Los sindicatos argentinos muestran su poder con gran marcha contra Macri
Una in¨¦dita reunificaci¨®n temporal del sindicalismo peronista trata de debilitar al Gobierno
Si hay algo que distingue a Argentina del resto de Latinoam¨¦rica e incluso de Europa, es la enorme fuerza de sus sindicatos. L¨ªderes eternos, pol¨¦micos, con pasados oscuros, que llevan 30 a?os al frente de sus centrales, como Hugo Moyano, jefe de los camioneros. Son tan fuertes que todos los gobiernos se les acercan. Es lo que hizo Mauricio Macri nada m¨¢s llegar al poder. Pero ese idilio inicial de Macri con los sindicalistas se ha roto. Los sindicatos peronistas, hist¨®ricamente divididos (solo de la CGT, el m¨¢s importante, hay tres versiones, CGT Azopardo, CGT Oficial, CGT Azul y Blanca) se han unido temporalmente para hacer una exhibici¨®n de fuerza en una gran manifestaci¨®n contra Macri con miles de trabajadores en la calle.
Protestan por los despidos de empleados p¨²blicos ¨Cel Ejecutivo admite unos 11.000- por la destrucci¨®n de empleo que se est¨¢ empezando a producir en el sector privado ¨Cel Gobierno lo niega- y las subidas de tarifas en transporte, luz, gas, y la inflaci¨®n disparada. Pero sobre todo les mueve un motivo pol¨ªtico: recordarle a Macri lo que ya sab¨ªa: que gobernar Argentina no es nada f¨¢cil y all¨ª est¨¢n ellos como contrapoder. Buenos Aires qued¨® completamente colapsada con sindicalistas llegados de todas las provincias.
Esta batalla de poder entre el Gobierno y los sindicatos peronistas acaba de empezar. No se han animado a hacer una huelga, que podr¨ªa fracasar porque hay mucha divisi¨®n sindical mientras Macri a¨²n conserva un enorme caudal de apoyo popular. Pero los sindicatos y la oposici¨®n han percibido que el humor social empieza a cambiar, y por eso han preparado esta exhibici¨®n de fuerza que m¨¢s que una declaraci¨®n de guerra supone un aviso.
Mientras en el Senado se aprobaba una ley antidespidos, que los prohibir¨ªa durante seis meses ¨Csi se aprueba tambi¨¦n en la C¨¢mara de Diputados Macri se ver¨¢ obligado a vetarla- los sindicatos movilizaban la calle. Todo coordinado. Y pensado tambi¨¦n para hacerse con el control de la oposici¨®n a Macri y no dejarle todo ese espacio a Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner, que estaba empezando a luchar para ser la jefa de la protesta.
"Nunca hubo una luna de miel del sindicalismo con Macri. Hab¨ªa expectativas", aseguraba rodeado de fieles Hugo Yasky, tambi¨¦n eterno l¨ªder de CTA trabajadores. "Ahora le reclamamos que se apruebe la ley antidespidos. Ha aprobado medidas para todos menos para los trabajadores. Espero que se derritan los tapones que el presidente tiene en los o¨ªdos. Macri habl¨® de respetar la independencia de los poderes, si no cumple y veta la ley respaldada por las cinco centrales vamos a redoblar la apuesta", insisti¨®.
El l¨ªder de la otra CTA, Pablo Micheli, enemigo eterno de Yasky, estaba en el mismo lugar con el mismo mensaje: "Esta unidad es para defender a los trabajadores. Hay que juntarse para parar este ajuste tremendo que est¨¢ cayendo con los tarifazos, con los salarios que cada vez alcanzan menos. El presidente dice que la inflaci¨®n va a bajar, pero el dato de la realidad es que la econom¨ªa va de mal en peor. Esto no es un problema de fe. Si Macri veta la ley antidespidos vamos derecho a un paro nacional", amenaz¨®.
Macri tiene detr¨¢s una losa muy importante. Ning¨²n presidente no peronista ha logrado terminar su mandato desde que se recuper¨® la democracia en 1983. El radical Ra¨²l Alfons¨ªn sufri¨® 13 huelgas generales y acab¨® adelantando las elecciones y dando paso al peronista Carlos Menem en 1989. Fernando de la R¨²a tambi¨¦n sufri¨® el acoso de los sindicatos peronistas y acab¨® saliendo en helic¨®ptero de la Casa Rosada en diciembre de 2001. Cuando hay un peronista en el poder apenas hay huelgas. Macri est¨¢ convencido de que ¨¦l es diferente. Y hasta hace poco parec¨ªa intocable. Hace solo un mes recibi¨® a Barack Obama, hab¨ªa logrado la aprobaci¨®n en el Congreso del pacto de los fondos buitre, y el mundo le aplaud¨ªa. Ahora el sindicalismo, una de sus principales inquietudes, trata de debilitarle.
La mayor¨ªa de los analistas asume que ni Macri estaba en el cielo hace un mes ni ahora en el infierno. Si se mira con algo de distancia, la situaci¨®n argentina oscila mucho pero con una l¨ªnea de continuidad: si Macri logra arreglar los problemas econ¨®micos, frenar la inflaci¨®n, atraer inversiones y crear empleo, los sindicatos se rendir¨¢n a su poder. Si los problemas econ¨®micos persisten, agravados por la situaci¨®n de Brasil, los sindicatos le atacar¨¢n cada vez m¨¢s duro. Es la l¨®gica con la que se movi¨® siempre el poder en Argentina, donde nadie sabe cuanto pueden durar los gobiernos.
Todo en la marcha remite a esa larga tradici¨®n de lucha en la calle. Desde el cl¨¢sico olor a chorip¨¢n y los bombos de toda concentraci¨®n peronista, hasta el escenario, muy medido: a un lado, las letras de la CGT, el gran sindicato, con la foto del general Per¨®n. A otro, las letras de la CTA, otro de los grandes ¨Ctambi¨¦n dividido a su vez- y la foto de Evita Per¨®n. 70 a?os despu¨¦s de la primera victoria electoral del peronismo este movimiento, ahora fuera del poder, sigue reivindicando su fuerza. Pero como siempre est¨¢ divivido, y esa es la clave para que Macri haya podido ganar y pueda gobernar. Las dur¨ªsimas guerras internas del peronismo tienen una larga historia de violencia. El l¨ªder de la CGT en 1973, Jos¨¦ Ignacio Rucci, fue asesinado en plena calle por Montoneros. Ahora las divisiones no llegan tan lejos pero persisten, por eso es tan significativo que todos se hayan unido contra Macri.
Mientras los sindicalistas exhib¨ªan su poder y Moyano avisaba a Macri ¨C"los tiempos se terminan", le dijo mostrando su impaciencia- el presidente contestaba desde un acto en Tucum¨¢n, en el norte del pa¨ªs. Primero les mostr¨® respeto: "todo el mundo tiene derecho a expresarse". Pero sobre todo les pidi¨® ayuda. "Tenemos la misma agenda. Todos los d¨ªas trabajamos para bajar la inflaci¨®n y recuperar el empleo", insisti¨®.
Los sindicatos aseguran que se han destruido m¨¢s de 100.000 empleos desde el cambio de Gobierno. El Ejecutivo insiste en que no hay ninguna crisis especial y Argentina est¨¢ m¨¢s o menos como el a?o pasado: sin creaci¨®n de empleo pero sin destrucci¨®n significativa. Una vez m¨¢s la guerra de cifras es total. Pero hay algo que s¨ª es objetivo: esto es un aviso, si Macri pierde de nuevo la votaci¨®n en la C¨¢mara de Diputados y se ve obligado a vetar la ley antidespidos, lo que hoy son protestas pueden empezar a ser huelgas, seg¨²n avanzaba en las calles Pablo Moyano, hijo del l¨ªder de los camioneros y heredero en ese puesto casi vitalicio. Los gobiernos pasan en Argentina, los sindicalistas y sus familias quedan.
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