Un pa¨ªs que no existe en la vida
La manera en que los ni?os descifran su universo muestra que nada es tan profundo como la inocencia
El poeta y maestro colombiano Javier Naranjo ha coordinado un diccionario sorprendente. Pidi¨® a sus alumnos de primaria que definieran palabras sin recurrir a otro sistema que la intuici¨®n. Cada tanto, soltaba un vocablo en el sal¨®n como quien suelta un animal. El resultado fue Casa de las estrellas, milagro del idioma que consegu¨ª en un viaje a Medell¨ªn.
Descubrir poetas de siete a?os produce asombro, pero tambi¨¦n melancol¨ªa. El adulto advierte que no puede leerlos con la espontaneidad con que ellos escriben; para bien y para mal, es reh¨¦n de su experiencia: la singular manera en que los ni?os descifran su universo muestra que nada es tan profundo como la inocencia.
Hijo del tiempo, el lenguaje refleja su circunstancia
El arte procura volver a esa etapa del comienzo en que se piensa y se imagina con descaro. ¡°Tenemos de genios lo que conservamos de ni?os¡±, observ¨® Baudelaire. Quien visita una exposici¨®n en una escuela descubre que ah¨ª estudian Mir¨®, Klee y Matisse. Con el escepticismo concedido por la edad, los padres se preguntan qu¨¦ ser¨¢ de sus hijos en el futuro. ?La realidad los convertir¨¢ en seres de rutina o incluso en diputados?
Ser¨ªa una l¨¢stima que los fil¨®logos de Casa de las estrellas perdieran su afilada manera de ver el mundo. En el plano teol¨®gico, Natalia Bueno, de siete a?os, define Iglesia como ¡°donde uno va a perdonar a Dios¡±, y Sebasti¨¢n Castro, de cuatro, se acerca a Nietzsche: ¡°Dios est¨¢ muerto en el cielo. Es un hombre con una barba y est¨¢ en pelota¡±.
Para Mar¨ªa Jos¨¦ Garc¨ªa, de ocho, un maestro ¡°es una persona que no se cansa de copiar¡±. El talante cr¨ªtico se extiende a una profesi¨®n menos noble, la de mafioso: ¡°Es una persona con mucha plata y no le gusta nada¡±, dice Luis Fernando Ocampo, convencido de que no hay criminal alegre.
El cuestionamiento no se suspende ante lo m¨¢s querido: ¡°Mi mam¨¢ me cuida mucho, me quiere mucho, me da la comida cuando yo no quiero¡±, dice Camilo G¨®mez, de siete.
La epistemolog¨ªa se presenta en la voz Mente: ¡°Cosa que uno piensa a trav¨¦s de uno mismo¡±, dice Juan Camilo Osorio, de ocho a?os. Pero tambi¨¦n en Mapa, que, de acuerdo con Lydia V¨¢squez, sirve ¡°para encontrar cosas situadas¡±.
Hijo del tiempo, el lenguaje refleja su circunstancia. A los 10 a?os Jorge Humberto Henao define Instante al modo de Cr¨®nica de una muerte anunciada: ¡°Es cuando lo van a matar¡±. Inquieta a¨²n m¨¢s la forma en que ?ngela Mar¨ªa Bland¨®n se refiere a Inmortalidad a los nueve a?os: ¡°Es cuando uno tiene un enemigo y lo manda matar¡±.
La voz Dinero provoca tratados de econom¨ªa: ¡°Es el fruto del trabajo pero hay casos especiales¡±, dice Pepino Nates, de 11, y Andr¨¦s Felipe L¨®pez, de siete, remata: ¡°Soy muy pobre por el dinero¡±.
Ciertos misterios deben ser le¨ªdos varias veces. Valentina Nates, de nueve, transmite la ambivalencia de Cari?o: ¡°Amarrar a las personas¡±. Y Juan Camilo Osorio, que ya se hab¨ªa ocupado de Mente, hace una p¨ªcara definici¨®n de Nada: ¡°Es cuando le pregunto a uno que si vio una cosa¡±.
Para Paulina Uribe, de 11, Lenguaje tiene un valor civilizatorio: ¡°Es hablar con una persona sin gritarle¡±.
En este razonado ejercicio no pod¨ªa faltar la palabra Ni?o. Luisa Mar¨ªa Alarc¨®n, de ocho a?os, dice: ¡°Responsable de la tarea¡±. En forma literal, la respuesta alude a las obligaciones escolares, pero tambi¨¦n adquiere peso simb¨®lico: la infancia asume una misi¨®n que tendemos a olvidar. Por si quedaran dudas, a los nueve a?os, Gloria Celia Guzm¨¢n define as¨ª Poeta: ¡°Es un pa¨ªs que no existe en la vida¡±.
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