EE UU presiona en secreto para rebajar las reglas de la UE en el TTIP
La filtraci¨®n de un documento apunta a que Washington quiere influir en la negociaci¨®n y demuestra el gran poder de los 'lobbies' en el acuerdo
Las sospechas se hacen realidad. Estados Unidos presiona lejos de los focos para rebajar sensiblemente los niveles de regulaci¨®n europea en algunos de los asuntos m¨¢s espinosos del tratado comercial con la Uni¨®n Europea (TTIP, por sus siglas en ingl¨¦s), tal y como tem¨ªan los m¨¢s cr¨ªticos con esa oscura negociaci¨®n, de la que hasta ahora solo se conoc¨ªan las pretensiones europeas. Una filtraci¨®n a la que ha tenido acceso EL PA?S revela por primera vez, negro sobre blanco, la posici¨®n de Estados Unidos. Y pone de manifiesto la enorme influencia de los lobbies europeos y norteamericanos sobre los negociadores del acuerdo.
B¨¢sicamente, seg¨²n el documento filtrado, Washington trata de modificar el proceso legislativo en la UE. En algunos de los asuntos m¨¢s pol¨¦micos, relacionados con el medio ambiente y la salud, Estados Unidos persigue reducir los est¨¢ndares de la regulaci¨®n europea. La industria de los cosm¨¦ticos y el uso de pesticidas en la agroindustria son dos de los ejemplos m¨¢s evidentes. Pero la posici¨®n norteamericana es esa, por norma general, en las negociaciones relativas a alimentaci¨®n, agricultura, barreras comerciales y protecci¨®n del medio ambiente y de la salud de los consumidores.
Greenpeace Holanda se ha hecho con un jugoso documento del pasado abril, justo al comienzo de la ¨²ltima ronda de contactos, en Nueva York. El borrador, de 248 p¨¢ginas, aporta informaci¨®n sustancial sobre la posici¨®n europea y sobre todo la norteamericana, que se ha mantenido en secreto hasta hoy por expreso deseo de la Administraci¨®n de Barack Obama. En su reciente visita a Europa, Obama y la canciller Angela Merkel subrayaron la necesidad de acelerar las negociaciones. A la vista de las posiciones de ambas partes, el acuerdo no se cerrar¨¢ este a?o: al creciente rechazo en las opiniones p¨²blicas de varios pa¨ªses ¡ªe incluso entre partidos de Gobierno como los socialistas franceses o los ultras austriacos, rotundos ganadores en las ¨²ltimas elecciones presidenciales¡ª se suman las grandes diferencias que exhiben los dos equipos negociadores. A pesar de que Europa se ha mostrado muy conciliadora en p¨²blico, el texto recoge "discusiones muy dif¨ªciles" en muchos asuntos, como los relacionados con la industria de los cosm¨¦ticos, que en Estados Unidos permite usar animales en las pruebas de laboratorio; Europa rechaza esas pr¨¢cticas. La parte europea ve "muy limitada la posibilidad de fijar una posici¨®n com¨²n" al respecto.
Obama y Merkel se conjuraron para cerrar las negociaciones este a?o: del documento se deduce que eso solo es posible si Europa accede a rebajar notablemente la protecci¨®n al consumidor y sus est¨¢ndares regulatorios. Ni eso parece sencillo, ni el escenario pol¨ªtico es el m¨¢s adecuado, con EE UU ya inmersa en la batalla por la presidencia y con Europa a la expectativa de elecciones clave en sus dos grandes potencias, Francia y Alemania, previstas para el a?o pr¨®ximo. Partidos ultra como el UKIP brit¨¢nico o el Frente Nacional franc¨¦s coinciden con los socialistas franceses o las opiniones p¨²blicas en los pa¨ªses m¨¢s exportadores de Europa, como Holanda y Alemania, en el rechazo al TTIP. En Estados Unidos sucede lo mismo: en contra del acuerdo est¨¢n Bernie Sanders (segundo en la carrera del partido dem¨®crata) y Donald Trump (claro favorito entre los republicanos).
Las dos grandes cr¨ªticas en Europa han sido hasta ahora la falta de transparencia y las sospechas de que el acuerdo puede suponer una rebaja de los est¨¢ndares normativos de la Uni¨®n. Hace dos a?os y medio, justo al inicio de las negociaciones, Europa y EEUU pon¨ªan el ¨¦nfasis en los beneficios econ¨®micos del acuerdo: varios puntos de PIB y decenas de miles de empleos. Esos beneficios son cada vez m¨¢s inciertos, y han obligado a ambas partes a buscar otra narrativa: la posibilidad de que el TTIP permita fijar a las potencias del Atl¨¢ntico los est¨¢ndares normativos al resto del mundo. El documento filtrado deja a las claras la posici¨®n norteamericana al respecto, con algunos detalles sorprendentes: la Comisi¨®n Europea considera que el Gobierno Federal de EEUU es la ¨²nica Administraci¨®n relevante para fijar los est¨¢ndares regulatorios; Washington fija como interlocutores tanto las instituciones europeas ¡ªb¨¢sicamente, la Comisi¨®n Europea¡ª como los Gobiernos nacionales. El texto, adem¨¢s, arroja algo m¨¢s de luz sobre las sospechas de falta de transparencia. Estos son algunos de los aspectos m¨¢s importantes.
1. La influencia de los 'lobbies'. En el documento hay continuas referencias a consultas con las grandes empresas y patronales, hasta el punto de que en asuntos delicados como la agricultura o la industria qu¨ªmica los negociadores llegan a admitir que no pueden tomar una decisi¨®n sin consultar antes con la industria. "Estados Unidos expresa que tiene que consultar su posici¨®n [sobre tarifas de productos qu¨ªmicos] con la industria qu¨ªmica", apunta el documento. Europa va m¨¢s all¨¢: en ocasiones presenta ofertas y contraofertas "basadas en la posici¨®n conjunta de la industria europea y estadounidense" en la negociaci¨®n agr¨ªcola. Las ONG y los sindicatos han denunciado repetidamente que su acceso a los negociadores es mucho m¨¢s limitado. El documento, adem¨¢s, desvela la creaci¨®n de numerosos comit¨¦s, formados por funcionarios, que en materia de regulaci¨®n pueden condicionar el debate posterior, seg¨²n Greenpeace. "El sector empresarial tiene oportunidades para participar en la toma de decisiones para intervenir en las primeras fases del proceso", advierte esta organizaci¨®n ecologista.
2. El objetivo de Estados Unidos. El gran valor del documento filtrado es que por primera vez deja clara la postura de Estados Unidos en aspectos clave del acuerdo. Washington quiere acceso directo a la toma de decisiones en Europa sobre los aspectos regulatorios: en los debates europeos sobre el proceso de estandarizaci¨®n en materia de regulaci¨®n habr¨¢ expertos estadounidenses, "sin garant¨ªa de reciprocidad": no tiene por qu¨¦ haber expertos europeos en los debates que se produzcan en Estados Unidos. Washington insiste una y otra vez en la confidencialidad a la hora de compartir informaci¨®n de las empresas en todo lo relativo a los productos qu¨ªmicos. En general, la UE tiene est¨¢ndares m¨¢s elevados en medio ambiente y protecci¨®n de la salud (aunque la aplicaci¨®n no es siempre tan estricta, como ha demostrado el esc¨¢ndalo Volkswagen): por ejemplo, Europa no permite las importaciones de carne estadounidense tratada con hormonas, por posibles v¨ªnculos con el c¨¢ncer y otras preocupaciones relativas a la salud. La UE tiene tambi¨¦n reglas m¨¢s estrictas en el sector qu¨ªmico, los pesticidas o todo lo relativo a los organismos gen¨¦ticamente modificados (OGM, traducidos en ese texto con un eufemismo que raya la genialidad: Agricultura Tecnol¨®gica Moderna). El departamento de Estado de EEUU ve esas reglas sobre agricultura, pesticidas, productos qu¨ªmicos o carne tratada con hormonas como "barreras al comercio".
3. Medio Ambiente. El documento filtrado revela una rebaja en la protecci¨®n medioambiental por parte de ambas partes. No tiene en cuenta el reciente Acuerdo de Par¨ªs para reducir las emisiones de CO2. Pasa por alto las excepciones que permite la Organizaci¨®n Mundial de Comercio para que un pa¨ªs pueda restringir las relaciones comerciales "para proteger la vida o la salud de seres humanos, animales y plantas", o para "conservar los recursos naturales". Tanto en medio ambiente como en protecci¨®n del consumidor el texto no es concluyente, pero s¨ª hay un sesgo claro en las aportaciones norteamericanas, siempre en la direcci¨®n de que se imponga una especie de competencia a la baja en los est¨¢ndares acordados y de no poner en marcha nuevas regulaciones si no es estrictamente necesario y si no hay un an¨¢lisis previo coste-beneficio. Para Jorgo Riss, director europeo de Greenpeace, "los documentos filtrados confirman lo que ven¨ªamos diciendo desde hace tiempo: el TTIP pone los intereses corporativos en el centro de la toma de decisiones pol¨ªticas, en detrimento del medio ambiente y de la protecci¨®n del consumidor. Sab¨ªamos que la posici¨®n de partida de Europa era mala, sin apenas l¨ªneas rojas. Ahora sabemos que la posici¨®n de EE UU es a¨²n peor y que no respeta esas l¨ªneas".
La Uni¨®n y EE UU dan diferentes tratamientos a los mismos productos. Ocurre as¨ª, por ejemplo, con el?glifosato. La entrada de pesticidas y herbicidas en la Uni¨®n est¨¢ sometida a la aprobaci¨®n de la Comisi¨®n Europea. El 13 de abril, el Parlamento Europeo propuso importantes cortapisas al glifosato, un pol¨¦mico herbicida que pese a las dudas cient¨ªficas es defendido desde hace a?os por la Administraci¨®n de Estados Unidos. La OMS, sin embargo, considera que es posible que sea cancer¨ªgeno. El reciente pronunciamiento de la Euroc¨¢mara aboga por prohibir su empleo fuera de usos "profesionales". Y pide vetar el glifosato cerca de centros educativos y parques infantiles, en parques p¨²blicos y se imponen limitaciones pasa su uso antes de la cosecha. Pero la recomendaci¨®n del Parlamento es solo eso, una recomendaci¨®n. Quien manda es la Comisi¨®n Europea, que tomar¨¢ una decisi¨®n final a mediados de este mes. En uno de los ¨²ltimos borradores de decisi¨®n que maneja la Comisi¨®n, se ignoran los vetos de la Euroc¨¢mara.
4. Resoluci¨®n de conflictos. El acuerdo pretende potenciar el negocio de las empresas europeas al otro lado del Atl¨¢ntico y viceversa. Para solucionar posibles disputas que puedan encontrar las empresas de un bando con las autoridades del otro lado, el pacto fijaba un acuerdo de resoluci¨®n de conflictos con un arbitraje t¨¦cnico para evitar los tribunales. Tras una formidable oposici¨®n p¨²blica al respecto, Bruselas ha propuesto un tribunal formado por jueces. En la versi¨®n filtrada del texto no hay una sola referencia al respecto sobre la posici¨®n estadounidense. La viabilidad de esa propuesta, por tanto, resulta a¨²n m¨¢s dudosa que antes.
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