El imam que pudo cambiar la historia
Una investigaci¨®n implica a colaboradores de Jomeini en la desaparici¨®n de un cl¨¦rigo llamado a modernizar el islam
La misteriosa desaparici¨®n en 1978 del hombre que pudo haber modernizado el mundo chi¨ª y haber escrito una historia distinta en Ir¨¢n, el imam Musa al Sadr (Qom, Ir¨¢n, 1928), cobra una nueva dimensi¨®n. Una investigaci¨®n de Andrew S. Cooper, profesor de la Universidad de Columbia, arroja luz al enigma sobre el hombre que, seg¨²n el historiador, estaba llamado a convertirse en el l¨ªder supremo de Ir¨¢n, lo que habr¨ªa bloqueado el ascenso del ayatol¨¢ Ruhollah Jomeini. Tras un viaje a Libia con dos colaboradores, el imam se desvaneci¨® sin que su cuerpo ni el de los dos hombres que le acompa?aban fueran hallados y sin ninguna pista sobre su destino final, m¨¢s all¨¢ de teor¨ªas nunca confirmadas que apuntaban a la implicaci¨®n del expresidente libio Muamar el Gadafi. Pero pese a la divulgada buena relaci¨®n entre Al Sadr y Jomeini, Cooper sostiene que los cl¨¦rigos que apoyaban al ayatol¨¢ ve¨ªan al imam como un peligro para la revoluci¨®n iran¨ª.
Aunque la volatilizaci¨®n del cl¨¦rigo ocurri¨® hace casi 38 a?os ¡ªfue visto por ¨²ltima vez el 31 de agosto de 1978 en el aeropuerto de Tr¨ªpoli, adonde hab¨ªa viajado invitado por Gadafi¡ª, su recuerdo contin¨²a profundamente arraigado en el imaginario colectivo chi¨ª. Miembro de la familia Al Sadr, un linaje que desciende de Mahoma, los fieles siguen aludiendo a ¨¦l como el imam desaparecido, un t¨¦rmino que sugiere el respeto que le profesan dada la importancia que los chi¨ªes otorgan al imam oculto. Seg¨²n su tradici¨®n, el ¨²ltimo imam, Muhammad al Mahdi, desapareci¨® en el a?o 873 y desde entonces vive escondido y regresar¨¢ alg¨²n d¨ªa al mundo como redentor.
¡°No tengo pruebas de que Jomeini ordenara la muerte de Musa al Sadr, pero estoy convencido de que sus ayudantes m¨¢s cercanos est¨¢n implicados en la decisi¨®n de acabar con ¨¦l¡±, asegura Cooper, experto en las relaciones entre Ir¨¢n y Estados Unidos y autor de The Fall of Heaven: The Pahlavis and the Final Days of Imperial Iran (La ca¨ªda del para¨ªso: Los Pahlevi y los d¨ªas finales del Ir¨¢n imperial), un libro sobre la vida del ¨²ltimo sah construido a partir de los testimonios hasta ahora in¨¦ditos de familiares y ayudantes de Reza Pahlevi y de cl¨¦rigos y autoridades iran¨ªes. La obra, que se publicar¨¢ el pr¨®ximo verano, contiene un cap¨ªtulo dedicado a resolver las inc¨®gnitas sobre la desaparici¨®n de Musa al Sadr.
Tras un viaje a Libia con dos colaboradores, el cl¨¦rigo se esfum¨® sin dejar rastro hace casi 38 a?os
¡°Musa al Sadr odiaba a Jomeini y se opon¨ªa a su fanatismo. En cambio, segu¨ªa las ense?anzas de los cl¨¦rigos chi¨ªes que apoyaban la monarqu¨ªa aunque estuvieran en contra de algunas pol¨ªticas del sah¡±, asegura Cooper, que descarta una mala relaci¨®n entre el imam y Reza Pahlevi, pese a la versi¨®n que sostiene la literatura de la ¨¦poca. ¡°Mantuvieron reuniones secretas, tan secretas que ni siquiera el jefe de seguridad del sah estaba al tanto. Ambos estaban en contra del concepto de Estado religioso de Jomeini¡±, explica el profesor de la Universidad de Columbia. Seg¨²n la investigaci¨®n de Cooper, el intento de impedir que un enviado del sah se reuniera con Al Sadr en Alemania, en una reuni¨®n prevista en 1978, pudo acelerar su ¡°desaparici¨®n¡±. ¡°Creo que los enemigos de Musa al Sadr sab¨ªan que ese encuentro iba a celebrarse o alguien les alert¨® de ello. S¨ª, alguien le entreg¨®¡±, afirma el historiador.
Las im¨¢genes del imam siguen decorando muros en las calles de Irak, Ir¨¢n y especialmente L¨ªbano, donde Al Sadr lleg¨® en 1958 y se convirti¨®, 11 a?os despu¨¦s y hasta su desaparici¨®n, en el l¨ªder del Consejo Supremo Isl¨¢mico Chi¨ª, la m¨¢xima autoridad del pa¨ªs en esta rama del islam. Fundador de Amal, una organizaci¨®n pol¨ªtica moderada chi¨ª, defendi¨® los derechos de esta comunidad en L¨ªbano, lo que le granje¨® una gran popularidad en todo el universo chi¨ª. El movimiento, enfrentado a Hezbol¨¢ ¡ªsolo sus nombres ya reflejan sus diferencias, Amal o Esperanza y Hezbol¨¢ o Partido de Dios¡ª, pudo haber hecho un mayor contrapeso al partido-milicia que dirige Hasan Nasral¨¢ si Musa al Sadr no se hubiera esfumado.
Muestra de su importancia en L¨ªbano, el pa¨ªs ha protagonizado en los ¨²ltimos a?os conflictos diplom¨¢ticos para aclarar el destino del cl¨¦rigo. Como protesta por la supuesta participaci¨®n de Gadafi en el crimen del imam, L¨ªbano cerr¨® su Embajada en Libia en 2003, lanz¨® una orden de captura contra Gadafi en 2008 y arrest¨® el pasado diciembre a Han¨ªbal Gadafi, uno de los hijos del coronel, para interrogarle sobre lo sucedido el 31 de agosto de 1978, pese a que entonces tan solo ten¨ªa tres a?os. El expresidente libio siempre defendi¨® que Al Sadr hab¨ªa viajado a Italia, aunque las autoridades de Roma nunca pudieron confirmar su entrada en el pa¨ªs.
En el complot contra el imam, Gadafi desempe?¨®, seg¨²n Cooper, un papel clave: ¡°El sah era el eje de la estabilidad en la regi¨®n, suministraba petr¨®leo a Israel y defend¨ªa el acceso de Occidente al crudo. Gadafi quer¨ªa colaborar con la revoluci¨®n de Jomeini y derrocar al sah¡±.
Aunque nadie puede confirmar con certeza cu¨¢l habr¨ªa sido el rumbo de la historia si el imam hubiera liderado el mundo chi¨ª, el profesor de Columbia cree que habr¨ªa modernizado, sin lugar a dudas, el islam. Seg¨²n Cooper, ¡°era religioso pero erudito, no ten¨ªa problemas con el hecho de que las mujeres no llevaran velo y fue un amigo maravilloso de cristianos, jud¨ªos y sun¨ªes¡±. Y se lamenta: ¡°La tragedia es que cuando desapareci¨® no solo Ir¨¢n sino el islam chi¨ª tom¨® un camino muy diferente¡±.
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