El estado del golpe

La ofensiva contra la presidenta Rousseff se debate en torno a la cuesti¨®n tan te¨®rica de si asistimos a un intento de golpe de Estado de la derecha o son los pecados de la l¨ªder brasile?a los que justifican el procedimiento legal para mandarla a casa. Se le acusa de "crimen de responsabilidad", consistente en haber maquillado las cuentas para absorber el d¨¦ficit y presentarse a la reelecci¨®n con mejores perspectivas. El ordenamiento jur¨ªdico brasile?o es lo bastante vaporoso como para hacer legal muchas cosas y que eso sea "crimen de responsabilidad" es solo asunto de intereses, as¨ª como que la contabilidad "creativa" dista de ser infrecuente incluso en el Primer Mundo. Y la se?ora Rousseff jura que no se ha metido un "real" en el bolsillo, lo que s¨ª constituir¨ªa un delito de esa ¨ªndole.

?Cu¨¢nto de "golpe" tiene la operaci¨®n? La posici¨®n de la gran empresa brasile?a es la de que la presidenta "es una amenaza para el crecimiento". Y la patronal FIESP (Federaci¨®n de Industrias de Sao Paulo), l¨ªder de la hostilidad a Rousseff, pag¨® a fin de marzo una campa?a masiva de publicidad en la prensa paulista cuyo leit motiv era que el juicio pol¨ªtico de la presidenta, que a d¨ªa de hoy parece seguro, es imprescindible para evitar "la destrucci¨®n del pa¨ªs". Los defensores de Rousseff argumentan, en cambio, que la raz¨®n de fondo del "golpe" es el control del "presal", vastas reservas petrol¨ªferas submarinas, que esa derecha quiere entregar cobrando sus coimas, dicen, al hipercapitalismo mundial. Y para ello habr¨ªa que despejar del poder a la se?ora y su predecesor, aspirante a sucesor, y Deus ex Machina de un Brasil presunta potencia mundial, In¨¤cio Lula da Silva; e igualmente acusa a esos intereses de servirse de hackers en las redes para emponzo?ar el ambiente, mientras el lulismo no deja de clamar "Petrobras es Brasil", la megaempresa petrol¨ªfera de la que se han desviado miles de millones de euros con que se alimentaba toda la trama. Curzio Malaparte (T¨¦cnica del Golpe de Estado) no habr¨ªa imaginado que el putsch se hubiera modernizado hasta el punto de que pudiera pasarse de uniformes.

La pol¨¦mica "golpe s¨ª, golpe no" es b¨¢sicamente est¨¦ril. Lo que hay es un sistema pol¨ªtico fuertemente disfuncional encarnado en un congreso de 513 diputados y 28 partidos, seis m¨¢s que en la ¨²ltima legislatura, donde ninguno ni remotamente se acerca a la mayor¨ªa, y formar Gobierno deja tama?itos los trabajos de Sisifo y su proverbial piedra. En ese potaje pol¨ªtico el presidente Lula, junto a una pol¨ªtica que favoreci¨® a las clases m¨¢s modestas, injert¨® unas ¨ªnfulas de gran potencia que parecen configurar hoy un caso de libro: El Antiguo R¨¦gimen y la Revoluci¨®n (Tocqueville), en el que las expectativas gravemente frustradas por la crisis econ¨®mica han desesperado a medio pa¨ªs y puesto en pie de guerra al otro medio.

Brasil camina hoy hacia el desenlace de una telenovela tropical en el div¨¢n del psiquiatra. Y los Juegos Ol¨ªmpicos de R¨ªo, que deb¨ªan ser su particular consagraci¨®n de la primavera, est¨¢n al caer de agosto.