Asesinado un general tutsi en un ataque con granadas en Burundi
La v¨ªctima, asesor del vicepresidente, fue tiroteado cuando iba a llevar a su hija al colegio
El general burund¨¦s tutsi Athanase Kararuza ha muerto este lunes por el ataque con granadas y cohetes lanzado por un grupo de hombres armados no identificado, seg¨²n han confirmado las autoridades burundesas.?Kararuza y su esposa acompa?aban a su hija a la escuela Saint-Esprit. Las dos han muerto tambi¨¦n durante el ataque. El general era consejero en Seguridad y Defensa del vicepresidente de Burundi. Acababa de regresar hac¨ªa apenas unos meses al pa¨ªs. Despu¨¦s de pasar dos a?os en Rep¨²blica Centroafricana, donde fue el numero dos de la MISCA (Misi¨®n Internacional de Apoyo a Rep¨²blica Centroafricana), a finales de 2015 cambi¨® la crisis centroafricana por la de su propio pa¨ªs, que acumula desde hace un a?o los peores ingredientes para una guerra civil desenfrenada.?
Coincidiendo con el incremento de la tensi¨®n, la fiscal general de la Corte Penal Internacional, Fatou Bensouda, ha anunciado esta ma?ana que abrir¨¢ un ¡°examen preliminar¡± sobre la violencia en Burundi. Bensouda dice que tras haber recibido informes de ¡°asesinatos, encarcelamientos, actos de tortura, violaciones y violencias sexuales¡± ocurridos en Burundi durante el ¨²ltimo a?o, la CPI abrir¨¢ examen.
Los ataque selectivos se han convertido en habituales en Bujumbura, la capital del pa¨ªs, y el propio presidente, Pierre Nkurunziza, apenas pasa por la capital. Rodeado siempre de militares y polic¨ªas, y de un espectacular convoy de una cincuentena de veh¨ªculos, Nkurunziza se ha instalado en la segunda ciudad del pa¨ªs, Gitega.
A un paso de la guerra
Tras un a?o de crisis, con m¨¢s de 400 muertos y 240.000 desplazados, la espiral de violencia va calando en los barrios, y, lejos de apaciguarse, la situaci¨®n va carcomiendo el pa¨ªs. El pasado 11 de diciembre, Bujumbura amaneci¨® con 87 cad¨¢veres en la calles, algunos con las manos atadas y disparos en la espalda, en el peor episodio desde que empez¨® la crisis.
La Uni¨®n Africana (UA) reaccion¨® entonces y anunci¨® el env¨ªo de tropas de paz a Burundi, una misi¨®n de estabilizaci¨®n formada por 5.000 hombres. ¡°?frica no va a permitir otro genocidio sobre su suelo¡±, dijo su Consejo de Paz y Seguridad en una contundente declaraci¨®n, que es tambi¨¦n una preocupante referencia al genocidio de la vecina Ruanda. Preocupado por el peligroso rumbo que est¨¢ tomando Burundi, el comisario de Paz y Seguridad, Smail Chergui, advert¨ªa que ¡°las matanzas deben cesar inmediatamente¡±.
Pero el Gobierno burund¨¦s no autoriz¨® el despliegue de la UA. Los parlamentarios se oponen a la intervenci¨®n porque la consideran m¨¢s bien una ¡°fuerza de invasi¨®n¡±. Ven la intervenci¨®n como una manipulaci¨®n y cuestionan sus intenciones. Es precisamente el uso de la palabra ¡°genocidio¡± la que irrit¨® a la Asamblea Nacional burundesa.
La crisis actual en Burundi estall¨® a finales de abril, cuando el presidente Pierre Nkurunziza anunci¨® que se volver¨ªa a presentar a la reelecci¨®n, no permitida por la Constituci¨®n. La oposici¨®n se lanz¨® a la calle y la feroz represi¨®n no ha cesado desde entonces. Empe?ado en repetir, Nkurunziza mantuvo y celebr¨® las elecciones bajo tensi¨®n en julio a pesar de la inseguridad, de las protestas y del boicot, y ahora vuelve a ocupar la presidencia.
El presidente acalla cualquier rebeli¨®n con militares, polic¨ªa y los llamados imbonerakure, las juventudes del partido convertidas en una especie de milicia armada. La aparici¨®n y pr¨¢cticas de los imbonerakure (que significa ¡°los que ven lejos¡±) activa reminiscencias del genocidio ruand¨¦s, ejecutado en buena parte por los interhamwe, que fueron tambi¨¦n juventudes del partido al poder, convertidas en macabra maquinaria de matar.
La convulsi¨®n actual en Burundi surge de un enfrentamiento pol¨ªtico sin germen ¨¦tnico, pero las fricciones, cada vez m¨¢s desbocadas, se producen en un pa¨ªs donde las heridas hist¨®ricas no han sanado a¨²n. Las oleadas de masacres entre hutus y tutsis, como en su vecina y prima hist¨®rica Ruanda, han marcado las ¨²ltimas d¨¦cadas. El pol¨¦mico presidente Nkurunziza, exl¨ªder de un grupo rebelde hutu, perdi¨® a su padre durante las matanzas ¨¦tnicas de 1972. Las tensiones no han desaparecido, tanto en su territorio como en la mermada regi¨®n de los Grandes Lagos de la que Burundi es pieza y parte.
El pa¨ªs tiene como vecinos a Congo, hacia el oeste, escenario de la guerra m¨¢s mort¨ªfera del planeta, y a Ruanda, por el norte, que monitoriza con autoritarismo la resaca de un genocidio de un mill¨®n de muertos. Ocurri¨® hace solo 21 a?os.
Entre las tres naciones, a trav¨¦s de los lagos que mojan algunas de sus fronteras o de los bosques que dibujan sus l¨ªmites, cruzan armas, municiones, grupos armados y tambi¨¦n minerales que acaban en el mercado mundial. El oro, el esta?o, y sobre todo, el colt¨¢n, transitan por una regi¨®n tan estrat¨¦gica como violentada. El colt¨¢n, uno de los minerales m¨¢s valioso del mundo, es imprescindible para el funcionamiento de tel¨¦fonos m¨®viles, ordenadores y tabletas, y es en este punto incandescente, cuna de las reservas m¨¢s grandes del mundo, que nace su comercio internacional.
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