econ¨®mica demostr¨® que Europa pod¨ªa seguir siendo una fuente de inestabilidad mundial. Despu¨¦s, la confrontaci¨®n con Rusia, iniciada hace dos a?os, cuando Mosc¨² se anexion¨® la pen¨ªnsula ucrania de Crimea, aproxim¨® a los viejos socios. Washington descubri¨® que Europa estaba lejos de haberse deshecho de las amenazas del siglo XX y Bruselas encontr¨® en el Gobierno estadounidense al mejor aliado ante el acoso ruso. Vista la inestabilidad en los aleda?os de Rusia, el Pent¨¢gono decidi¨® cuadriplicar su presupuesto militar para Europa del Este.
A partir de ah¨ª, la pol¨ªtica exterior ha acercado enormemente a los dirigentes europeos y estadounidenses. La firma de la paz nuclear con Ir¨¢n, en julio del a?o pasado, con Kerry como negociador activo y Mogherini como mediadora eficaz, es vista en el departamento de la Alta Representante como el principal ¨¦xito de cooperaci¨®n entre ambos bloques.
La guerra civil en Siria ha provocado recelos entre EE UU y la UE. Europa contempl¨® con pesar c¨®mo Obama rehusaba implicarse m¨¢s en el conflicto. Y los Veintiocho, incapaces de adoptar una postura firme y coherente, no han llenado ese vac¨ªo. Ahora es Rusia la que asume el mayor protagonismo, junto a Estados Unidos, en las conversaciones de paz, aunque la diplomacia europea trata de recuperar el tiempo perdido.
M¨¢s all¨¢ de los gestos conscientes, otros en principio ajenos a la pol¨ªtica contribuyen a emborronar la relaci¨®n entre Washington y Bruselas. El caso Google, en el que las autoridades de competencia europeas persiguen al gigante estadounidense por comportamientos contrarios al libre mercado, es el exponente de una supuesta cruzada europea contra la supremac¨ªa norteamericana en innovaci¨®n tecnol¨®gica. El expediente crea suspicacias al otro lado del Atl¨¢ntico.
Valores europeos
En los ¨²ltimos meses, la llegada de refugiados procedentes de pa¨ªses en guerra, el terrorismo del Estado Isl¨¢mico en capitales europeas, y la posibilidad de que Gran Breta?a abandone el club tras el refer¨¦ndum del 23 de junio han acabado de complicar la agenda transatl¨¢ntica.
La paradoja de Obama es que, aunque en algunos momentos haya aparecido como un presidente desinteresado en Europa, y aunque es un hombre m¨¢s ligado al Pac¨ªfico por su biograf¨ªa, posiblemente EE UU tarde a?os en tener a un presidente m¨¢s europeo en sus valores: desde el multilateralismo en la pol¨ªtica internacional hasta su visi¨®n del capitalismo con rostro humano, o la misma defensa de la permanencia de Reino Unido en la UE, ¡°uno de los grandes logros de la era posterior a la Segunda Guerra Mundial¡±, como la ha definido Charles Kupchan, responsable de asuntos europeos en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.
Katulis, del Center for American Progress, recuerda que en los a?os noventa el presidente Bill Clinton, dem¨®crata como Obama, se ocup¨® de la expansi¨®n europea hacia el Este. ¡°Y aqu¨ª estamos, 20 a?os despu¨¦s: el presidente intenta persuadir a nuestro aliado m¨¢s cercano, Gran Breta?a, para que se quede¡±. De la ampliaci¨®n al repliegue: el europesimismo contagia a EE UU.
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